REFLEXIONES

Esta sección son reflexiones personales que han surgido al hilo de la  escucha y de la Palabra y el esfuezo por hacerla significativa hoy.

Es por ello un trabajo personal que viene precedido de una meditación sobre la palabra evangélica y los ecos en el corazón suscitados por la predicación dominical.

Espero que pueda servir y ayudar a otros; es un pequeño grano de arena en la gran playa de la comunión compartida. J.G.G. Párroco.

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LA FE COMO DON QUE SORPRENDE

La parábola del tesoro escondido subraya la generosidad y la alegría con la que se procede. Es imposible entender la experiencia del encuentro con Jesús, o la vivencia del Reino sin tener cerca de nosotros lo que expresan estas palabras. La vivencia de la fe cuando es auténtica, conlleva siempre alegría y gozo, con grandes dosis de generosidad.

Meditando en estas imágenes, me pregunto: ¿Cómo renovar nuestra vida, cómo dejarnos sorprender? ¿Qué hacer para descubrir las fuentes del Reino en medio de nosotros? Con una actitud positiva y abierta, llegará la sorpresa y la novedad, Jesús saldrá a nuestro encuentro y podremos reconocerle. 


El Reino acontece como un tesoro escondido que en el momento adecuado se manifiesta para entrar en nuestra vida. Jesús vive y está cerca de nosotros.

El estar en camino supone disponibilidad para escuchar, acoger, integrar, crecer en conocimientos y relaciones de personas. En el camino se producen encuentros y descubrimientos de personas y circunstancias. La vida, como a Jesús, nos sale al encuentro.


Es la Pascua, el paso del Señor, el momento de decidir nuestras vidas.


Compañeros de viaje.

El seguimiento de Jesús es un camino junto a otras personas. Compañeros de viaje y de experiencias. Un mismo corazón.

Pero no siempre es así. A la vista de la corrupción y sobre todo de los abusos a menores en la Iglesia una pregunta resalta con fuerza: “¿De dónde sale la cizaña?”. Ello nos aboca a la pregunta por el mal en sí mismo; no a los equívocos o las debilidades, sino el mal inferido, causado a voluntad, el mal organizado, incluso cuando el mal se ha metido en el corazón del bien. ¿De dónde sale el mal? ¿Cómo es posible entre nosotros, “los de dentro”, “escogidos y elegidos”? ¿Cómo es posible que haya cizaña en la tierra buena?

La parábola responde: “Un enemigo lo ha hecho”. El mal viene de fuera, pero está dentro. La semilla del mal arraiga también en el corazón de los “buenos”, por eso el choque es mayor. El mal va siempre acompañado por corrupción y mentira.

La comunión y la misión se ve trucada por esta coexistencia y por la imposibilidad de separar en la historia el trigo de la cizaña. “Dejadlos crecer juntos hasta la siega”. Es difícil discernir con precisión; por eso el “mundo de los puros” se reserva para más allá. Es la expresión de la ambivalencia y la ambigüedad en los comportamientos humanos. En nosotros mismos, cuando miramos nuestro interior y a nuestro alrededor, nos encontramos con extraños compañeros de viaje.

Una llamada a la esperanza. La tierra buena.

La predicación de Jesús va más allá de unas indicaciones éticas, o un simple manual de ritos; nos habla de los “misterios del Reino” y esto se expresa en las parábolas. En la imagen del sembrador el sentido original es manifestar la gran eclosión del Reino; esto no será el razonable siete a uno, sino el generoso treinta, el sesenta o el ciento por uno.

El camino sinodal es un reinicio permanente; todas las mañanas toca salir a sembrar haciendo una apuesta al futuro. Aunque parte se pierda, la tierra buena está esperando la semilla que sale de nuestras manos. Es la imagen del grano de trigo enterrado en el surco y llamado a dar vida. Todos los inviernos lo mismo, a veces todos los días lo mismo, “salió el sembrador a sembrar”; un reinicio constante que mira a lo que vendrá.

La imagen del sembrador es una llamada a la esperanza y al futuro. La firme actitud de mirar hacia adelante y confiar, depositando a veces lo poco que tenemos en el surco de la soledad y el silencio, hacen de nosotros seres confiados y constructores de esperanza. Siempre hay tierra buena dispuesta a acoger la semilla, las buenas intenciones que salen del corazón y la Palabra que manifiesta los misterios del Reino.

Un hombre entre los hombres.

En torno a Lc 2, 39. Sagrada Familia. 31/12/023

La vida en Nazaret. Largos años en el anonimato y el silencio, donde nada ocurre importante. Carpintero de oficio, pero hasta parece que los evangelistas lo van ocultando: carpintero en Mc, hijo del carpintero en Mt, hijo de José en Lc. ¿Qué sentido tiene esto para alguien que ha venido a una misión tan importante?

Es la encarnación, misterio y pauta pastoral. Son los caminos del siervo capaz de mirar con ojos de misericordia: “…se compadecía de ellas porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor”. Mt 9, 36. Hebreos lo dirá también con claridad: igual a nosotros en todo, excepto en el pecado. Heb 4, 15.

El hogar de Nazaret y el silencio en los pueblos de Galilea han sido motivo de inspiración para la espiritualidad. La identificación con las preocupaciones de cada día, el pelear lo cotidiano, la angustia de los hijos, la precariedad del trabajo, una vida austera y básica cuando no pobre. Como la mayoría de personas… y lejos de pretensiones y notoriedad.

Hay en ello un gesto de solidaridad y de identificación. Y más que un gesto, pues fueron muchos años. En Nazaret Jesús fue un hombre entre los hombres, uno más, sin pretensiones ni aspiraciones y en ello estaba la voluntad de Dios y el camino de la santificación. Hogar de Nazaret: pobre, sencillo y pequeño… pero santo.

Guardar las cosas en el corazón.

En torno a Lc 2, 19. Navidad 12/023

Lucas nos lo indica por dos veces referido a María. “Todas estas cosas, meditándolas en su corazón”. Los misterios de la fe salen de las fórmulas y de las frases hechas para entrar en el corazón, en la experiencia de lo sentido y vivido. En la profundización, “estas cosas” adquieren nuevos significados más intensos y ricos.

Lejos de una experiencia estética de la fe y lejos de una fe que busca el espectáculo, la acogida en el interior del corazón, supone un arraigo y en enriquecimiento del que son privados los que nada más viven en la superficie. “Entra en lo secreto” se dirá en otro lugar, como una invitación a la reflexión y a la acogida en el corazón.

En tiempos de secularización, muchos perdieron una fe que nunca tuvieron; como mucho estuvieron en las formas y en la superficie. En el mejor de los casos, se vivió la fe como algo externo y prescindible, una costumbre vinculada a un lugar, a una edad; como si fuera un traje que nos ponemos y nos quitamos.

La reflexión y la meditación, la acogida en el interior, la profundización de lo vivido y sentido, el discernimiento y la pregunta, harán que la semilla entre en la buena tierra de nuestro corazón. María meditaba “estas cosas”, por eso es modelo de creyentes y Madre en la fe.

Bautismo y sinodalidad.

En torno a Mc 1, 7-11 Bautismo del Señor 7/12/023

En tiempos de sinodalidad se quiere recuperar el significado y la importancia del Bautismo, sacramento que a todos nos iguala y nos constituye como hijos de Dios en su Pueblo.

A partir de aquí corresponde estructurar el funcionamiento de la iglesia a partir del bautismo, y no del orden, según se dice, como hasta ahora se ha hecho. Una llamada a construir sobre lo que todos tenemos en común y no sobre lo que a unos pocos les diferencia. Trabajar sobre lo genérico y no sobre lo específico.

Siglos, muchos siglos, de clasismo estamental clerical no se podrán reconfigurar en un breve espacio de tiempo. Lo de la conversión pastoral tendrá algo que ver con esto pues sobre todo afecta a la parte institucional de la iglesia, a la visible que decimos jerárquica.

Poco a poco, y generando signos que abran camino, porque puede haber muchos pasos hacia atrás y volviendo a lo clerical, lo de siempre, que “es lo que mejor funciona”.

No está mal el esfuerzo y la propuesta, siempre que creamos de verdad que se ha derramado el Espíritu Santo sobre el bautizado… aunque luego haya que complementar con Confirmación y Eucaristía.

Se quiere abrir un horizonte más que nuevo, distinto. Un Pueblo de Dios donde prevalezca la igualdad y la llamada a construir y servir en una única misión. Esperemos activos.

Un decreto. Sujeto a condiciones humanas.

En torno a Lc 2, 1. Nacimiento de Jesús. 25/12/2023

“Salió un decreto del emperador Augusto”.

 Además de un dato para los historiadores y las cronologías, un hecho que pasa a definir la vida. Jesús, como uno más, sintió la precariedad de no poder disponer en la vida y de estar sujeto a decisiones de otros. Es una expresión de pobreza que se convierte en signo de solidaridad con la mayoría que no podemos elegir; son otros los que nos ponen las circunstancias de la vida.

Sujeto a la biología, la cultura, el poder, la economía… y a partir de lo imponderable… a desarrollar la existencia, como todos. Pobreza y solidaridad, también para el Mesías y Salvador, el Hijo de Dios, el Ungido; grandes palabras pero una pobre realidad: tuvieron que desplazarse, migrar, “desde la ciudad de Nazaret en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea” Lc 2, 4.

El no poder disponer de lo importante en la vida es la mayor expresión de la pobreza, a veces más que la económica; el ver que nuestra vida la organizan otros y que no tenemos margen, y por ello estamos atados a las circunstancias. Filp. nos dirá que tomó la condición de siervo/esclavo, pasando por uno de tantos.

Una página para la reflexión en tiempos de libertad y emancipación donde nadie queremos que otros nos organicen la vida.

Voz, desierto y palabra.

Vivimos tiempo de voces y mucho ruido. Lo llaman crispación y polarización. Crecen los extremos y flaquea la moderación y el sentido común.

Lo vemos en la sociedad, en nuestras relaciones sociales, en el hablar contenido; también en el discurso eclesial, aunque todos estemos en la misma barca, no todos reman o remamos en la misma dirección. El patrón da órdenes que no son secundadas. Se respiran espíritus distintos, diferentes y con frecuencia contrarios. Hay confusión y desorientación, perspectivas diferentes y esfuerzos desunidos y contradictorios.

En tiempo de voces y ruidos, somos llamados a salir al desierto. Tomemos perspectiva y distancia de lo inmediato, salgamos del fragor de la monotonía mediocre y hagamos silencio; todo ello para entrar dentro de nosotros mismos y para dar nuevas posibilidades; quizá las cosas puedan ser de otra manera.

Desde el desierto, hagamos discernimiento de la situación. Veamos lo pequeño en el conjunto, como un elemento de un gran mosaico en el que encuentra su sentido. En el desierto, alejándonos del ruido y la confusión, de las voces atropelladas. Los profetas nos advierten: “preparad el camino al Señor”. En el desierto, aislemos las voces y demos ocasión a la palabra, que con frecuencia no viene de fuera, sino que brota de dentro y es una manifestación del Espíritu en nuestro espíritu.