Pastoral Vocacional

PASTORAL VOCACIONAL PARROQUIAL

El crecimiento y el desarrollo del deseo personal de llegar a ser sacerdote o religioso/a tiene como marco de referencia en primer lugar a la familia, y en un segundo lugar, a modo más amplio, la comunidad cristiana. Este material quiere ser una guía para la comunidad cristiana, en especial, para la parroquia sobre la promoción vocacional. Es Jesucristo quien nos llama, nosotros respondemos.

I SECCION

“El deber de fomentar las vocaciones pertenece a toda la comunidad de los fieles, que debe procurarlo, ante todo, con una vida totalmente cristiana; ayudan a esto, sobre todo, las familias, que, llenas de espíritu de fe, de caridad y de piedad, son como el primer seminario, y las parroquias de cuya vida fecunda participan los mismos adolescentes” (Vaticano II, Decreto sobre la Formación Sacerdotal Optatam Totius, artículo 2).

LA VOCACION CRISTIANA

A través y por medio del sacramento del bautismo, los cristianos reciben una vocación. Esta vocación primera y fundamental es la seguir a Dios en el mundo. Cuando se utiliza la palabra “vocación”, los católicos no sólo se refieren al llamado bautismal, sino también a otros estados específicos en la vida, por ejemplo, al matrimonio, al sacerdocio y a la vida religiosa. La palabra “profesión” se utiliza para indicar el tipo de trabajo que realiza una persona dentro de un estado de vida particular. Este informe quiere hablar de vocaciones, no de profesiones.

Los padres de familia y aquellos que trabajan con la juventud realmente asumen una responsabilidad muy grande. Su papel consiste en poner delante de éstos jóvenes las opciones posibles en la elección de una vocación de por vida. Por tanto, les ayudan a decidirse por un camino, pero no toman la decisión por los jóvenes. Consciente del llamado común por medio del bautismo a la entrega y al servicio de Dios y del pueblo y al compromiso de ser una influencia positiva en el mundo, cada cristiano debe elegir, con la ayuda de la oración, cómo esto ha de llevarse a cabo de la mejor manera.

En cuanto a la vocación particular, ninguna es mejor que la otra. En la Iglesia hay muchos caminos para llegar a la santidad. Estos caminos han de ser señalados por los que trabajan con la juventud de tal manera que los jóvenes puedan elegir sabiamente y con toda libertad asistidos de la gracia divina.

LA FAMILIA PARROQUIAL

Todos reconocen el papel vital de la familia en el crecimiento espiritual y total de los hijos. Lo que se puede decir de una familia individual también se puede decir de la familia parroquial. Dentro de una atmósfera de acogida, de comprensión, de animación y de esperanza es posible todo tipo de crecimiento. Si se quiere que la juventud responda al amor de Dios, se hace necesario entonces que la familia parroquial aporte un trasfondo adecuado. Es imposible hablar de un programa vocacional en una parroquia sin mencionar aquellas áreas importantes que contribuyen con, y hacen posible, una comunidad cristiana viva. Nos referimos a la celebración gozosa de la liturgia, a un programa catequético dinámico, a una proclamación efectiva de la Palabra de Dios, a una relación cercana entre el sacerdote y el pueblo, y a un sentido misionero dentro de la Iglesia y del mundo.

LOS PADRES DE FAMILIA

Por último, un programa vocacional no sólo debe tocar a la juventud, sino también a los padres de dichos jóvenes. Debe asistirles para obtener una comprensión adecuada de su papel y su responsabilidad con respecto a la formación de los hijos, tanto como personas y como hijos de Dios. Hay que tomar en cuenta las condiciones sociales de nuestro tiempo junto con los muchos problemas que tales condiciones plantean. La decisión de elegir una vocación cristiana particular siempre requiere generosidad y sacrificio. Es difícil para los jóvenes hacer una opción sabia. En la medida que exista un espíritu cristiano auténtico en la parroquia, en la familia y en los hogares, este tipo de decisiones pueden ser posibles, aunque no fáciles.

II SECCION

“En el ámbito de las comunidades diocesanas y parroquiales hay que apreciar y promover aquellos grupos vocacionales, cuyos miembros ofrecen su ayuda de oración y de sufrimiento por las vocaciones sacerdotales y religiosas, así como su apoyo moral y material” (Papa Juan Pablo II, “Os daré pastores” Pastores dabo Vobis, artículo 41).

COMITÉ DE PASOTRAL VOCACIONAL

Aunque es deber de toda la comunidad parroquial el promover un clima adecuado en el cual los jóvenes puedan tomar conciencia del camino particular en que han de vivir su vocación cristiana, ésta responsabilidad recae ante todo sobre un grupo especial en cada parroquia. Es un hecho que en el pasado muchas veces hemos metido la nariz en todo y a no hacemos nada. Por tanto, recomendamos que se elija cuidadosamente a un grupo para que anime la pastoral vocacional dentro de cada parroquia.

Dicho comité de Pastoral Vocacional será útil a la parroquia si se propone metas fijas y un calendario definitivo de actividades. Habrá de manejar y familiarizarse con la literatura vocacional, asistir a los jóvenes de la parroquia para que participen en eventos vocacionales diocesanos, mantener un interés en aquellos miembros de la familia parroquial que estén en el seminario y servir de lazo de unión entre los diversos grupos representados y el coordinador de la Pastoral Vocacional de la parroquia. Más importante aún, el comité habrá de tomarse el tiempo necesario para llegar a una mejor comprensión y apreciación del sacerdocio y de la vida religiosa.

Aunque los detalles de un Programa de Pastoral Vocacional a nivel de parroquia varían dependiendo del tamaño y constitución de la misma, se pueden dictar algunas líneas generales para todas las parroquias. Primeramente, el programa gira en torno a la difusión de información buscando estimular una respuesta en las personas que la reciben. Todo esto tiene que ver con el empleo de materiales informativos, colaborando al mismo tiempo con actividades fuera de la parroquia y manteniendo un contacto directo con jóvenes y adolescentes de ambos sexos. Esta técnica debe verse impregnada al mismo tiempo por el ejemplo gozoso y real de los sacerdotes y los religiosos de la parroquia que deben dar testimonio auténtico a través de la entrega personal de sus vidas. Ya que la mayor influencia vocacional (en el buen sentido de la palabra, no se trata de “presión”) proviene de aquellos que se encuentran en contacto con la juventud (padres de familia, maestros, sacerdotes), se hace entonces muy necesario una vivencia intensa del sacerdocio y la vida religiosa.

ESTRUCTURA DEL COMITE

El comité que debe contar por lo menos con 5 miembros:

  • Moderador: El párroco o el vicario, o en su ausencia, el administrador parroquial.

  • Coordinador: Un laico maduro que pueda ser buen líder. Esta persona estará a cargo de toda la coordinación de los programas dentro de la parroquia, y debe ayudar en la admisión de los restantes miembros del comité como sigue.

  • Miembros: ¿A quién invitar? Algunas sugerencias: Al presidente del concilio parroquial; a un par de padres y madres jóvenes; al director de la escuela; al director/a de educación religiosa; a un diácono permanente; a una religiosa; a jóvenes de estudios superiores o universitarios; a un miembro de los Caballeros de Colón; a un miembro del Club Serra; al director de juventud; a algún representante de varias organizaciones parroquiales. El grupo no debe ser muy numeroso para que sea más efectivo.

RESPONSABILIDADES

  • El Comité de Pastoral Vocacional es un grupo parroquial cuya función es la de promover las vocaciones religiosas (en medio del Pueblo de Dios dentro de la parroquia).

  • Su responsabilidad consiste en llevar a cabo actividades que contribuyan con el desarrollo, la promoción y la difusión de temas vocacionales por medio de audiovisuales, eventos, concursos, charlas y la oración por las vocaciones.

  • No es responsabilidad del comité investigar a posibles candidatos. Esta responsabilidad se reserva al director diocesano o religioso de vocaciones.

REUNIONES

El comité debería de reunirse una vez al mes y programar eventos que sean asignados a cada miembro para que les de seguimiento o a un miembro en especial para que actué como encargado del evento. Habrán de archivarse todos los programas realizados con una evaluación respectiva junto con algunas recomendaciones para beneficio de otros comités de Pastoral Vocacional.

SEGUIMIENTO

Un programa parroquial de Pastoral Vocacional ha de tomar en cuenta a aquellos que ya se encuentran en el seminario o en formación religiosa. El comité parroquial de Pastoral Vocacional debe interesarse personal y activamente en los miembros de la parroquia que se preparan para el sacerdocio y la vida religiosa. Estos jóvenes son testimonio viviente para otros que se sienten inclinados a seguirles.

III SECCION

ACTIVIDADES RECOMENDADAS PARA LA PASTORAL VOCACIONALDENTRO DE LA PARROQUIA

  1. Ofrecer una misa por las vocaciones mensualmente.

  2. Promover la participación de la parroquia en la adoración eucarística.

  3. Mantener una oración viva por las vocaciones a través de estampas, de la oración de los fieles, etc.

  4. Cada grupo de la parroquia debería planear una reunión anual para hablar sobre la necesidad de vocacional de la Iglesia.

  5. Con frecuencia, los temas vocacionales deberían tratarse en las reuniones parroquiales, en reuniones de padres de familia, valiéndose de un diálogo abierto, paneles, charlas vocacionales, etc.

  6. Todos los catequistas y maestros de escuelas católicas podrían organizar una reunión este año para hablar de las vocaciones.

  7. Hacer carteles con motivos vocacionales.

  8. Con regularidad, escribir algo sobre las vocaciones en el boletín parroquial - ayuda a cubrir espacios libres.

  9. Cuando el tiempo lo permita, si hay sacerdotes, hermanos, seminaristas, religiosas en la parroquia, sería buena idea invitarles a actividades parroquiales ya sea que estén cerca de la parroquia o estén de vacaciones.

  10. Animar a familias concretas a orar por las vocaciones.

  11. Valerse del gran mérito del sufrimiento de los enfermos y minusválidos de la parroquia en beneficio de las vocaciones.

  12. Ayudar a la parroquia a prepararse bien para celebrar el Día Mundial de Oración por las Vocaciones que se lleva a cabo el cuarto domingo de Pascua.

  13. Buscar causes para crear una mayor conciencia vocacional en los estudiantes de escuela elemental y superior, ya sea a través de una lección especial u otros medios.

  14. Animar a los estudiantes de estudios superiores a participar en programas de discernimiento vocacional.

  15. Pedir información general a la Oficina de Vocaciones de la diócesis para distribuirla en las escuelas y universidades.

  16. Animar a los miembros del comité parroquial de Pastoral Vocacional a participar en actividades del Club Serra.

  17. Invitar a estudiantes recién graduados de centros de estudios superiores y a universitarios para que participen en retiros de discernimiento vocacional.

  18. En el mes de Octubre, hablar en la homilía sobre el programa parroquial de Pastoral Vocacional y de su calendario. (Tener en cuenta que la semana nacional en favor de las vocaciones comienza el vigésimo octavo (28) domingo del tiempo ordinario).

  19. Organizar a la comunidad para que tener una hora mensual de oración por las vocaciones.

  20. Invitar a personas conocedoras de la temática vocacional a hablar en diversas reuniones.

  21. Invitar a los seminaristas o a postulantes religiosos para que hablen a los estudiantes jóvenes de su propia parroquia.

  22. Poner en el boletín cualquier aviso sobre fines de semana vocacionales organizados por el seminario.

  23. Hacer visitas programadas del seminario, o casas religiosas.

  24. Poner en el boletín parroquial algún artículo sobre sacerdotes o religiosos que sean hijos de la parroquia, o pedirles que ellos mismos escriban algo para el boletín.

  25. Montar una exposición Vocacional que esté animada por varios grupos de religiosos y religiosas, por sacerdotes y seminaristas.

CONCLUSIÓN

El trabajo que realiza el Comité Parroquial de Pastoral Vocacional no es fácil. Va despacio y los resultados no se ven inmediatamente. Ha de llegar a lo más profundo de la vida de la parroquia y de sus feligreses. El ser llamados por Dios en el bautismo es al mismo tiempo una bendición y un misterio. Ayudar a una persona para que viva dicho llamado en libertad, gozo y amor es en verdad una obra espléndida.