LAS VOCES DEL MONASTERIO
LAS VOCES DEL MONASTERIO
Fotografía: Javier Lorente
SINOPSIS
La novela arranca con una muerte súbita en Paris. Nathalie, escritora, es hallada sin vida por su hija, sin señales aparentes de violencia, y con una nota entre las manos de su puño y letra donde puede leerse: “no tengo más remedio que morir”. Ante este hecho, se inicia una investigación policial a cargo del inspector Lecteur que, a lo largo de los capítulos, va citando a las personas más cercanas del entorno de Nathalie. Mientras las entrevistas avanzan, y buscando otras pistas que le ayuden a desentrañar el suceso, el inspector va leyendo el manuscrito de la última novela de Nathalie, que se desarrolla en Cabo de Palos y alrededores de Cartagena.
La protagonista de la novela, Julia, llega a allí después de un accidente en el que casi pierde la vida, para tomarse unos meses de vacaciones y recuperarse, sobre todo emocionalmente, de su grave percance. Enseguida hace amistades y comienza a interesarse por el Monasterio de San Ginés de la Jara y el Monte Miral y sus ermitas, muy cercanos al pueblo. En sus rutas por el monte e incursiones al monasterio empiezan a ocurrirle extraños fenómenos que, en principio, relaciona con el fuerte golpe que sufrió en la cabeza, hasta que poco a poco va descubriendo otra realidad paralela que empieza a obsesionarla y termina alterando su destino.
Las dos historias, la vida de Nathalie y su novela, van tejiendo inesperados lazos hasta que sus argumentos convergen, con el telón de fondo del Monasterio y los eremitorios del Monte Miral. Así, estos enclaves se convierten en el nexo que unirá las dos voces en una única llamada contra el deterioro de un patrimonio y su entorno que hoy en día languidece en la vecindad del Mar Menor.
(...) con dos copiosas fuentes que llenan una grande alberca: de aquí salen regueras guiadas por diversos caminos a todas las partes de él, con que se baña a menudo la óptima tierra y se engendra la inmensa fertilidad de árboles, yedras y flores... Aquí hay calles de naranjos, verdes arrayanes, idumeas palmas, altísimos pinos donceles preñados de su fruto duro, encumbrados cipreses... Ceres trocó en menudo trigo, lentiscos humildes y olorosos sabucos, y entre ellos, diversas flores por los márgenes sembradas, deleitando con su verdura y enamorando con sus olores.
Francisco Cascales, s XVI
Los cosmólogos han propuesto la extraordinaria posibilidad de que nuestro universo sea solo uno entre un número infinito de universos paralelos. Estos universos podrían compararse a una enorme colección de pompas de jabón suspendidas en el aire. Normalmente, el contacto entre estos universos burbuja es imposible, pero analizando las ecuaciones de Einstein. los cosmólogos han demostrado que podría existir una madeja de agujeros de gusano, o tubos, que conectan estos universos paralelos.
Hiperespacio. Michio Kaku
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