Estos mosaicos de época romana pertenecen a una villa de Olivar del Centeno.
En la Península Ibérica, durante los dos primeros siglos de nuestra era, predominaban los mosaicos en blanco y negro. Sin embargo, a partir del siglo II se comenzaron a introducir los colores, lo que permitió una mayor expresividad y realismo en la representación de escenas y motivos. Un ejemplo de ello es nuestro mosaico de la caza, donde los personajes y animales parecen estar en movimiento.
En este mosaico se pueden apreciar tres mujeres con expresión seria, luciendo túnica sujeta al hombro con fíbulas, adornadas con joyas no demasiado ostentosas y un peinado elaborado y elegante. Destaca una de ellas, rodeada por una corona de laurel, que parece tener un estatus especial.