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¿Estás preparado para la nueva realidad laboral?
La transformación digital ya no es un plan, ahora es una necesidad y cambiará el mercado laboral tal y como lo conocemos. Debemos dejar de decir para empezar a hacer.
Como decía Steve Jobs "no tiene sentido contratar grandes profesionales para después decirles lo que tienen que hacer".
Construir un propósito y unos objetivos a alcanzar, y a partir de ahí, dar verdadera autonomía a equipos e individuos:
Dejar de premiar el presentismo.
Empezar a tener confianza en los profesionales que hemos contratado.
Ofrecer herramientas de comunicación y productividad ágiles.
Mejorar su experiencia como empleados.
Ayudarles a alcanzar el máximo de su desempeño para el bien de la empresa.
Con los nuevos modelos de teletrabajo, se logra:
Reducir los desplazamientos.
Aumentar la productividad de los empleados.
Aumentar la felicidad de los empleados.
Disminuir la polución.
Por tanto, enfermaremos menos, trabajaremos mejor y el absentismo caerá.
La popular frase “el tiempo es oro” dejará de ser una frase hecha para convertirse en una realidad
Es posible lograr los objetivos trabajando a distancia. “Hoy en día hay herramientas que nos permiten interactuar con los otros sin necesidad de tocarnos”
Vivimos un momento extraordinario en el que muchas empresas deben afrontar el teletrabajo y no saben cómo. Ahora ya no hay excusas. Las herramientas existen y, además, en la mayoría de casos son gratuitas o tienen un coste mínimo (Teams -Microsoft-, Whereby.com, Zoom.us, Skype, Slack…).
La era post coronavirus nos obliga a dejar de premiar el presentismo y empezar a tener confianza en los profesionales que hemos contratado, ofreciendo herramientas de comunicación y productividad ágiles para mejorar su experiencia como empleados y ayudarles a alcanzar el máximo de su desempeño para el bien de la empresa. Decía Steve Jobs con mucha razón que no tiene sentido contratar grandes profesionales para después decirles lo que tienen que hacer. Construyamos un propósito y unos objetivos a alcanzar, y a partir de ahí, demos verdadera autonomía a equipos e individuos.
La flexibilidad en el ámbito laboral debe ser bidireccionalidad, poniendo a disposición nuestra tecnología. Al menos el móvil personal.
Duele ver que en esta situación que estamos viviendo, empresas que gastan millones de euros en comunicación afirmando que lideran la digitalización, en el momento que se ha exigido trabajar desde casa a sus empleados, se han dado cuenta que no podían al no poder adaptar sus dispositivos particulares a las exigencias, normalmente por recelo de su seguridad. Sin duda curiosos cuando está demostrado que el mayor riesgo de fuga de información es por empleados descontentos con la organización.
Las herramientas existen y al trabajar en la nube se gana flexibilidad, rapidez y sobre accesibilidad.
Las empresas abordarán nuevos modelos de evaluación continua con periodicidades más cortas, inspirados en los modelos ágiles “Objective by Key Results” (OKR) que tanto éxito han reportado a Google, Netflix o Twitter.
Si los empleados conocen sus objetivos y los cumplen, ¿qué más da dónde y cómo trabaja esa persona?
Rachel Bostman, líder del pensamiento global de la economía colaborativa, afirmaba hace años que la confianza en la nueva moneda de la economía. Ya no hay vuelta atrás. Las empresas deben confiar en sus profesionales dándoles libertad en la consecución de los objetivos marcados, al igual que los padres tienen que dar libertad y herramientas a los hijos para que sean ellos quienes busquen el camino.
Si confío en mis empleados, les doy libertad para trabajar desde donde quieran; si responden a sus objetivos, si comparten y alimentan la cultura de la empresa, ¿por qué motivo debe haber un control de horario
El coronavirus nos ha hecho recapacitar sobre nuestras vidas. ¿Para qué trabajo? ¿Para quién? ¿Cuál es la misión de mi trabajo? Los millennials son una generación que, en su mayoría, estarían dispuestos a ganar menos si trabajan para una empresa que comparte sus valores. Son el nuevo talento.
Entramos en una guerra feroz por atraer el mejor talento. Profesionales que quieren vivir experiencias diferenciales como empleados, que quieren ser importantes en su compañía, sentirse valorados y, sobre todo, útiles en la construcción de un proyecto que aporte valor a la sociedad.
De esta forma, la ya conocida cita de Peter Druker, “La cultura se come a la estrategia para desayunar”, se ve reforzada en la era post coronavirus. Y la cultura se construye desde los directivos, referentes internos que deben trabajar de manera acorde a lo que se les pide a sus empleados. Es sencillo, si tu lees, tus hijos leen. Eso es cultura.
En situaciones límite, la solidaridad florece. Es hora de entender que todos debemos remar, colaborar, romper silos entre departamentos y dejar los egos para alcanzar un fin común.
La crisis nos ofrece la oportunidad de hablar de tú a tú a los empleados para que entiendan que son parte de la solución, que somos una familia y que, como tal, es preferible que todos perdamos un poco a que unos pocos lo pierdan todo. Es el momento de humanizar la relación con el activo más importante de las empresas, las personas.
Los Soft Skills o competencias blandas, son aquellas que te hacen un profesional diferente dentro de la organización. Los expertos valoran cinco competencias blandas como las más importantes hoy en día: creatividad, dotes comerciales, colaboración, gestión del tiempo y flexibilidad.
El ser humano es impredecible, a veces terco, pero es un animal social colaborativo y solidario, dos valores que son claves en el desarrollo de las organizaciones futuras. Por eso, ahora más que nunca, tendrá más sentido contratar talento con estas competencias blandas destacadas y no tanto competencias profesionales que quizá choquen con la nueva realidad del trabajo en la era post coronavirus.