Introducción

La Facultad de Ciencias Sociales (FCS) tiene un origen relativamente reciente si la cotejamos con la larga tradición de nuestra Universidad de la República (UdelaR). Sin embargo, pasadas tres décadas desde su fundación, el trabajo colectivo en la FCS nos ha permitido cosechar un amplio conjunto de logros.

En primer lugar, consolidamos y renovamos la oferta de estudios de Grado con cinco Licenciaturas, y actualmente recibimos estudiantes de otros servicios a partir de la oferta de créditos libres. En materia de Posgrados, impartimos ocho maestrías y más de siete diplomas, e incorporamos opciones y niveles de formación que alcanzan a los estudios de Doctorado (cuatro opciones).

Hemos avanzado en el campo de la investigación, estableciendo líneas trabajo y cuerpos docentes de alta dedicación que destinan gran parte de su potencial a ese tipo de actividad, ya sea en términos académicos exclusivamente o académicos- aplicados. Asimismo, se han estabilizado y prestigiado las revistas científicas a cargo de las distintas unidades académicas. A esto se agrega en este rubro, la realización de forma periódica de las jornadas de investigación, con la pluralidad que la FCS ha cultivado desde sus inicios.

En materia de extensión, se ha fortalecido la unidad especializada en esa función, que ha dado impulso y dirección a las líneas trabajo existentes a partir de la generación de pautas, reglamentos, la promoción de Espacios de Formación Integral (EFI), proyectos estudiantiles y creditización curricular, y más recientemente, las jornadas anuales de extensión en el marco de la Facultad. Asimismo, nuestro servicio se ha comprometido en proyectos innovadores, tales como Colibrí, Software libre para la investigación en Ciencias Sociales, educación en contexto de privación de libertad y tutoría entre pares, entre otros.

A partir de esta situación, hoy podemos expresar satisfacción con el lugar que ocupa la FCS en el sistema educativo nacional, y en la sociedad en general. La acumulación institucional alcanzada sólo marca el camino, que para sostenerlo y amplificarlo, requiere de nuestra responsabilidad para dialogar y acordar una agenda de mejoras y de nuevas acciones que nos permitan afrontar con éxito los desafíos que se avizoran en el mediano y largo plazo. La UdelaR, institución de la cual formamos parte, es un espacio de construcción colectivo, ceñida al cogobierno y en consecuencia, la conducción de la FCS no puede ser una excepción, y cada paso institucional tiene que reflejar este estilo de gestión institucional.

A continuación, se repasan algunos de los desafíos que resultan imprescindibles afrontar en los próximos años. En este marco, el documento que se presenta contiene una serie de planteos dirigidos a responder a los retos actuales y se constituye en una propuesta de programa de gestión para el próximo decanato.

Los valores de la UdelaR como orientación para el trabajo colectivo

Previo a detallar los ejes de trabajo que pretendo desarrollar, importa explicitar las principales orientaciones políticas que orientan el conjunto de acciones institucionales que se pretende llevar adelante. En este sentido, se parte de la convicción de que cualquier proceso de transformación requiere de un amplio colectivo involucrado con un proyecto de cambio institucional. Una entidad diversa y heterogénea como nuestra FCS, solo puede avanzar si las iniciativas de cambios y mejoras son impulsadas en conjunto, sin discrecionalidades, y en forma democrática por nuestra comunidad universitaria.

La historia de la UdelaR es la historia de la búsqueda por desarrollar un proyecto integral de Universidad, donde el cogobierno, la gratuidad de la enseñanza al más alto nivel, la excelencia académica, el pluralismo y el compromiso social, se transformaron en valores caros e irrenunciables de los que nos sentimos profundamente orgullosos y sobre los que se debe seguir sustentando la Universidad del futuro.

Estos valores tienen su raíz en la reforma de Córdoba, un movimiento que hoy cumple 100 años y caracteriza la Universidad latinoamericana. En ocasiones, los principios de esta reforma se recuerdan de forma parcial, y por eso es importante tener en cuenta que aquella propuesta de renovación universitaria fue mucho más que los artículos recogidos en la Ley Orgánica que consagran la autonomía y el cogobierno. Se trata de un proyecto integral de Universidad que la UdelaR conserva hasta el presente, y que continúa convocando a las diversas generaciones de universitarios. Pero sin lugar a duda, la autonomía y el cogobierno son componentes fundamentales de este programa.

El cogobierno nos hace sentir parte de lo que hacemos, nos brinda el vigor y compromiso que sólo puede surgir de un intercambio equilibrado entre docentes, egresados y estudiantes. Cogobernar es más que administrar conjuntamente, es deliberar, proyectar e implementar nuestras ideas e inciatiavas cotidianamente.

La autonomía es un valor intrínseco que probablemente por su escasa materialidad sea constantemente tensionada en pos de vulnerarla. Su defensa es un compromiso del demos universitario que debemos sostener como un principio irrenunciable, pero también problematizarla en función de los cambios sociales que se han producido en las últimas décadas.

La reforma de Córdoba fue también el reclamo de gratuidad de la enseñanza universitaria. Por eso en la UdelaR, la educación es trabajo en excelencia, pero no puede ser un negocio. Esta gratuidad nos permite concebir a la educación, el conocimiento y el trabajo que construimos, como un bien público para todas y todos los uruguayos.

Los tiempos actuales exigen la búsqueda de la excelencia, el diálogo con el mundo y el desempeñode las funciones universitarias con los estándares más altos de calidad. Diversos grupos vinculados a la educación consideran que los principios de la Universidad Latinoamericana son contrarios a estos avances, pero en realidad, son orientaciones que aseguran laexcelencia académica en un contexto de pluralismo, de libertad de cátedra y del acceso a cargos universitarios provistos por concursos que deben ser siempre premio al mérito, el esfuerzo y el compromiso académico.

Finalmente, aquel movimiento de Córdoba también plasmó un compromiso político y social que, en oportunidades, e incluso inadvertidamente, olvidamos o retaceamos. Hace cien años, los reformadores ya enfatizaron la necesidad de fortalecer la función social de la Universidad. Este es un reclamo que resuena en nuestra actividad de investigación, enseñanza y extensión, y que siempre debe tener como norte el propender a la comprensión de los problemas de interés social y a su solución, tal como establece la Ley Orgánica de nuestra UdelaR.