26 DE MARZO, 2025
Hay momentos en la vida que nos marcan para siempre, experiencias que no solo nos llenan el corazón, sino que nos transforman. Para mí, uno de esos momentos fue mi viaje a Europa, y más específicamente, mi visita a Ámsterdam.
Desde siempre, he sentido una conexión especial con el arte, pero cuando pisé el Museo Van Gogh y me encontré cara a cara con las obras originales de uno de mis artistas favoritos, todo cambió. Fue como si, de repente, entendiera aún más la pasión, la intensidad y hasta la locura creativa que había detrás de cada pincelada.
El impresionismo siempre me ha fascinado, pero la forma en que Van Gogh lo llevó al siguiente nivel, con tanta creatividad, emoción y sí, un poquito de drama (¡pero es que yo también soy así! jajaja), me hizo admirarlo aún más. Cada trazo, cada mezcla de color parecía contar una historia propia, llena de vida y sentimiento.
Pero nada me preparó para el momento en que me encontré frente a "Almendro en Flor". Mi corazón latía tan fuerte que casi podía escucharlo en la sala. Era como si el cuadro me hablara, como si cada pétalo en tonos suaves me envolviera en una sensación de paz y belleza indescriptible. Casi lloro. Bueno, siendo honesta… sí, se me escaparon unas lagrimillas.
Esa obra representa tantas cosas: el renacer, la esperanza, la delicadeza de la vida… y en ese instante, supe que el arte tenía un poder increíble. Me hizo sentir parte de algo más grande, me hizo reafirmar que esto es lo que amo y lo que quiero seguir haciendo.
Ojalá algún día pueda dejar una huella tan grande como la que dejó V.G. No sé, tal vez tus hijos o sobrinos sean mis fans en el futuro y algún día visiten un museo diciendo: "¡Mira, esta es una Marolly M.S. original!" Jajaja.
Por ahora, seguiré pintando, explorando y compartiendo mi arte con el mundo. Y si tú también amas el arte tanto como yo, sígueme en mis redes.
Por: Marolly Monita
Derechos de autor por: Marolly Monita