Las máquinas simples son aquellos dispositivos que permiten cambiar la intensidad o la dirección de la energía que llega a su punto de entrada bajo la forma de trabajo mecánico, y cuyos componentes son todos son sólidos rígidos.
Las máquinas simples se usan para multiplicar la fuerza o, como se señaló, para cambiar su dirección; la idea es siempre que el trabajo demande menos esfuerzo y que resulte entonces más sencillo, y en ocasiones también más seguro. En suma, las máquinas simples se utilizan para transformar o compensar una fuerza resistente o levantar un peso en condiciones más favorables.
En las denominadas máquinas compuestas, se combinan los beneficios de dos o más maquinas simples.
Las máquinas simples surgieron para resolver los problemas que planteaban las actividades cotidianas en tiempos muy remotos, entre ellas la caza, la pesca o el transporte de objetos pesados. En verdad primero se fueron diseñando ciertos utensilios, que después se fueron perfeccionando y es así como surgieron las primeras máquinas simples. Se podría decir que esas primeras máquinas funcionaron casi como una extensión de las manos humanas: fueron instrumentos de madera para cavar, rocas afiladas para cortar y otros. Pero sin duda, produjeron importantes cambios en la historia del hombre y en su relación con el trabajo.
Las máquinas simples comprenden aquellas que tienen un único punto de apoyo (lo que va variando entre ellas es la ubicación de dicho apoyo) y aprovechan algunos principios físicos básicos como momento de una fuerza, trabajo, potencia, energía y rendimiento mecánico. Se debe tener presente que las máquinas simples no escapan a la ley de la conservación de la energía: la energía no se crea ni se destruye en la máquina simple, solo se transforma.
Fuente: https://www.ejemplos.co/20-ejemplos-de-maquinas-simples/#ixzz60r1ROA9g