Leónidas Lamborghini

7 Sigo, pero antes, Coleridge...

Sigo, pero antes, Coleridge.


Coleridge, poeta inglés (1772-1834), fue abofeteado por la Perfección: el rasgo más saliente de la “personalidad” de cualquier Modelo apreciado como tal. Para Coleridge las llamadas “obras maestras” eran como “pirámides” de las que “ninguna piedra ha de moverse sin que se vengan abajo”. Afirmo que fue abofeteado, yo que también lo he sido, porque sólo así se explica su servil dictamen. Recibió los bofetones y no se atrevió a pasar de allí. La Perfección como una Gorgona, lo intimidó, lo detuvo: lo convirtió en Modelo.