José Emilio Pacheco
La Granada
¿En qué sueña la carne
de la granada
allá adentro
de su corteza equívoca?
Quién sabe.
Desde aquí sólo puede especularse
que piensa:
“Gozo de mi esplendor.
No durarán
esta apretada simetría,
esta húmeda
perfección que me constituye
y me hace granada:
No otra fruta, no un árbol
ni una brizna de hierba.
Tampoco piedra, plomo o alondra.
Seré putrefacción, o bien,
devorada,
voy a volverme carne de tu carne.
Pero en ambos casos
(¿es necesario repetirlo?)
regresaré a la tierra en forma de polvo.
Y desde ese polvo
(tú no)
reconstruiré mi perfección de granada”.