Idea Vilariño
Ahora soy una mano...

Ahora soy una mano,

una mano tendida,

una mano vacía,

abierta, azul y helada.


Para qué las violetas

y para qué la vida.

Para nada.


Ahora soy unos ojos,

unos ojos sin llamas

que se alargan vacíos

en la luz desolada.


Para qué los jazmines

y para qué la vida.

Para nada.


¿Y las claras estrellas

y las hojas caídas

y los libros azules

y las cuerdas del arpa

y los brazos en alto

y las manos transidas

y los gritos del cuerpo

y los gritos del alma?

Ah, no sé, ya no sé.


He quemado mi frente,

he quemado

los candores más íntimos,

la más alta esperanza,

he quemado mis panes

y he quemado mis trigos,

he quemado mi tierra

y he quemado mi agua.


Y ahora qué.

Ah, los ojos,

estos ojos sin nada.

1941