Idea Vilariño

No hay por qué

No hay por qué odiar los tangos

ni el mar

ni las hormigas

no hay por qué abominar de la sonrisa

del sol

de los mandados

de los torpes cuidados de los hombres

no hay por qué estar asqueado de los diarios

de los informativos de la radio

de las concentraciones.

O hay por qué.

Hay.

Si habrá.

Vaya si habrá.

Sí. Pero.

Pero no hay qué.

Supongo.