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TEJIENDO REDES - Cómo trabajar con proyectos de aprendizaje en la clase

Algunas preguntas que me hacen con frecuencia...

1. ¿Cuál es el mejor modo de hacer un país rico en educación?

Un estudio realizado en 2017 por DA Economist Intelligence Unit, intitulado Worldwide Educating for the future index: a benchmark for the skills of tomorrow, investigó la educación en 35 países, teniendo en cuenta los aspectos políticos y económicos, como políticas públicas dirigidas a la educación y la demografía. La investigación atribuyó notas a cada una de las localidades, y se pudo percibir cuáles están más o menos preparadas para atender a los desafíos de la educación contemporánea. El promedio mundial es de 60,4 puntos, y Nueva Zelandia es el país mejor evaluado, con 88,9 puntos, seguido de Canadá, con 86,7 puntos, y Finlandia, con 85,5. Argentina, México y Brasil fueron considerados moderados y alcanzaron 62,8, 61,2 y 55,2, respectivamente. ¿Qué hace que esos países se destaquen es el hecho de contar con:

· estructura curricular dirigida a las habilidades futuras;

· buena formación de profesores;

· orientación de carrera en la escuela;

· gastos significativos con la educación por parte de los gobiernos;

· sistema eficaz de implementación de políticas públicas;

· universidades colaborando con la industria;

· gran diversidad cultural y tolerancia.

2. ¿Cuál es uno de los componentes fundamentales para el éxito de un proyecto de informática educativa?

Además del proyecto estar conectado a la misión de la escuela y respetar el perfil de su público, debe contemplar la inversión en la formación docente, de modo que los nuevos recursos estén conectados de forma efectiva a las actividades pedagógicas, y no se los vea sólo como un accesorio o aparato complementario. Es necesario pensar cómo esos recursos pueden añadir valor al proceso educacional y permitir que el alumno aprenda de una forma como nunca aprendió y que no sería posible sin ese recurso. No basta con usar los recursos tecnológicos para proyectar en una pantalla la ecuación “2 + 2 = 4”. Podés escribirla en la pizarra, con tiza. La cuestión es cómo enseñar matemática de una manera que sólo se hace posible por medio de las nuevas tecnologías, porque estas proporcionan posibilidades de construcción del conocimiento que la pizarra y la tiza no permiten. En síntesis, la formación docente permitirá al profesor apropiarse de los recursos disponibles, planificar buenas clases y evaluar los resultados, a cada momento. Sólo de esa forma, las estrategias de enseñanza se convertirán en oportunidades de aprendizaje significativo para los alumnos.

3. Para los alumnos, ¿cuál es el impacto de convivir con profesores acostumbrados a utilizar las tecnologías digitales en sus prácticas cotidianas?

Los niños y adolescentes que hoy están en la escuela forman parte de una nueva generación que ya nació con las tecnologías digitales a su disposición. Investigaciones de la neurociencia muestran que ellos tienen nuevas estructuras mentales que exigen nuevas estrategias de enseñanza. Todo el tiempo se exponen a nuevas informaciones, en diferentes formatos, se comunican utilizando diversos recursos y producen nuevos conocimientos para compartir con su rede de contacto. Profesores que utilizan las nuevas tecnologías en el día a día del aula de clases, se acercan al universo de los estudiantes, establecen una comunicación más eficaz y logran involucrarnos en actividades importantes para el desarrollo de sus competencias cognitivas básicas, digitales y socioemocionales necesarias al ciudadano del siglo XXI.


4. ¿Las relaciones dentro del aula de clases cambian al promover el acceso universal a las tecnologías digitales?

Si se lleva esos recursos al aula de clases para apoyar los procesos de aprendizaje centrados en los alumnos y que trabajan a partir de sus intereses personales, las relaciones van a cambiar para mejor. El profesor va a desempeñar el rol de mediador del proceso de aprendizaje y estimular la investigación, el pensamiento crítico, la colaboración y producción de nuevos conocimientos. El aprendizaje, incluso, podrá ser para todos, pues los alumnos van a presentar diversas informaciones, que quizá también sean nuevas para los profesores. Pese a esa relación más horizontal, el profesor, con su experiencia, siempre va a ser el líder de ese proceso y va a colaborar para que los alumnos desarrollen todo su potencial.


5. De modo general, ¿hay resistencia a la incorporación de las nuevas tecnologías en el contexto educacional?

Cuando la escuela no tiene la costumbre de parar para reflexionar sobre su práctica pedagógica, analizar el perfil de los estudiantes y evaluar los avances de la sociedad, suele ser más resistente, no debido al hecho de tener que incorporar nuevos recursos en su día a día, sino por creer que el trabajo que está realizando es suficientemente adecuado y efectivo para permitir que sus alumnos concluyan determinada etapa de la enseñanza. Es decir, la cuestión es mucho más grave, pues el trabajo que se hace no permite efectivamente que los alumnos estén preparados para enfrentar los desafíos inherentes al mundo contemporáneo.

6. ¿Cuáles son los pasos para desarrollar las competencias necesarias al profesor del siglo XXI?

La Unesco organizó un material de apoyo intitulado Estándares de Competencias en TIC para Docentes. Ese documento presenta una lista de competencias que se cree que son necesarias a los profesores contemporáneos. Otros núcleos de investigación también han estudiado ese tema, como es el caso del ISTE (EUA), Enlaces (Chile) y Comunidad Europea. De modo general, ellos concluyen que los docentes deben trabajar cada vez más de forma colaborativa y en red, ser autores y productores de nuevos conocimientos, saber realizar la curaduría de contenidos digitales, trabajar con metodologías activas, personalizar el proceso de enseñanza para adecuarse a los diferentes estilos y momentos del aprendizaje, diseminar prácticas de seguridad en internet y de ciudadanía digital. Se trata de un proceso complejo que incluye los diversos perfiles profesionales y de formación docente, además de sus intereses personales. Para empezar, lo ideal es seguir la recomendación de la Unesco, según la cual, en el primer año, se dedica a la alfabetización digital de los profesores, o sea, se les estimula a usar los recursos disponibles; en el segundo año, se repiensa el aspecto pedagógico, con foco en la apropiación de los recursos de forma que realmente añadan valor al proceso de aprendizaje; para, en el tercer año, invertir en la autonomía docente, para que los profesores sean capaces de dar continuidad a su proceso de desarrollo de forma autónoma e identifiquen el potencial de los recursos en un proceso de enseñanza y aprendizaje.

7. Las tecnologías digitales colaboran con la personalización del proceso de enseñanza y aprendizaje?

Sin duda, uno de los mayores valores de la incorporación de las tecnologías digitales en el proceso de enseñanza y aprendizaje es el hecho de ser posible personalizar el proceso educativo, para permitir que se adapte a los diferentes estilos y momentos de aprendizaje. Con la inteligencia artificial y los sistemas en línea cada vez más sofisticados, casi no hay límites para ese proceso, lo que posibilita que los profesores analicen los avances y las dificultades de cada alumno. Sin embargo, para sacar el mejor provecho de esos recursos y de la inversión hay que capacitar los docentes para que conozcan el sistema y consigan alcanzar los mejores resultados presentados a partir de la combinación y lectura de los distintos tipos de datos.


8. ¿Las tecnologías digitales pueden transformar la educación?

Las tecnologías digitales de por sí no tienen la capacidad de transformar la educación, pero pueden ser el motor de un proceso de cambio. Desde el momento en que se las incluye en el contexto escolar, abren espacio para nuevas formas de organizar el proceso pedagógico, administrar la escuela y construir una relación con la comunidad escolar, padres y familiares. Cuando hay estímulo para analizar los impactos de la inclusión de esos recursos en la rutina escolar, el proceso de transformación se convierte en realidad. Pero, si se los incorpora sin una reflexión, con el objetivo de apoyar los procesos instituidos, la tendencia es optimizar lo pésimo, es decir, lo que ya es malo puede convertirse en peor, pues las tecnologías digitales pueden sacar a la luz las debilidades de la institución.


9. Invertir en tecnología todavía es caro para la mayoría de las escuelas. ¿Cómo garantizar que la inversión compensa o, incluso, que habrá retorno de ese valor?

Cualquier inversión que se hace en educación debe ser evaluada con mucho cuidado, pues nunca es pequeño y no siempre es útil. Es común que profesionales que actúan en la educación y tienen autonomía económica para invertir, compren recursos que les parecen interesantes pedagógicamente y ventajosos financieramente. Pero, si no se contempla eso en el planeamiento estratégico, de forma coherente con el proyecto político pedagógico y con una evaluación del cuerpo docente, puede caer en desuso y convertirse en más un recurso obsoleto en la escuela. Eso se aplica tanto para la compra de softwares como de hardwares. Este segundo puede ser una inversión aún más cara si no se conecta a otros hardwares disponibles en la escuela. Por eso, es muy importante atentarse al diseño del proyecto y contar con un plan de inversiones evaluado y aprobado por todos los involucrados en el proceso educacional.


10. ¿Cómo imaginar el profesional del futuro?

El futuro del que hablamos hace poco tiempo, el dicho siglo XXI, en realidad ya llegó y siquiera nos dimos cuenta de eso. Ya entramos en la Era de la Inteligencia Artificial, en la cual herramientas de análisis, big data, clound computing y la robótica son recursos que están cada vez más a la disposición en todas las áreas del conocimiento, cambiando las relaciones humanas y profesionales y proporcionando el acceso a recursos que, hasta poco tiempo, serían imposibles imaginar. Y esa Era apenas empezó, hay mucho por adelante, lo que nos cobra repensar varios aspectos de nuestro día a día, incluso la forma como trabajamos y generamos renta. Se dice que hasta el 2025, existirán muchas profesiones que todavía no existen y que todas las profesiones, de alguna manera, dependerán de la tecnología, lo que nos convierte de meros usuarios a también productores de soluciones tecnológicas para impulsar productos o servicios con los cuales estamos involucrados y que contribuyen para nuestra generación de renta.

11. ¿Cómo imaginar la escuela del futuro?

Para soportar los desafíos de la nueva Era, hay que formar un nuevo ciudadano, con un perfil social y profesional muy distinto de lo que conocemos hasta hoy. Mucho más que conocimiento técnico, las personas necesitarán actitud, proactividad, resiliencia, pensar de nuevas maneras, es decir, ser creativas, innovadoras y tener inteligencia emocional para supervivir en cualquier contexto. Si esa es la realidad, necesitamos una nueva escuela que colabore para que los alumnos desarrollen todas esas competencias y estén preparados para un mundo en plena transformación. Cada vez más, las tecnologías digitales deberán estar a la disposición para los alumnos, los espacios escolares deberán ser repensados para apoyar estrategias de enseñanza que tienen como foco el aprendizaje personalizado, basado en problemas del mundo real, con tiempo determinado para la ejecución de las tareas y que posibiliten el protagonismo de los jóvenes, la experimentación, la colaboración y la producción de nuevos conocimientos en beneficio de un bien común. Investigación, autonomía, colaboración, empatía, autoría y metacognición deben ser conceptos clave, que, apoyados por las tecnologías digitales y metodologías activas, definirán la concepción de una Nueva Educación.

12. ¿Cuáles son las mayores dificultades encontradas por los profesores al empezar a utilizar recursos tecnológicos en procesos de enseñanza y aprendizaje?

En la mayoría de las instituciones, las reclamaciones son en torna a la precariedad de la infraestructura, cantidad de recursos insuficiente para trabajar con los alumnos o, incluso, falta de tiempo para conocer los recursos disponibles y planear buenas prácticas. Los tres puntos, sin duda, son relevantes e impactan el proceso de implementación de proyectos relacionados con el uso de las tecnologías digitales en la educación. Se puede reducir y hasta extinguir los problemas cuando se prevé esos puntos en el proyecto. Básicamente, un proyecto de tecnología educacional debe contemplar el diagnóstico inicial, plan de inversiones en recursos tecnológicos y capacitación docente y evaluación de retorno de la inversión. Cuando se piensa y se implementa todos esos puntos, difícilmente un profesor no querrá involucrarse en el proceso, excepto si no está comprometido con la promoción de una educación de calidad.

13. ¿Pueden los móviles, tabletas y otros recursos móviles ser incorporados a la rutina de aula de clases? ¿Cuáles son los beneficios y riesgos en un proceso como ese?

No sólo pueden como deben ser incorporados. Son recursos que ya forman parte de la rutina de los estudiantes y les permite tener acceso a la información, comunicarse unos con los otros y divertirse. Sin embargo, para que su uso sea eficaz es importante tener un buen planeamiento, con objetivos claros y compartidos con los alumnos, que presenten desafíos, con tiempo determinado para la ejecución de las tareas y un proceso de evaluación bien estructurado. Un plan de trabajo con ese formato y que sea instigador estimulará a que los alumnos se involucren con la propuesta y no tengan tiempo para hacer otras cosas. Por otro lado, si eso no ocurre, es posible que se optimice lo pésimo, que lo que era malo se convierta en peor, pues las tecnologías que eles tendrán en las manos les robará la atención.

14. ¿Cuál es el principal desafío a ser superado por las instituciones de enseñanza en los próximos años relacionado a la adopción de tecnologías en el proceso educativo?

Además de definir adecuadamente las inversiones en tecnología y tener todos sus profesores comprometidos en usar cada vez más esos recursos en el día a día, el gran desafío es lograr convertir todo eso en procesos de aprendizaje que realmente tengan sentido para los alumnos y colaboren para que ellos desarrollen las competencias necesarias para ser ciudadanos críticos y participativos en la sociedad del siglo XXI. Mucho más que una cuestión de tecnología, el desafío está en redefinir las prácticas pedagógicas y los procesos de evaluación. Si no se tiene en cuenta todos esos aspectos, se puede perder las inversiones, pues los alumnos no se sentirán motivados a involucrar se forma efectiva con los procesos de aprendizaje propuestos.

15. Sabemos que en un futuro próximo las tecnologías digitales van a estar presentes en la mayoría de las profesiones. ¿Cómo preparar bien a los alumnos para que saquen el mejor provecho de esos recursos?

Las tecnologías digitales han evolucionado de una forma extraordinaria y traen cada vez más posibilidades para resolver problemas del mundo real, sea por medio de las oportunidades de interacción, colaboración, comunicación, sea por el acceso a la información. De la forma como está evolucionando, se puede percibir que será cada vez más simple utilizarla, lo que permitirá que seamos no sólo consumidores de informaciones, sino también productores de nuevos conocimientos, incluso por medio de la programación. Si eso ya es un hecho, la escuela tiene que incluir en las estrategias de enseñanza actividades que colaboren para el desarrollo de las competencias digitales. Se puede explorar esa demanda de forma transversal y a lo largo de toda la educación básica, considerando como eje orientador tres frentes de trabajo, como sugiere el currículum inglés: ciencias de la computación, tecnología de la información y alfabetización digital. Con relación a las ciencias de la computación, se debe explorar el pensamiento computacional, la programación y la robótica, de forma que los alumnos se acerquen a esos nuevos lenguajes y sus códigos, puesto que cada día más será posible a cualquier persona programar y construir soluciones para sus desafíos personales y profesionales. Con relación a la tecnología de la información, la inversión debe ser en la formación de los alumnos para realizar buenas investigaciones y aprender a utilizar las herramientas de interacción y colaboración, para que puedan establecer conexión con otras personas en su país o en cualquier lugar del mundo. Y, con relación a la alfabetización digital, el foco debe ser la apropiación de los recursos básicos de los softwares de productividad, el respeto a la cultura digital, la seguridad en la Internet y el cyberbullying. O sea, es un currículum extenso y que sólo con muchas oportunidades de inclusión en el día a día del proceso educacional permitirá que los alumnos se tornen verdaderos ciudadanos globales, con competencias para sacar el mejor provecho de todo que las nuevas tecnologías les pueden proporcionar.