Sus hijos experimentarán una amplia gama de sentimientos y emociones durante y después del divorcio o separación. Algunos de estos sentimientos serán intensos y otros sutiles. Esta sección describe los tipos de sentimientos que sus hijos podrán experimentar, cómo identificar dichos sentimientos, cómo crear un entorno en que se puedan expresar las emociones, cómo resolver problemas y qué puede hacer si la conducta de su hijo cambia o su hijo se pone rebelde.
Tristeza
Ira
Temor
Preocupación
Vergüenza
Culpa
Confusión
Shock
Confusión
Culpa
Ira
Ansiedad
Alivio
Tristeza
Vergüenza
Esperanza
Hay causas comunes de ira que usted puede ayudar a prevenir. Sus hijos se inquietarán mucho si lo ven discutir con el otro padre. Es esencial para el bienestar de sus hijos que no discuta con su ex pareja delante de los hijos. Idealmente, si usted y su ex pareja no tienen más remedio que discutir sobre algo, se deberían poner de acuerdo en hacerlo en privado, cuando no haya posibilidad de que sus hijos lo escuchen. De no ser posible, quizás deba tomar recaudos para reducir al mínimo el contacto con el otro padre cuando los niños están presentes.
Los niños también se perturban si ven llorar a uno de los padres. Necesitan saber que usted controla y está lidiando con la situación. Si llora, sus hijos pueden sentir que tienen que cuidarlo y hacerlo sentir mejor. No deberían tener que sufrir este estrés y responsabilidad adicionales. Esto no quiere decir que no debería llorar, pero trate de hacerlo en privado, cuando los niños no lo vean.
La mayoría de los niños extrañarán al padre que no está con ellos. Tienen que tener la libertad para comunicarse con el otro padre fácilmente y con su aprobación. El intercambio de fotos y videos también puede ser útil.
A veces los niños se pueden sentir distintos que sus amigos y otros familiares. Necesitan que les aseguren que hay muchos tipos de familias distintas. Comuníqueles que siguen siendo una familia, y que siempre lo serán. Como el divorcio y la separación son tan comunes, es probable que pueda mencionar a otros niños que ellos conocen cuyos padres ya no viven juntos. Tal vez les pueda sugerir que hablen con algunos de estos niños que han pasado por el mismo proceso.
Es muy común que los niños tengan esperanza de que sus padres se vuelvan a juntar. En realidad, esto rara vez ocurre. Necesita ser muy claro con sus hijos de que la decisión de separarse o divorciarse ha sido tomada y que no se volverán a juntar. Las esperanzas falsas podrían prolongar su periodo de adaptación. Algunos niños y adolescentes también creen que si se portan muy bien y asumen responsabilidades adicionales, sus padres se van a reconciliar. Es importante que sus hijos comprendan que, de la misma manera que no son culpables por el divorcio, tampoco podrán hacer nada para cambiar la situación.
Los niños necesitan amar y admirar a sus dos padres, y no quieren elegir entre uno y otro. Si bien usted probablemente no les pedirá a sus hijos en forma directa que tomen partido, quizás ellos se sientan presionados a hacerlo. Echarle la culpa o criticar al otro padre causará daños a sus hijos. Ellos necesitan que les digan con frecuencia que ambos padres seguirán amándolos y que ellos podrán amarlos a su vez.
La mayoría de nosotros lidiamos con nuestros sentimientos por prueba y error, sin guía paterna. Algunas personas lidian con sentimientos poco placenteros, como la ira y la ansiedad, ignorándolos. No obstante, los sentimientos no desaparecen; en vez, se manifiestan de maneras distintas, como una enfermedad o las adicciones. Otros responden agrediendo a otros, ya sea física o verbalmente.
Sus hijos posiblemente expresen sus sentimientos durante la separación/divorcio y el periodo de transición demostrando rebeldía o volviendo a comportamientos más infantiles. Tal vez necesiten su ayuda para aprender a expresar sus sentimientos de manera de no dañarse a sí mismos o a los demás.
Cuando sus hijos pueden identificar un sentimiento, ocurren varias cosas buenas:
Para ayudar a sus hijos a identificar sus sentimientos, comience por observarlos. Su lenguaje corporal y su comportamiento le darán frecuentemente una pista de sus emociones. Después puede decir cosas como: “Parece que te sientes triste / frustrado / decepcionado / enojado / temeroso”. Es importante decir esto de manera calma y sin juicio. El objetivo es ayudar a los niños a identificar sus sentimientos y a aprender a expresarlos de manera de no causarse daño a ellos o a los demás. De paso, los sentimientos placenteros, como felicidad y alegría, también merecen su atención. En momentos de estrés, uno puede olvidarse muy fácilmente de cualquier sentimiento momentáneo de paz y satisfacción.
Los sentimientos son una señal sobre nuestro entorno, y nos induce a tomar acción. Imagínese los problemas en que nos meteríamos si nunca sintiéramos miedo. Es importante que sus hijos aprendan que los sentimientos nunca son malos. Las acciones, sin embargo, pueden causar, y muchas veces causan, resultados malos. Los niños – y los adultos también – necesitan un entorno en el que puedan expresar sus sentimientos sin peligro.
Cuando los niños comienzan a expresar sus sentimientos con palabras, están asumiendo un riesgo. Si usted responde validando sus sentimientos, es mucho más probable que traten de repetir esta conducta saludable. Si sus respuestas son negativas, quizás no quieran correr más el riesgo de hablar. Es sorprendente la cantidad de declaraciones invalidantes que hacemos sin siquiera pensar.
A veces puede ser muy difícil conservar la calma y brindar apoyo. Por ejemplo, su hijo un día podría decirle: “¡Te odio!” Este es un ejemplo clásico de expresar los sentimientos de una manera que causa daño a alguien. Por el lado positivo, puede ser un buen momento para aprender algo. Primero, ayude a su hijo a identificar que está sintiendo ira. Confirme que éste es un sentimiento normal cuando los padres se están separando o divorciando. Cuando las cosas se hayan calmado, no se olvide de decirle a su hijo que se sintió dolido cuando le dijo “te odio". No fue la ira lo que le dolió: fue la manera de expresarla.
Cuando sus hijos se encuentran en un entorno propicio a los sentimientos, las puertas para hablar sobre problemas e inquietudes de manera saludable están siempre abiertas. A veces esto lleva a la resolución de problemas. A veces la situación subyacente no se puede cambiar, y simplemente debemos reconocer y resolver los sentimientos. De todas maneras, su respaldo y aprobación serán apreciados.
Cuando se expresan los sentimientos, se abren las puertas a nueva información. Es señal de que hay un problema que necesita atención y acción. A veces la situación no se puede cambiar. Por ejemplo, aunque su hijo querría revertir el divorcio o la separación, ello no ocurrirá. Frecuentemente, sin embargo, se puede trabajar sobre un aspecto del problema para mejorarlo. En el peor de los casos, la conversación con su hijo puede llevar a una mejor comprensión de la situación, y su hijo sentirá que usted lo está respaldando.
Puede ayudar a que su hijo pueda comprender sus sentimientos sobre una situación escuchándolo y haciendo preguntas. Trate de pasar de lo general a lo particular. Por ejemplo, si su hijo expresa temor por la mudanza que se avecina, puede preguntar: "¿Qué es lo que te preocupa sobre la mudanza?"
Al principio, quizás no se dé cuenta de las causas de su preocupación. Su pregunta será una invitación a su hijo a que piense. Sea paciente, y no exponga sus propias teorías antes de tiempo. Cuando su hijo haya tenido tiempo de pensar y no haya podido identificar el problema, usted podría ofrecer algunas sugerencias. Por ejemplo: “¿Podría ser que extrañarás tener tu propio cuarto?”
Cuando usted descubra un problema específico, quizás sienta que debe enfocarse en resolverlo inmediatamente. Pero por medio de preguntas y conversaciones, usted y su hijo tal vez se den cuenta de que la preocupación principal es tener un lugar propio para guardar ciertos artículos personales especiales. Usted y su hijo pueden tratar de intercambiar ideas para resolver el problema. Este intercambio de ideas debe ser libre; no hay idea demasiado tonta. Deje que su hijo proponga la mayor cantidad de ideas. Ello le ayudará a resolver sus problemas en forma independiente. Entre los dos podrán encontrar una solución que sea práctica.
No todos los niños querrán hablar sobre sus sentimientos. En vez de presionar a su hijo para conversar, podría identificar el sentimiento que lo está aquejando y demostrarle su amor con un abrazo.
Durante el proceso de identificar, validar, conversar y resolver problemas, es probable que cometa errores. Si su intención general es ayudar a sus hijos a comprender sus sentimientos y expresarlos en forma positiva, su actitud optimista neutralizará los pequeños errores que cometa en el proceso. Y probablemente ya se habrá dado cuenta que puede practicar las mismas técnicas consigo mismo o con un amigo para lidiar con sus propias respuestas emocionales al divorcio.
No es malo tener sentimientos intensos. No obstante, la manera en que una persona los expresa puede producir resultados buenos o malos. Durante una separación o divorcio, los niños y adolescentes pueden retroceder a conductas anteriores y realizar actos de rebeldía. Sus hijos adolescentes tienen que saber que estos actos de rebeldía pueden cubrir los sentimientos en forma temporal, pero siempre vuelven a aparecer. Estas conductas simplemente empeoran los problemas que ya tienen.
Hay muchas maneras saludables para lidiar con los sentimientos. Los niños pueden hablar sobre sus sentimientos en cualquier momento con sus padres, amigos, hermanos y/o parientes. También puede ser útil que hablen con una persona imparcial, como un terapeuta. Algunas personas se sienten mejor cuando escriben sobre sus sentimientos y experiencias en un diario. El ejercicio físico y las actividades creativas también pueden ser útiles. Otra buena manera de expresar los sentimientos es llorar. No hay nada malo con llorar. Tampoco hay nada malo con no llorar.
No use comidas y otros bocados para tratar de aliviar los sentimientos de sus hijos. Esto no solo no da resultados en el largo plazo, sino que puede crear patrones no saludables para responder a los sentimientos. No trate de comprar la lealtad de sus hijos debido a su propia inseguridad.
No tenga miedo de buscar ayuda profesional, particularmente si usted o uno de sus hijos se siente deprimido, se descontrola o está extremadamente ansioso. Otros signos de que hay que buscar ayuda son las dificultades para manejar la ira y cualquier sospecha de suicidio.
Los niños, adolescentes y adultos deberían buscar ayuda si tienen emociones intensas por mucho tiempo, y éstas están interfiriendo con sus actividades normales. Los adolescentes que se sienten deprimidos, tienen problemas para manejar la ira, ansiedad extrema, ganas de hacerse daño a sí mismos o escaparse, o simplemente tienen la sensación de falta de control, pueden y deberían conseguir ayuda.
Una tarea difícil para muchos padres que pasan por la separación o el divorcio es mantener sus sentimientos acerca de su ex pareja separados de las necesidades (y los derechos) de los hijos a que ambos padres los amen y apoyen. Si usted está luchando con estas emociones, concéntrese en sus responsabilidades paternas y después trate de:
Use estas estrategias para dejar de concentrarse en sus propios sentimientos sobre el fin de su relación y dedicarse al bienestar de sus hijos. Este ajuste toma tiempo y tendrá que hacer un esfuerzo de concentración. Persevere, y descubrirá que en algún momento comenzará a tomar decisiones de acuerdo al mejor interés de los hijos y no a su reacción emocional frente a una situación.