el retablo mayor.

El retablo mayor pudiera ser el concertado, en septiembre de 1537 entre el escultor, entallador e imaginario Ortega de Córdoba y el pintor Cristobal Fernández para hacer un retablo “del altar de veynte pies de bara y qynce pies de bara de ancho que el quadrado, sin el buelo de las molduras…” Se ignora el lugar para el cual se realizó el retablo. 

Era un retablo de grandes dimensiones, de gran calidad y perfectamente adaptado al ábside rectangular de la nave central. La arquitectura del retablo era típicamente burgalesa, formada por un banco y sotabanco, tres cuerpos y remate, con tres calles y dos entrecalles. El sotobanco o pradela estaba ornamentedo con diversos grutescos y sirvía de altar. En el banco aparecían cuatro cuadros de florones, dos a cada lado y dos cabujones de madera decorados.

En el primer cuerpo, con el tabernáculo en el centro, con frontis neoclásico apoyado en cuatro columnas corintias, había dos esculturas de bulto redondo de san Pedro y san Pablo; a los lados de éstas y separadas por pilastras había dos hornacinas en venera con relieves de la Piedad y la Presentación y a los extremos, separadas por pilastras, otros dos encacasamentos con roleos vegetales. El primer y segundo cuerpo estaba separado por un friso con diez cabezas de ángel.

El segundo cuerpo estaba formado por siete  encacasamentos; el central, ocupado por una estatua sedente de bulto redondo de san Saturnino obispo, en hornacina de venera, y como titular del templo. A sus lados, separadas por semicolumnas ascendentes y bajo dosel las imágenes de san Juan Bautista y san Lorenzo. A continuación e igualmente separados por semicolumnas ascendentes, relieves bajo venera de san Saturnino predicando a los paganos y martirio de san Saturnino y en los extremos dos roleos vegetales representando unas granadas. El segundo y tercer cuerpo estaban separados por un friso ornamentado con roleos.

El tercer cuerpo constaba de cinco encacasamentos; el central, con un altorelieve de la Asunción de la Virgen sobre pedestal, escoltada por cuatro angelotes y coronada con semiarco hexagonal.

A sus lados, separadas por semicolumnas ascendentes, dos esculturas de san Sebastián y santa Lucía o santa Bárbara. Seguido de éstas y separados por semicolumnas ascendentes, dos relieves bajo venera de la Anunciación y el Nacimiento. En los extremos decoración vegetal con cabujones de madera. El tercer cuerpo y el remate estaban separados por un friso estriado.

El remate o ático estaba compuesto por un pórtico triangular con relieve de Dios Padre con cuatro caras de ángeles alados, roleos vegetales y dos semicírculos conteniendo sendos relieves de caras de ángeles alados más grandes y rematado con el Calvario, con estatuas de busto redondo de la Virgen, san Juan y Cristo Crucificado.

Además del retablo central había otros retablos menores como el del Santo Cristo y de las Ánimas que estaba situado en la nave norte, relalizado por Diego de Suano en 1701 con madera de nogal traída de Santa Olalla de Bureba; éste retablo, se trasladó a la ermita y preside hoy la iglesia parroquial, presidido por una bellísima imagen gótica de comienzos del siglo XV.  

El retablo de la Soledad y de Nuestra Señora la Antigua, que estaba en la nave sur, obra de Diego de Suano en 1695 y Domingo Mansilla como dorador del mismo. El retablo de San Antonio de Padua realizado por Claudio López de Yanguas, vecino de la ciudad de Burgos, maestro dorador y estofador, en 1766. 

El retablo de Nuestra Señora del Carmen fue realizado por Zacarías de Arce en 1778, además de componer la imagen de la Virgen del Carmen.