Actualmente en Colombia, la zona rural representa la mayor parte de las cifras de analfabetismo; lo que nos quiere decir que la educación en esta zona está siendo afectada por distintos factores que impiden se lleve a cabo el proceso educativo de manera pertinente. Se han consolidado grandes brechas en términos de indicadores de calidad de vida en lo social (acceso a educación, agua potable, protección social, salud, vivienda, seguridad, recreación y cultura) e igualmente en el campo económico (acceso a tierras, infraestructura vial, crédito, adecuación de tierras mediante el riego, ciencia y tecnología para la innovación productiva). Estas brechas señalan que los pobladores rurales han accedido en menor medida a los bienes públicos, tanto sociales como productivos, que puede proporcionar el Estado; el resultado es una situación de exclusión cuya manifestación es el índice de pobreza multidimensional, que es de 45,9% en zona rural y 18,5% en cabeceras municipales, lo que evidencia una brecha de 2,5 (DNP, 2015, p. 207). La carencia de calidad, interfiere abruptamente en el desarrollo educativo de las poblaciones rurales; afectando en mayor medida a los niños que se ven violentados en su derecho a la educación.