Entrevista

Entrevista para Online Radio Margaristre entre JG Millán y José Tadeo Jiménez 13/01/22

—Cuéntanos cómo te iniciaste en el mundo de la escritura.

—Bueno, antes de nada decir que antes que escritor fui músico. Esa fue mi principal faceta creativa.

—De ahí viene el trasfondo musical de tu novela “Amor Incondicional”.

—Exactamente.

—Y, ¿cómo te pasaste a la escritura?

—Pues es una larga historia. En primer lugar, tanto la música como la escritura son solo aficiones. Hoy es muy difícil vivir tanto de lo uno como de lo otro, así que siempre lo he compaginado con el trabajo y la familia, que es lo que realmente absorbe todo mi tiempo. Yo soy contable, y hasta el 2011 trabajé en empresas privadas en cargos de responsabilidad que no me dejaban ni un minuto libre. Pero en aquel momento me quedé sin trabajo, y en medio de una crisis como estábamos entonces, estuve cerca de un año sin poder trabajar. Ahí fue cuando pude liberar tiempo para componer, que es lo que realmente me gustaba… hasta que en 2012 encontré trabajo.

—En la asesoría…

—Eso es. Junto con otros socios inicié un proyecto empresarial como autónomo, y hasta marzo de 2013 pasé los momentos más angustiosos y estresantes de mi vida. Cualquiera que haya comenzado desde cero un proyecto empresarial lo sabe bien. Tenía que compaginar las labores contables de los clientes con las comerciales, la compra del mobiliario, el alquiler del local, la puesta en marcha… un verdadero desquicio como te puedes imaginar. Pero afortunadamente, casi quince meses después de haber comenzado, pude cambiar de trabajo y entré a formar parte de la plantilla de una empresa pública.

—Y ahí fue cuando tuviste más tiempo para desarrollar tus aficiones.

—Exactamente. Tenía parte de las tardes libres, además de los fines de semana, y entonces pude dedicar espacio a componer y sacar álbumes con mis creaciones musicales. Y fue en 2016, cuando recordando junto a mi mujer todo lo que había sufrido en 2012 y parte de 2013, ella me dijo: «es que lo que te ha pasado es como para escribir un libro».

—Ahí nació «La Asesoría», tu primera novela.

—Sí, aunque en un principio no iba a ser una novela. La idea era escribir una especie de ensayo autobiográfico, como un diario, donde se contaran aquellos hechos. Pero, no recuerdo cómo, pronto derivé hacia la novela. Quizá fue al reproducir algunos diálogos, no sé… pero el caso es que me pareció más conveniente hacerlo así. Y ahí nació «La Asesoría», como tú bien dices. No es una novela larga, sólo cincuenta y dos mil palabras, o dicho de otra forma, unas ciento veinte páginas.

—¿Se podría considerar una novela autobiográfica?

—Pues yo creo que no. Aunque es cierto que el ochenta por ciento de las cosas que allí se narran ocurrieron en realidad, tuve que cambiar algunas cosas para darle emoción al asunto. Aparte de cambiar todos los nombres y los lugares, también reduje algunos tiempos y transformé algunos personajes para darles mayor verosimilitud. Como se suele decir, la realidad superar a la ficción, y algunos hechos hubieran resultado poco creíbles. Así mismo, también relaté algunas cosas que nunca sucedieron, aunque pudieron haber sucedido perfectamente.

Y ahí fue cuando empezó todo, aunque nunca pensé que escribiría más libros. Yo seguí con mis asuntos musicales, hasta que en 2018 vi una película, «La vida de nadie», de José Coronado. Y me dio una idea para volver a escribir.

—Tu segunda novela que fue «El Lucero Oscuro». ¿Está basada pues, en esa película?

—No, sólo me dio una idea, una de las muchas que tiene el libro. Es mi manera de escribir. Partes de una idea, y luego la novela adquiere vida propia. En este caso, la idea era partir de un empleado que es despedido de la fábrica donde trabaja, pero que no asume el despido. Se presenta todos los días en la puerta de la empresa, en un intento de ocultar a su mujer su nueva situación personal y laboral. En eso es en lo que se parece algo a la película. Pero, como digo, luego la novela transita por derroteros muy diferentes, sin nada que ver con aquella historia. Se tratan temas como la violencia de género, el acoso escolar… entre otros muchos.

—Pero «El Lucero Oscuro» trata sobre un crimen pasional, ¿no es así?

—Sí, así es. De hecho, la segunda parte es prácticamente una novela policíaca.

—De acuerdo. Pero después de esa novela abandonaste la escritura, y no fue hasta mucho después cuando comenzaste a escribir otra vez.

—Claro, en 2020. El confinamiento que nos impusieron me dio mucho tiempo libre, y por otra parte, el tema de la música ya había llegado a sus límites naturales.

—Te abandonó la musa.

—Es posible. O simplemente cambié un arte por la otra. El caso es que por el momento he abandonado la música, aunque me conozco y no descarto volver en el futuro.

—Pero, en un plazo muy breve escribiste nada menos que…

—Cuatro novelas. Es lo que tienen el no ir a trabajar y trabajar desde casa. En mi caso me ahorré casi tres horas diarias de transporte, más las que ya tenía libres por mi trabajo… en fin, el caso es que fue en aquellos tiempos cuando escribí «Amor Incondicional», la novela de la que estoy más orgulloso, y que ya cuenta con una segunda edición.

—Cuéntame de dónde sacaste la idea.

—Pues verás, fue una novela que yo siempre desee escribir.

—Pero tú ya tenías intención de…

—Un poco sí. A pesar de que nunca había escrito nada, todo era por falta de tiempo. Desde niño siempre fui muy aficionado a la ciencia ficción, y siempre tuve un boceto de una historia de ese género que deseaba escribir. Pero también tenía otro boceto de otra historia, muy relacionada con la música. Era una especie de fantasía… un sueño de lo que me hubiera gustado que me ocurriera a mí. En los años 80 yo compartía con unos amigos mi afición a la música, y soñábamos con ser famosos en una banda de rock. De ahí vino todo. Yo creo que es algo que nos pasa un poco a todos los escritores, es decir, plasmas en un personaje de ficción lo que tú nunca pudiste ser o lo que nunca pudiste hacer.

—Pero, «Amor incondicional» va mucho más allá del rock.

—Sí, es lo que te decía. Uno comienza con unos planes, pero luego los personajes mandan y cambias las cosas. Cambias hasta la misma esencia de la novela. En el caso de este libro, el rock se queda en el escenario, y nunca mejor dicho. No es más que el trasfondo de dos intensas historias de amor, una de las cuales se desenvuelve en ese ambiente. Pero ahí queda todo. No obstante, sí que desarrollé de alguna manera es idea que tenía desde joven, aunque ya digo que de forma tangencial. Y por supuesto, no desaproveché la oportunidad de proporcionar una especie de «banda sonora» a la novela, proporcionando enlaces a mis propias creaciones musicales para que la experiencia fuera no solo visual, sino auditiva.

—Ciertamente que en eso la novela es única. No recuerdo haber leído nunca un libro donde los protagonistas sean músicos, y además se puedan escuchar sus canciones.

—Fue una forma de aunar mis dos aficiones, de alguna manera.

—Pero, dime una cosa. ¿A qué te refieres cuando dices que «los personajes mandan»?

—Pues que te gusta tanto un personaje que le das un protagonismo que no pensabas darle. Y lo curioso es que eso sale solo, es decir, en mi caso, sin un plan preestablecido. En el caso de «Amor Incondicional», quien haya leído la novela sabe que Rose es la protagonista. Pues bien, eso no estaba planeado así, ni mucho menos. De hecho, cuando empieza la segunda parte, ella aparece, pero no deja de ser un mero personaje secundario prácticamente irrelevante. Hasta que, en un momento dado, hacia el centro de la novela, comienza a chupar cámara, como yo digo, hasta el punto de que el lector está deseando que ella vuelva a salir, pues el resto de la historia se ha visto eclipsada al aparecer este personaje. Y además, para bien.

Es algo que me ocurrió también con otra persona, que sale hacia el final de mi otra novela, «Noa».

—Te refieres a Laura, ¿no es así?

—Sí, y ahí me repito un poco, pues en «El Lucero Oscuro» me ocurre un poco lo mismo con otra Laura. Pero son dos personas muy diferentes. La Laura de «Noa» es un personaje que me encanta. De hecho, mi siguiente libro, «Asesinato en el Grand Hotel» fue escrito precisamente para sacarle más partido. Pensé incluso en asesinarle a ella, en lugar de a la modelo de cuyo crimen versa la novela, pero finalmente cambié de opinión pues pensé que no le había exprimido lo suficiente. De hecho, tengo algunas ideas sobre otra posible futura novela, donde ella vuelve a aparecer.

—Es una femme fatale, ¿verdad?

—Así es. Es un personaje que me encanta. Aparecen femme fatales en varios de mis libros, porque dan mucho juego. En general, las mujeres dan mucho juego, y por eso suelen ser las protagonistas de mis novelas. Los hombres solemos ser simples, planos, previsibles… Las mujeres no. Son complejas, imprevisibles, con altibajos… En general, me refiero. Siempre hay excepciones en los dos bandos, naturalmente, pero suele ser así. Una mujer es capaz de amar más que un hombre, y también de sufrir más. Son más «intensas», se podría decir, y en las novelas se puede sacar más partido a una mujer que a un hombre. Para que a un hombre se le saque el mismo jugo ha de estar un poco loco, o estar mal de la cabeza, como ocurre muchas veces con mis protagonistas masculinos. Pero con las mujeres eso no es preciso. Basta con que se comporten de forma «natural», y ya lo tienes. Es su manera de ser, maneras que a veces a los hombres nos desconciertan. Son más pasionales, se podría decir, y por tanto sus historias llegan más al corazón, me parece a mí.

—Ya lo creo. Y si encima creas a una mujer que está algo trastornada, pues ya lo rizas. Me refiero a Laura, de quien ya hemos hablado. Pero, hablando del corazón, esa suele ser la temática de tus novelas, el amor. ¿Abandonaste entonces la idea de escribir novelas de ciencia ficción?

—No lo sé. Pero sí que es cierto que, salvo en la primera, en todas las demás el amor juega un papel protagonista. Algo que nunca hubiera imaginado, cuando tenía veinte años. Pero es así. Es la temática que más me gusta ahora mismo, y quizás también la que se me da mejor. La ciencia ficción… quizás algún día, si hay tiempo, y ganas.

—Háblame de tus otras novelas. Por ejemplo, ¿de dónde salió «La Fuerza del Amor».

—Salió de «Amor Incondicional». Aquella fue la novela que más trabajo me costó escribir, y siempre estaba retocando cosas. Hasta que un amigo me dijo que lo dejara estar, pues ya estaba bastante bien. Pero yo nunca me quedaba satisfecho del todo, así que inserté aquellas cosas que me faltaban en otras novelas. Así nació «La Fuerza del Amor». Es una secuela, o continuación de «Amor Incondicional», aunque con otros personajes, si bien algunos secundarios repiten. Pero como te dije antes, muy pronto la novela adquiere identidad propia y los personajes se reivindican a sí mismos. Lo que comenzó siendo una secuela, pronto se convirtió en una novela totalmente diferente y sin nada que ver con aquella de la que procede, aunque al principio parezca lo contrario.

—Pero, «Noa» no tiene nada que ver con «Amor Incondicional». ¿No es así?

—Así es. Es una temática totalmente nueva, con personajes nuevos y situaciones nuevas. Pero como te dije, me fascinó el personaje de Laura que aparece ahí, y por eso vuelve a aparecer en la siguiente, es decir en «Asesinato en el Grand Hotel». Y es en esta donde vuelven a aparecer los personajes de aquella deliciosa historia de amor, refiriéndose a asuntos que en mi opinión la complementan. Pero que no se alarmen los lectores: esa novela es un thriller policíaco, más parecido si acaso a la segunda parte de «El Lucero Oscuro», que a cualquiera de las precedentes. No tiene nada que ver con el rock ni con los temas anteriores, aunque a primera vista pudiera parecer lo contrario.

—¿Por qué volviste a elegir otra vez esa temática?

—Pues porque la temática del misterio es la preferida de mi mujer, y ella es una fan de las novelas policiacas, como por ejemplo las de Agatha Christie. De alguna manera esta novela está dedicada a ella.

—¿Cuál será tu siguiente libro?

—Ahora mismo tengo a medias otra novela… de amor. Y prometo que no repetiré personajes, aunque es algo que muchos otros autores hacen. Las series y las sagas están muy de moda y escritores consagrados emplean siempre a los mismos protagonistas para el mismo tipo de novelas.

—¿Puedes adelantarnos algo?

—Solo te diré que puede ser una novela algo dura, en la línea de «La Fuerza del Amor».

—Te refieres al aspecto «sobrenatural» que allí aparece, o más bien a la historia de los becarios… pues también esta es ciertamente impactante.

—Más bien a lo primero. Aunque puede ser que antes publique otra, si alguna buena idea se me pasa por la cabeza. No sería la primera vez que me ocurre. El futuro es incierto, y como bien sabes, lo único cierto sobre el futuro es…

—Que es incierto.

—Pues eso.