Hoy en terapia, Ana me ha dicho que he avanzado mucho y mi progreso es muy grande. Para ser honesta, nunca me he sentido así de bien, segura y confiada como me siento ahora. Los fantasmas del pasado ya no me parecen tan aterradores ni condicionan tanto mi vida, estoy aprendiendo a enfrentar esas situaciones y he descubierto que no se me da nada mal. Ahora sí que puedo decir que me estoy conociendo y me gusta lo que descubro.

Atrás han quedado esas etapas de carencia, de sentirse insuficiente y de tratar de complacer a gente tóxica que no se lo merecía una mierda, atrás quedaron aquellos años de traumas, de depresión, de poner en manos de los demás el derecho a juzgar mi valor, de autoestima hecha añicos, de relaciones de mierda con gente de mierda.

Atrás quedaron esos momentos de no poder  poner palabras al terror que viví, de miedo,  de huída, de esconderme del mundo porque no encontraba el valor ni para salir de casa.

Desde hoy, mis terapias ya no serán tan contínuas, sino espaciadas, ya no soy esa persona hecha polvo con cien mil heridas que llegó a la primera sesión en Febrero, ahora me siento mucho más fuerte y preparada, y estoy lista para continuar con la mitad de las sesiones. Me ha hecho mucha ilusión cuando me lo ha notificado, me siento orgullosa de mi progreso.