Opinion pieces by our team
Recientemente hemos escuchado llamados de nuestras autoridades nacionales a promover la explotación de los recursos naturales de nuestro territorio. Naturalmente, todos los países necesitan de un flujo de materia y energía para asegurar la calidad de vida de sus ciudadanos[1], pero es interesante señalar que el equilibrio entre la explotación de los recursos naturales y la conservación sostenible del ambiente ha sido objeto de un intenso debate[2]. Por un lado, la explotación de los recursos naturales ha sido importante para el desarrollo humano y el crecimiento económico (al menos hasta la década del '60[3]). Por otro lado, la conservación sostenible de los recursos naturales y en términos generales, la sostenibilidad del ambiente, aparecen como deberes constitucionales para las generaciones presentes y futuras[4]. Esta contraposición plantea tensiones y desafíos significativos e implica alcanzar puntos de equilibrio delicados entre el aprovechamiento de los recursos y la preservación del ambiente.
Una pregunta que podríamos hacernos es: ¿cómo alcanzar estos equilibrios? ¿cómo saber cuáles son los efectos de las actividades productivas antrópicas sobre el ambiente? Las Ciencias Ambientales, entendiendo a éstas por el conjunto de ciencias naturales y sociales que proporcionan un marco teórico y metodológico para comprender la complejidad de los sistemas naturales y sus interacciones con las actividades humanas, pueden contribuir a dar algunas respuestas.
Sin duda nuestro país cuenta con recursos naturales muy valiosos: una gran cantidad de agua dulce, una fauna ictícola abundante, suelos aptos para la agricultura industrial, yacimientos hidrocarburíferos convencionales y no convencionales, yacimientos metalíferos importantes. El compromiso de una utilización racional de estos recursos, asegurando la sostenibilidad del ambiente, necesita de la mediación del estado y el compromiso de los decisores políticos que pueda orientar los criterios de un desarrollo sostenible que contemplen todos los aspectos y visiones: los económicos, industriales, sociales, humanos y ambientales.
En este sentido, y desde la perspectiva de nuestra pertenencia al sistema científico-tecnológico argentino creemos que estos compromisos podrían concretarse inicialmente en algunas de las siguientes acciones:
Desarrollo de una Agencia Federal de Protección Ambiental: (equivalente a la EPA de EE.UU.) con capacidad científica en temas ambientales y atribuciones para regular, supervisar y garantizar el cumplimiento de la normativa ambiental. Podría desarrollarse sobre la base de las carreras ambientales y laboratorios de investigación en Ciencias Ambientales del sistema universitario y científico-tecnológico.
Desarrollo de una agenda de transición energética hacia energías limpias: eólica, solar y otras fuentes renovables, enmarcada en la transformación progresiva de la matriz energética nacional y la discusión del caso de la energía atómica[5].
Discusión de los marcos de desarrollo y sostenibilidad abarcando no sólo dimensiones económicas, sino también sociales y ambientales, de las actividades extractivas primarias como la agricultura y la minería.
Este debate debe situarse en el marco de la identidad federal de la Argentina y del principio constitucional del dominio originario de los recursos naturales por parte de las provincias. Esto implica que estas iniciativas deben articularse necesariamente entre Nación y las provincias, reconociendo tanto la autonomía provincial en la administración de sus recursos como la heterogeneidad de realidades territoriales. Estas son sólo algunas cuestiones que requieren una discusión seria de nuestra clase dirigente, pero que, al mismo tiempo, debe ser acompañada de mecanismos de consenso social que garanticen la participación democrática e impidan que sean aprovechadas sólo por quienes tiene una posición privilegiada en nuestra sociedad.
[1] La Salud Ambiental según la OMS se enfoca en cómo los factores físicos, químicos, biológicos y sociales del entorno afectan la salud humana y la calidad de vida, incluyendo la contaminación (aire, agua), el cambio climático y la gestión de residuos, buscando prevenir enfermedades y promover entornos saludables mediante políticas, vigilancia y acción coordinada con otras agencias.
[2] I. Mittal, R. K. Gupta. Natural Resources Depletion and Economic Growth in Present Era. Mastmath journal of Science & Technology 10(3), 2015. Doi: https://ssrn.com/abstract=2920080
[3] R. M. Auty. How Natural Resources Affect Economic Development. Development Policy Review 18, 347-364, 2000.
[4] Constitución Nacional de la República Argentina, artículo 41.
[5] Ley 27.191 (2015).