¡Destacado!

Rezar me hizo cambiar mi vida. 

Aunque fuera agotador como subir una montaña, luego me dio paz casi sin esfuerzo. 

Rezar me hizo más grande, mejor, más fuerte.

Rezar me ayudó a encontrar una luz que me sacó            de los miedos y las peleas.

Mi vida era como un rompecabezas al que le faltaba una pieza,

y esa pieza que faltaba era la paz.

Rezar me ayudó a encontrar la paz.

sino porque necesito el corazón adecuado. 

En cada respiración, en cada súplica susurrada, en cada suspiro de gratitud,

Recorro el camino de la oración,  

y allí encuentro la paz.

"No se inquieten por nada,  sino que en toda ocasión,  con oración y ruego, y dando gracias,  presenten sus peticiones a Dios.  Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento,  guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús".  

— Filipenses 4:6–7

La oración: mi camino hacia la paz.

Después de una larga noche de dolor, ha llegado por fin nuestra mañana. Después de una lucha que nos dejó mancos, nuestras oraciones nos han hecho fuertes.

Después de una larga temporada de vergüenza, el respeto volverá a ser nuestro nombre. Después de este juego agotador, hemos recuperado por fin nuestra fama, a través de la oración, el camino hacia la paz.

Ha sido una noche oscura. Ha sido una lucha dura. Ha sido una situación aterradora. Pero gracias a las oraciones, todo salió bien.

Y ahora disfrutamos de esta luz brillante, que resplandece como la luna en una noche sin nubes. Porque ahora somos limpios y blancos, si hay algo que pueda golpear, creo que es demasiado tarde, porque tenemos la oración, el camino hacia la paz.

Es casi imposible creer que hoy pueda respirar y vivir. Que haya sobrevivido al filo despiadado del cuchillo.        El ladrón no tenía nada que perdonar,

sino solo robarlo todo, incluso mi vida.

Sin embargo, las oraciones me aliviaron. Ahora sigo vivo, recorriendo el camino hacia la paz.

Algunos de ustedes se encuentran en una situación crítica. Algunos de ustedes se encuentran en una situación difícil.

Quizás sea por una infección, o quizás por hipertensión.

Pero escucha, presta atención a esto: la oración es la mejor solución.

Aunque no hayas completado tu misión, aunque no hayas logrado tu ambición, por una razón: ahora es tu momento y tu temporada.

Libérate de esa prisión. Despierta y reza sin dudar, y finalmente lograrás lo que esperas.

Una vez me encontré en un lío, tan débil que ni siquiera podía vestirme. Solo yacía inmóvil en ese colchón; la tumba era mi próximo destino.

Pero mi familia cayó de rodillas angustiada, suplicando a Dios misericordia para su señora. ¡Y sí! Dios alivió su estrés, y gratitud es lo que expresamos, porque la oración ha sido nuestro camino hacia la paz.

Es hora de que pruebes la oración. Es hora de venir y tomar tu parte.

Incluso si no eres un alcalde, recuerda: Dios es igualitario y justo.

Así que obedece cuando te doy este desafío: si no lo haces, sufrirás las consecuencias.

Pero si lo haces, sobrevivirás.

Por eso ahora declaro:

 ¡INTENTA LA ORACIÓN, SI FUNCIONA!