Cada momento de sus horas de vigilia lo dedicaba a animar a las familias a orar juntas, y como vemos ilustrado en este extracto de una charla en 1968, estaba convencido de que la práctica diaria del Rosario en Familia proporcionaría a una familia la seguridad y la paz que sólo podían provenir de una amistad con el Señor.
«El Rosario está lleno de poder, lleno de poder y riqueza, para el corazón, para la mente y para el alma de una persona, así como para la voz y el oído. Miren en un hogar donde el Rosario es creído, confiado y rezado diariamente por un esposo y su esposa e hijo. ¡Vean lo que produce! La familia arrodillada en el suelo de su casa, llena de amor a Dios y los unos a los otros. Cuando el Rosario pone a esa familia en tal disposición de unidad, paz y amor, el Rosario les dice que hablen, y el Rosario pone en las voces los sonidos y las frases y las palabras, y los sonidos que llegan al corazón y al oído de los niños. Las frases del Santo Rosario están cargadas de riqueza, cargadas de esperanza, cargadas de paz, cargadas de seguridad, cargadas de mil respuestas que un mundo inseguro y confundido e infeliz busca hoy. Escuchen la primera frase con la que el Rosario llena la casa de las personas: Padre nuestro que estás en los cielos'. ¿Qué dicen estas palabras a un hombre que las pronuncia con el corazón? ¿Qué significan estas palabras para una madre que las pronuncia y las escucha con el corazón?
Con esas benditas palabras del Santo Rosario, el marido puede decir implícitamente a su mujer y a su hijo: «No tenemos que tener miedo en nuestra pequeña casa. ¡Nuestro Dios está vivo! Nuestro querido Dios es real para nosotros. Él es nuestro Creador. Este es el Dios que, por amor personal e intenso a mi hija, le dio el poder de ver.
¡Este es el Dios que tengo! ¡Este es el Dios que adoro! ¡Este es el Dios que el Rosario me dice que está vivo! Él dio a mi hija algo más precioso para mí y para ella que todas las riquezas de la tierra. Este es el Dios querido que amó a mi hijita tan bien, tan grande y tan intensamente que le dio el poder de oírme, le dio el poder de caminar hacia mí, le dio el poder de imaginar, le dio el poder de la memoria, le dio el poder de la inteligencia, le dio a mi hijita el poder de amarme. Él le dio a mi esposa su sonrisa, sus ojos, su voz, su memoria, su inteligencia. Este es mi Dios. Este es el Dios que el Rosario me dice que está vivo. Éste es el Dios de mi casa».
Madre, padre, hijo, hija, les pido que recen el Rosario en familia todos los benditos días de su vida, y les pido que alcen la voz para que los vecinos y el mundo lo sepan:
La familia que ora unida, permanece unida».
~ Venerable Patrick Peyton
El Padre Peyton ora con una familia en Costa Rica, 1970