Como es lógico, para cumplir la ley de protección de datos, no aparecerá en estas líneas ningún dato personal que pudiera identificar a las famílias de los casos mencionados. Sólo explicaré el tipo de conducta (común en muchas ocasiones) por el cual se hizo la consulta, para que lo tengas como ejemplo o lo identifiques en tu caso.
Aunque no lo parezca, la "eliminación inadecuada" (es el nombre que recibe esta conducta) es mucho más frecuente de lo que pensamos. Su origen es multifactorial, es decir, son diferentes los factores que la ocasionan. Es por ello que para ponerle solución es imprescindible identificar la causa que lo ha generado.
Para eso, lo primero que hay que hacer es descartar el origen médico o fisiológico, por lo que será necesaria una visita al veterinario de cabecera tan pronto detectemos los cambios. Con un chequeo y alguna prueba analítica (sangre, orina) el veterinario nos indicará si necesita tratamiento médico (por patología del sistema urinario).
Si hemos podido descartar el motivo médico, el siguiente paso es acudir a una especialista del comportamiento. Como se ha comentado al inicio, para resolver un problema comportamental es necesario identificar el motivo de esa conducta. La especialista nos hará una serie de preguntas (estudio del comportamiento de nuestro gato) que incluyen conocer su caracter, el entorno donde vive y las rutinas del animal, entre otros datos relevantes. Una vez analizada la situación y habiendo identificado el origen de su conducta alterada se podrán indicar las pautas concretas y exclusivas para cada caso y conseguir que en breve todo vuelva a la normalidad.
Lo más importante de estos casos es cogerlos a tiempo, es decir, cuanto antes nos pongamos manos a la obra, mejor resultado obtendremos. No te resignes y admitas que tu gato es "rarito", porque en realidad tiene un problema y solo tú puedes ayudarlo.
Con frecuencia nuestro gato no se deje tocar más allá de cuatro o cinco caricias o mimos aunque sea muy cariñoso y juguetón. Se le llama intolerancia a la manipulación y es muy común en gatos que vivieron una etapa infantil con poca relación (o nula) con el ser humano. Aunque también existen otros motivos.
Nunca le deberíamos recriminar esta falta de tolerancia a los mimos ya que, desde luego, no es culpa suya. Lo recomendable es consultar con una especialista en comportamiento felino. Cuando disponga de todos los detalles necesarios (entrevista y recogida de datos) podrá pautar la manera de abordar este problema de relación con nuestro gato. En muchas ocasiones sólo con cambiar la forma de manipular al gato y las interacciones con él conseguimos grandes avances.
Es importante estar bien informados, saber los gustos y necesidades del animal y así poder identificar estos problemas de comunicación para que no sean una limitación de la buena convivencia en el hogar.
Cuando tenemos un animal en casa (ya sea perro o gato) y queramos incorporar otro, deberíamos informarnos previamente sobre las compatibilidades entre ellos. No todos los individuos van a ser adecuados para ocupar ese lugar en casa. En muchas ocasiones su relación no es siempre como a nosotros nos gustaría. Un motivo puede ser una incorrecta presentación el día que se conocieron. Por eso es importante disponer de información correcta para poder actuar en consecuencia. La convivencia entre los animales puede ser buena si hacemos bien las cosas, y esto pasa por aplicar las pautas adecuadas y permitir el tiempo que necesiten para que se entiendan. Una buena opción es solicitar consejo a una especialista en comportamiento que nos indique cómo debemos hacerlo.
1º) Elección del compañero más idóneo: se hará en base a la información facilitada por la familia que conoce bien los gustos y costumbres del animal residente.
2º) Proceso de introducción: les permitirá empezar con buen pie. Las prisas no son buenas en estos casos, así que con paciencia y buenas pautas los animales van a tener mayor oportunidad de entenderse.
Se enseña a los tutores la mejor manera en la presentación de los dos animales teniendo en cuenta su caracter y el entorno donde se encuentran. Las pautas son personalizadas ya que cada familia y cada situación es diferente a otra. El resultado dependerá del caracter de ambos animales, el tiempo que podamos dedicar a la presentación y la implicación de los tutores.
A menudo cuando jugamos con nuestro gato acabamos recibiendo arañazos o mordiscos. Sucede sobre todo en gatitos que en su etapa infantil aprendieron a jugar con las manos y una vez adultos siguen con esa costumbre. Por lo tanto esa conducta molesta del gato proviene del error de "permitirle" (o a veces fomentarle por nuestra parte) un juego incorrecto. Una vez el gato ha crecido en lugar de hacernos gracia sus mordisquitos, nos producen dolor (el gato no sabe controlar la fuerza de su mordida).
Por lo tanto, si aprendemos la correcta manipulación en el juego podremos evitar estas situaciones incómodas que tanto nos molestan. Jugar correctamente y conocer los límites de tolerancia de nuestro gato favorece un juego controlado, saludable y en consecuencia mejora nuestro vínculo afectivo con él.
Para lograr esto, se enseña a los tutores la forma más adecuada de jugar así como los juguetes con los que va a disfrutar más. Dado que cada animal tiene sus preferencias, la solución será personalizada y adaptada a cada gato. El resultado dependerá del carácter del gato, de su tolerancia y de la implicación de la familia en aplicar las pautas indicadas.
Es importante conocer las conductas propias de juego y caza del gato para ofrecerle estos momentos de relación extraespecie tan necesarios en su desarrollo físico y emocional.
En estos casos se repite el mismo argumento: de repente, sin más, mi gato ha tenido una reacción muy violenta de agresividad. A veces es contra su compañero felino, y en muchas ocasiones contra el mismo tutor o alguien de la familia.
También sucede que nadie haya presenciado el inicio de esa agresividad, por lo que se desconoce el motivo y esto aún complica más las cosas.
Lamentablemente este tipo de agresividad tan extrema es mucho más frecuente de lo que imaginamos y en muchas ocasiones, si no se gestiona a tiempo o adecuadamente, el desenlace puede ser muy malo (abandono o eutanasia del animal).
Estos ataques tan intensos suceden cuando un gato se siente “amenazado” por algo o alguien (un estímulo detonante). Si el gato no puede defenderse directamente contra este estímulo, redirige su agresividad hacia cualquier objeto o sujeto (persona o animal) que tenga a su alcance. Los estímulos que considera amenazantes pueden ser: un olor intenso, un sonido molesto, la visión de un gato desconocido, la presencia de un extraño... a este tipo de agresividad se le llama redirigida.
Cuando sucede esto, tanto el gato "atacante" como su "víctima" (ya sea otro gato o una persona), quedan emocionalmente muy afectados, así que para resolver este caso va a ser necesario un trabajo largo, constante e intenso por todas las partes (familia, gato y especialista). Por eso es primordial acudir cuanto antes en busca de ayuda de un profesional ya que el tiempo actua en contra y porque un tutor sólo no va a ser capaz de superarlo y mucho menos con pautas encontradas en las redes sociales.
Para restablecer el orden y la calma iniciaremos el trabajo de reconstrucción, en primer lugar, evitando que se vuelva a repetir otro episodio violento. Para ello habrá que valorar el entorno y las circunstancias y tomar las medidas de prevención oportunas. En segundo lugar, habrá que facilitar herramientas y recursos para ayudar al gato y/o a la persona afectada a disminuir su estado de ansiedad y pánico tras la agresividad. Posteriormente y/o simultaneamente (según sea posible) se trabajará en familia con las pautas idóneas para recuperar la confianza mútua perdida después del accidente.
Es importante tener muy claro que aunque la conducta de agresividad redirigida se identifica por unas características comunes y que se repiten siempre, la aplicación de las pautas y consejos para su resolución van a ser únicos y diferentes para cada gato y para cada familia siempre teniendo en cuenta todos los factores implicados en estas situaciones.
**Acude a un profesional capacitado para pautarte desde el conocimiento y la formación. Si no te convence busca una segunda opinión. Estos casos son especialmente impactantes y difíciles de llevar, no todo vale en su solución.
Es la otra forma de eliminación inadecuada (menos frecuente que la micción). Su origen también es multifactorial, por lo que es necesario identificar la, o las causas, que lo han generado para aplicar correctamente las pautas que llevaran a su resolución.
La primera acción que hay que hacer es descartar el origen médico o fisiológico (problemas en el aparato digestivo) por lo que será necesaria una consulta al veterinario tan pronto detectemos los cambios.
Una vez sepamos que nuestro gato está bien de salud, el segundo paso será consultar a una especialista del comportamiento. Para resolver esta conducta molesta es necesario identificar el motivo que la ha originado. La especialista hará una serie de preguntas (estudio del comportamiento de nuestro gato) que incluyen conocer su caracter, el entorno donde vive y las rutinas del animal, entre otros datos relevantes. Una vez analizada la situación y detectada la causa se podrán indicar las pautas concretas y que son exclusivas para cada caso y conseguir que en breve todo vuelva a la normalidad.
Tanto en el caso de la micción como en la defecación, las prisas no son buenas, así que el tutor y el resto de la familia deberán tener constancia en la aplicación de los consejos hasta lograr que su gato recupere sus rutinas de higiene en el arenero.
Lo más importante de estos casos es cogerlos a tiempo, es decir, cuanto antes nos pongamos manos a la obra, mejor resultado obtendremos (evitar que esa conducta se cronifique). Entenderemos también que nuestro gato tenía un problema no perceptible por nosotros y que la solución ha pasado por echarle una mano.
Es habitual dar por hecho que si le damos un compañero a nuestro gato, se van a llevar bien. Pensamos que si al principio no ha ido como esperábamos ("mi gata es muy suya", o el nuevo gato "es especialito"), con paciencia y cariño lograremos que acaben siendo amigos, porque sabemos de muchos casos que funcionó.
Nada más lejos de la realidad. De entrada partimos de una idea equivocada y es que dos gatos no tienen porque entenderse, ni siquiera tolerarse. Como especie animal se caracterizan por ser de vida solitaria, ¿porqué iban a querer vivir juntos en nuestra casa? Ciertamente conocemos muchas familias en las que conviven 2, 3 o 4 gatos. El problema radica en pretender que se entiendan así, sin más, de buenas a primeras.
En internet hay infinidad de información (o mejor dicho "desinformación") de cómo juntar dos gatos desconocidos. De disparates y errores supremos hay un montón. El proceso de presentación entre gatos es laborioso, complejo y lento. Se han de seguir una serie de fases para avanzar correctamente y alguien que oriente en el ritmo de avance. Huye de las guías que te indican horas, días o tiempos concretos, porque no funciona así.
Se enseña a los tutores la mejor manera en la presentación de los animales teniendo en cuenta su caracter, el entorno donde se encuentrany otros factores limitantes. Las pautas son personalizadas ya que cada familia y cada situación es diferente a otra. El resultado dependerá entre otros, del caracter de ambos animales, el tiempo que podamos dedicar a la presentación y la implicación de los tutores.
Si los gatos no se entienden desde el principio, no esperes a que se arregle con el paso del tiempo, es más, la relación empeora y los bufidos, peleas o agresiones irán en aumento. Si no pones remedio cuanto antes, la situación será insostenible para ellos y para la familia.
Con las indicaciones que recibas podrás ayudar a tus gatos a limar sus diferencias y dejar de verse como enemigos. Podremos lograr una conviencia en tolerancia y respeto entre ellos. En la asesoría he resuelto presentaciones de hasta 4 gatos, con un trabajo en equipo, guiando y pautando muy de cerca a la familia para que cada momento sea un logro y pasito a pasito se consiga el objetivo propuesto que es una convivencia tolerante y en armonía de todos los gatos juntos.
Has adoptado una gata (o gato) adulta rescatada de la calle o que provenía de una colonia controlada, o de otra familia. Es muy cariñosa y se adapta bien a su nuevo hogar, pero con el paso de los días observas que quiere explorar nuevos espacios. Es muy activa, la ves inquieta y hace intentos de escape (piensas que se aburre en casa o que necesita salir al exterior). ¡Ojo! lo primero de todo, deberías instalar estructuras de protección en puertas y ventanas apropiadas para evitar las posibles fugas o accidentes (caidas, pérdidas...) que son muy habituales y al mismo tiempo fácilmente evitables. *Las medidas de protección se recomiendan en todas las viviendas donde hayan gatos.
En estos casos es una buena opción solicitar asesoría a una especialista del comportamiento felino para que, después de conocer su entorno y analizar las preferencias y personalidad de la gata, te recomiende los accesorios, recursos y las pautas más idóneas y adecuadas a tu gata para hacer el enriquecimiento ambiental (o lo que es lo mismo se “gatifique” la vivienda). Es decir le haremos más agradable, confortable, distraído y atractivo el entorno para que no tenga ganas de salir a conocer mundo. Y como cada gato es distinto a otro, no todos los cambios o accesorios sirven para todos por igual ni resultan igual de efectivos.
Con la gatificación se pueden añadir, modificar, cambiar de ubicación y/o adecuar elementos que faciliten la expresión de sus conductas propias y así le estaremos mejorando el bienestar en casa.
Se recomienda aplicar esta técnica a cualquier gato doméstico (provenga o no de la calle) y complementarlo, además, con otras acciones de juego, acompañamiento y entretenimiento que ayudaran a gestionar a los gatos curiosos sus ganas de descubrir cosas nuevas.
Si conocemos bien los gustos y costumbres naturales de nuestro gato podremos darle todos los elementos que necesita para adaptarse a la vida doméstica y en familia.
En internet existen multitud de páginas con indicaciones y pautas a seguir para facilitar la búsqueda de un animal extraviado.
Desde mi formación considero que es muy importante, para optimizar la búsqueda, conocer bien la personalidad (carácter) del gato. Por eso desde la Asesoría se analiza en detalle su forma de ser y sus costumbres para poder dar las pautas adecuadas y específicas a cada gato. No hay dos gatos iguales ya que son muchos los factores que intervienen en el comportamiento de cada individuo.
Sería una falta de profesionalidad por mi parte afirmar que si contratas mis servicios vas a encontrar a tu gato. Pero sí es cierto que si alguien externo, con objetividad, te da las indicaciones adecuadas, marca el ritmo y la frecuencia y te apoya en los momentos bajos, la búsqueda se hace más llevadera y las probabilidades de un final feliz aumentan.
**Es necesario (la ley obliga) tener al animal chipado (para facilitar su identificación en caso de pérdida) así como castrado (para disminuir la posibilidad de fuga). Y sobre todo: tomar medidas preventivas y de control en puertas y ventanas para evitar disgustos.
Estos ejemplos y otros son los que acuden a la Asesoría como problemas habituales de convivencia.
En realidad, un problema de conducta es la forma en la que nuestro gato nos dice (comunica) que algo no va bien. Si no entiendes lo que te dice solicita asesoramiento.
Es nuestra responsabilidad (la de los tutores) preocuparnos por solucionarle esta incomodidad ya que es la única manera de recuperar la situación de armonía y buena relación que existía antes. De no hacerlo a tiempo (y se cronifica), lejos de resolverse, el problema irá a más y posiblemente se complique con otros factores.
La salud y el comportamiento van estrechamente unidos. La falta de uno repercute en el otro. Cuanto antes actuemos, antes resolveremos.
Observar a nuestro gato nos facilita detectar irregularidades (cambios en sus rutinas). En cuanto las detectes debes actuar.
Entender a nuestro gato nos facilitará poder ayudarlo cuando más nos necesita. No te inquietes si no sabes qué hacer, es lógico que no alcances a todo. Acude a la especialista en Comportamiento (profesional, seria y rigurosa) que pueda echarte una mano.
Te ayudaré encantada a "leer" lo que nos dicen