Realizó el primer año de la licenciatura de ingeniería civil en 1947, luego en 1948 ingresó a la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Guadalajara.

La noticia de la fundación de la nueva escuela de arquitectura se publicó en los periódicos locales y se difundió personalmente por Ignacio Díaz Morales y Julio de la Peña, primer director y primer secretario de la Escuela respectivamente, invitaban a muchachos a los cursos preparatorios.

De ese primer grupo que inició con 25 alumnos, al final terminaron de manera regular sólo siete; destaca la titulación en el año 1955 de los primeros tres arquitectos, quienes por orden alfabético se presentaron: Gabriel Chávez de la Mora, Enrique Nafarrete y Humberto Ponce Adame.

De esta forma, fue integrante de la primera generación de arquitectos, llamada “Generación Ignacio Díaz Morales” y se graduó con mención honorífica de Excelencia por su tesis Centro Parroquial San José de Analco en Guadalajara.

Sus prodigiosas habilidades para el dibujo le permitieron el máximo aprovechamiento de los aprendizajes adquiridos bajo la tutela de insignes maestros que influyeron en el precoz desarrollo de sus competencias laborales, dando paso a su designación como profesor honorífico en la materia de Dibujo y profesor interino en la asignatura de XXXX II por breve tiempo, siendo aún estudiante de la carrera. Su desempeño docente se vio interrumpido por su vocación hacia otros derroteros que enfocarían su inspiración creativa ampliando sus horizontes como arquitecto.

El 5 de mayo de 1955 ingresó al Monasterio Benedictino de Santa María de la Resurrección, en Cuernavaca, Morelos; el 15 de agosto de 1959 hizo la profesión solemne de votos, y después de estudiar teología en el Seminario Conciliar de México fue ordenado sacerdote por el obispo de Cuernavaca, Sergio Méndez Arceo en 1965.

Es ahí donde se construye bajo su diseño innovador la primera capilla de Latinoamérica con una planta circular y el altar de frente (1957), anticipándose al Concilio Vaticano II.

Posteriormente, se le destinó al monasterio de su orden del Tepeyac, en la jurisdicción del Obispado de Tlalnepantla, Estado de México, el 5 de diciembre de 1967; y desde 1968 empezó a colaborar en la Basílica de Guadalupe.

Dentro de la Orden de San Benito, la más antigua entre las órdenes y congregaciones de la Iglesia Católica y que estableció numerosos monasterios en la antigua Europa, Fray Gabriel desde joven impulsó los talleres de artesanía religiosa siguiendo el carisma que les define en la frase: ora et labora (ora y trabaja).

Se ha desempeñado como miembro de la Comisión Nacional de Liturgia y de la Comisión Nacional del Arte Sacro, encargado de la sección de Formación y Difusión; secretario del Cabildo de Canónigos de la Basílica de Guadalupe, miembro del Consejo del abad guadalupano y canónigo honorario del mismo Cabildo guadalupano; miembro de las Comisiones de Arte Sacro de las Arquidiócesis de Guadalajara y de México; y socio de la Academia Nacional de Arquitectura y de la Sociedad de Arquitectos Mexicanos.

Ha impartido cursos y conferencias en numerosas instituciones, entre ellas: la UNAM, la Universidad Iberoamericana, el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey y la Universidad Popular y Autónoma de Puebla.

En otros países participó en el Congreso Internacional de Arquitectura y Artes al servicio de la Liturgia, el Ateneo de San Anselmo, ambos en Roma, Italia; y el VI Encuentro Monástico Latinoamericano, en Córdoba, Argentina. En el Primer Encuentro Nacional Guadalupano sustentó el 8 de septiembre de 1976 la conferencia titulada “La nueva Basílica”.

En Chávez de la Mora se han conjuntado los vértices del lema benedictino ora et labora.

De esta forma, fue integrante de la primera generación de arquitectos, llamada “Generación Ignacio Díaz Morales” y se graduó con mención honorífica de Excelencia por su tesis Centro Parroquial San José de Analco en Guadalajara.

Sus prodigiosas habilidades para el dibujo le permitieron el máximo aprovechamiento de los aprendizajes adquiridos bajo la tutela de insignes maestros que influyeron en el precoz desarrollo de sus competencias laborales, dando paso a su designación como profesor honorífico en la materia de Dibujo y profesor interino en la asignatura de XXXX II por breve tiempo, siendo aún estudiante de la carrera. Su desempeño docente se vio interrumpido por su vocación hacia otros derroteros que enfocarían su inspiración creativa ampliando sus horizontes como arquitecto.

El 5 de mayo de 1955 ingresó al Monasterio Benedictino de Santa María de la Resurrección, en Cuernavaca, Morelos; el 15 de agosto de 1959 hizo la profesión solemne de votos, y después de estudiar teología en el Seminario Conciliar de México fue ordenado sacerdote por el obispo de Cuernavaca, Sergio Méndez Arceo en 1965.

Es ahí donde se construye bajo su diseño innovador la primera capilla de Latinoamérica con una planta circular y el altar de frente (1957), anticipándose al Concilio Vaticano II.

Posteriormente, se le destinó al monasterio de su orden del Tepeyac, en la jurisdicción del Obispado de Tlalnepantla, Estado de México, el 5 de diciembre de 1967; y desde 1968 empezó a colaborar en la Basílica de Guadalupe.

Dentro de la Orden de San Benito, la más antigua entre las órdenes y congregaciones de la Iglesia Católica y que estableció numerosos monasterios en la antigua Europa, Fray Gabriel desde joven impulsó los talleres de artesanía religiosa siguiendo el carisma que les define en la frase: ora et labora (ora y trabaja).

Se ha desempeñado como miembro de la Comisión Nacional de Liturgia y de la Comisión Nacional del Arte Sacro, encargado de la sección de Formación y Difusión; secretario del Cabildo de Canónigos de la Basílica de Guadalupe, miembro del Consejo del abad guadalupano y canónigo honorario del mismo Cabildo guadalupano; miembro de las Comisiones de Arte Sacro de las Arquidiócesis de Guadalajara y de México; y socio de la Academia Nacional de Arquitectura y de la Sociedad de Arquitectos Mexicanos.

Ha impartido cursos y conferencias en numerosas instituciones, entre ellas: la UNAM, la Universidad Iberoamericana, el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey y la Universidad Popular y Autónoma de Puebla.

En otros países participó en el Congreso Internacional de Arquitectura y Artes al servicio de la Liturgia, el Ateneo de San Anselmo, ambos en Roma, Italia; y el VI Encuentro Monástico Latinoamericano, en Córdoba, Argentina. En el Primer Encuentro Nacional Guadalupano sustentó el 8 de septiembre de 1976 la conferencia titulada “La nueva Basílica”.

En Chávez de la Mora se han conjuntado los vértices del lema benedictino ora et labora.