Tertulias dialógicas

YA NO ES TARDE

de Benjamín Prado

Los alumnos y alumnas de los tres grupos de 1.º de Bachillerato se han dejado llevar por las emociones que transmiten los versos de Benjamín Prado, recogidos en el poemario Ya no es tarde, y los han interpretado de forma personal. 

Esperamos que sus reflexiones os acerquen a la obra de este poeta, para que vosotros sigáis compartiendo, disfrutando y soñando con ella.


1º BACHILLERATO A

Comenzamos con el grupo de 1.º de Bachillerato A. Paula ha roto el hielo con su comentario sobre el poema «Nunca es tarde», en el que interpreta que no hay una franja de tiempo concreta para sentir amor por otra persona, para empezar de nuevo. Aitana comparte la idea de que es bueno asumir los errores, pues rectificar es esencial en la vida («Nunca es tarde / […] para beber de ese agua que no ibas a beber»). La amada del sujeto poético, María, lo ayuda a superar su pasado, ya que le transmite calidez y comodidad («llega María, acaba el invierno, sale el sol»). Anouar opina que, con estos versos, se hace referencia a la evolución del ser humano desde el punto de vista sentimental: cómo es capaz de atravesar varias etapas en la vida.

 

Manuel pasa a comentar los poemas «María y el fantasma» y «Propios y extraños», que, desde su punto de vista, están relacionados. En el primero, destaca la figura del poeta de la segunda generación de posguerra, Ángel González, que aquí aparece como un fantasma, consejero amoroso del sujeto lírico («—No lo dudes: María es tu respuesta»). En el segundo, este se siente como un impostor. Los demás creen que esa mujer lo ha cambiado para mal. Concluye Manuel que el fantasma es la imagen de sí mismo, que utiliza para combatir el rechazo de sus amigos hacia su relación con María, para tratar de autoconvencerse.

 

Llara prosigue con «Propios y extraños». Para ella, intenta expresar que, por mucho que una persona parezca necesaria en la vida de alguien, no será la indicada si intenta cambiarlo. Aitana, por su parte, interpreta que la transformación vivida ha sido para bien («El hombre con dos caras que jamás era él mismo»). Gracias a la amada, puede crecer personalmente, ya que esta le aporta seguridad en sí mismo.

 

Darío se centra ahora en «Los camaradas», cuya temática es la amistad. Sugiere que los amigos que siempre están ahí cuando se necesitan se convierten en familia. Los versos «Uno no tiene nada más que contar / y eso / es todo lo que el otro necesita saber» los lee como una referencia a dos personas que se conocen tan profundamente que pueden llegar a complementarse. Conocen los pensamientos del otro, a pesar del silencio, y este, si hay confianza, no se vuelve incómodo. Añade Lorena que el entendimiento se logra sin palabras. Oliver resalta las cualidades que un buen amigo debe tener. La composición, para él, pretende enseñarnos a distinguir entre una amistad tóxica y una verdadera, en la que, como dice Emilio, no hay juicio alguno.

 

En «Libro de familia», Lorena destaca las alusiones históricas y literarias. Todo forma parte de la historia del propio poeta. Los versos finales, «Esa también ha sido mi familia, / como tú a vas a serlo / de todos los que lean y no olviden / los poemas / que ahora / escribo / para ti», cree que se refieren a que su amada sería la familia de quienes lean este poema. Más adelante añade que también podría referirse a la pretensión del sujeto poético de marcar a sus lectores con sus historias, como a él lo han marcado otros autores. Darío comenta la importancia de la lectura y cómo los lectores podemos sumergirnos en los libros, hasta el punto de llegar a creernos la historia que nos cuentan. Se fija en las anáforas y paralelismos, que consiguen aportar una mayor expresividad al poema. Para Oliver, el autor se describe a sí mismo mediante personajes de ficción.

 

«Poesía social» contrasta, afirma Emilio, con la temática general del amor y la hermandad. Se muestra negativo ante la sociedad actual. Un mundo sin injusticias sería un sueño, un imposible. Incluso, en el amor, encontrarás gente que estará en tu contra.

 

«San Salvador», para Lorena, es la visión de su futuro sin la amada. Todo volvería a ser como antes de conocerla a ella, una mentira. Así, nada tendría sentido. Le sorprende la facilidad con que Benjamín Prado expresa sentimientos tan complejos. En este sentido, destaca las personificaciones, como «Los volcanes de Izalco y santa Ana / te olvidarán», donde habla de los lugares como si fueran humanos.

 

En «Escrito en Lisboa», para Marcos, los versos «Creía que esconderse era ser libre / y que cerrar los ojos lo apartaba del miedo» encierra la idea de que el sujeto poético se crea una propia mentira por falta de valor. A través de «Prefiero estar contigo y que me olviden», se lanza una declaración de amor y la demostración del sacrificio por el otro. Idea que comparte Álvaro, pues entiende que el autor prefiere ser un don nadie a ser famoso y no estar con la mujer amada. Mónica, por su parte, comenta el verso «envidio a todos porque no son yo», en el que nota cómo el autor culpa a los demás de su tristeza, pues ve la felicidad en otros y los envidia. Irene aporta un dato importante: el poema menciona a Fernando Pessoa, a quien compadece durante todo el texto y cree que, a través de estos versos, se da mucha información sobre la personalidad de Benjamín Prado. Lucía concluye que el sujeto no admite su amor por ella («y hoy me marcho seguro de que no cambiaría / sus versos por la marca blanca / de tu anillo en mi piel»), pero finalmente cambia de idea.

 

A partir de la lectura de esta composición surge un debate que gira en torno al sacrificio por amor, sin importar la fama del autor. Sergio lo ve como algo noble; en cambio, Álvaro cree nadie llegaría a tal extremo. Irene también cree que es un cuento, pero termina afirmando que, si se quiere a alguien de verdad, uno se podría sacrificar por él. Para Laura, tirar todo por la borda por amor sería drástico, idea que apoya Mónica, que prosigue diciendo que la fama está ahí para siempre, pero que el amor se puede acabar. Xinlei piensa que se deberían poner en una balanza el amor y la fama, pero cree que pocas personas se inclinarían por el primero. Lorena ve una paradoja en estos versos finales, ya que la mujer es su inspiración para lograr la fama, de la que vive por ser escritor. Finalmente, Aitana opina que se tiende a exagerar para expresar el gran amor que siente, pero no es una situación real, en la que deba escoger.

 

Irene, con la lectura de «El diván de Sigmund Freud», reflexiona sobre el paso del tiempo y los recuerdos («¿En qué instante comienza algo a ser un recuerdo?»). Vivimos de ellos y de un pasado, aunque sea próximo. Es normal reflexionar sobre todo ello, pero no debemos aferrarnos demasiado, para poder seguir con nuestra vida. Respecto a los versos «¿Fue feliz el que dice: —He olvidado mi vida, / pero recuerdo todos los libros que leí?», cree que la persona que aquí aparece se olvidó de vivir de verdad; solo vivió las historias de los personajes de sus libros. Para ella, hay que vivir nuestras propias vidas, si queremos sentirnos satisfechos al final. Añade Álvaro que todas las preguntas que se va haciendo a lo largo del poema no tienen repuesta. Muchas preguntas que nos hacemos en la vida puede que no tengan respuesta o que, aun teniéndola, no queramos buscarla por el miedo a que no nos guste. Según Lucía, estas preguntas retóricas están ahí para que el lector reflexione sobre lo que quiere hacer y no para llevar a cabo lo que la sociedad espera de él. Piensa que normalmente nos dejamos llevar por lo que la gente habla de nosotros y no hacemos aquello que de verdad queremos. Esta es la causa de que a la gente le cueste tanto encontrar la felicidad. Sara señala que a veces necesitamos ejecutar una acción para conocer la respuesta (y quizá haya más de una posible).

 

«La vida en el intento» muestra, para Mónica, la encrucijada en la que se encuentra el sujeto lírico: está en un punto de su vida en el que no sabe qué hacer. Los versos «Sobrevivir consiste / en cambiar lo que buscas por lo que has encontrado» muestran que es mejor sacrificar aquello que anhelamos y quedarnos con las cosas buenas que nos encontramos por el camino. No obstante, concluye que no se va a rendir porque en la vida hay que luchar por lo que se quiere. Hugo interviene diciendo que depende de la situación, ya que hay que sopesar si el beneficio es mayor que el riesgo.

En «Opción B», según Simón, se dirige a su amada. Cuenta los recuerdos más bonitos con los que se quedaría si ella se fuera. Sara, en cambio, aporta una visión distinta. Hay muchas cosas de las que se puede escribir, por ejemplo, la vida cotidiana, la historia...: «Todo eso / de lo que yo tendría / que escribir / si te vas». Le parece que hay ambigüedad, ya que puede referirse a la amada o a la inspiración. Sergio aclara la referencia a la historia de Chile, concretamente a la dictadura de Pinochet y a su caída del poder («Siempre habrá un general que usurpe el trono / y un Palacio de la Moneda en llamas»).

 

«Maletas», para Laura, es un ejemplo de las maneras de expresar el amor: haciendo la maleta al otro. Samuel se hace eco de la comparación de lo que hace María (preparar el atuendo del hombre) y la supervisión de los soldados, por parte de un general. Este gesto de la vida cotidiana le hace reflexionar a Sahil sobre la importancia de los detalles en el amor. Simón piensa que solo se muestran los detalles positivos, sobre todo en las redes sociales. La felicidad mostrada aquí no es real, ya que también hay malos momentos.

 

Cree Sergio que «Podría ser cualquiera» se refiere al destino. Hay personas que están hechas para estar juntas, de igual su situación. En este sentido, Lorena añade que al sujeto lírico no le importa lo que sea ella porque la va a querer igual. Continúa diciendo Sergio que los versos «el profesor / que enciende luces / dentro / de los número, / tacha la oscuridad con tizas blancas» ensalzan la acción de la enseñanza, que elimina la ignorancia con el conocimiento.

 

«Vida y obra», para Samuel, habla del proceso de la vida, de una historia que acaba trágicamente. Describe el proceso por el que tienen que pasar los seres queridos cuando pierden a alguien. El ser humano tiene que estar preparado para todo tipo de noticias. Sara realiza una lectura diferente. Señala los pasajes entre paréntesis —«En el poema, todo va a ser mucho más fácil»—, donde expresa sus sentimientos. Conoce la realidad, pero explica cómo le gustaría que ocurriese. Es el orgullo lo que impide reconciliarse a la pareja («Una turba furiosa se acercaba a nosotros / conmigo a la cabeza»).

 

«Tablón de anuncios» transmite, según Iker, las injusticias que se dan en algunas partes del mundo, como la falta de trabajo, el hambre o las guerras. A Hugo le parece intersante la forma tan directa de denunciar estas injusticias. Es una crítica social profunda, gracias a la enumeración: «el color, / la injusticia, / las guerras, /el expolio, / la opresión / el cinismo, /los pactos de silencio…». Samuel destaca la inclusión de este tema, que rompe con el general de la obra, que es el amor. Promueve a la lucha, para cambiar la realidad: «ningún muro se alza ni se derriba solo». Sahil se siente impotente ante las desigualdades, contra las que no puede hacer nada («para que sigan llenas algunas cajas fuertes, / tiene que haber millones de neveras vacías»). Irene tampoco ve esperanza para cambiar el mundo actual. Mónica apunta que, si no estamos de acuerdo todos en que podemos cambiarlo, el sacrificio de una persona será en vano. La unión es fundamental apostilla Sara.

 

Concluimos con «Su viva imagen», cuya extensión le sorprende a Samuel. Lo dedica a su madre, a quien añora profundamente. El dolor que siente se acentúa con los recursos poéticos. Sahil destaca que logra transmitir esta pena a los lectores, como si lo vivieran en primera persona.


1º BACHILLERATO B

Comienza Luna con el comentario de los versos «ahora / quiero vivir / para contarlo», del poema «Ya no es tarde». Con ellos, el sujeto lírico nos transmite que es preferible echar la vista atrás y ver que se ha vivido una experiencia a no vivirla y pensar qué hubiese pasado si se hubiese llegado a realizar. Nunca se acaban los oportunidades de vivir y siempre es buen momento para empezar. Continúa Iris con «llega María, acaba el invierno, sale el sol», donde la mujer representa la primavera, que es una estación que llega después de meses de lluvia y frío. Para ella, el sol se identifica con un momento positivo, que aparece después de tanta soledad. En esta misma línea, prosigue Nel: el hielo se refiere a los malos tiempos y el sol sería el amanecer de un nuevo día. Hay que olvidarse del pasado y debemos ser capaces de romper los lazos, ya que no estamos atados a nadie en esta vida. Sara se fija en algunos recursos literarios, entre los que destaca la anáfora («Nunca es tarde»), a través de la que reflexiona sobre la vida, en general, y lo que nos toca vivir en cada momento. Para Pelayo V. P., «para empezar de cero» nos lleva a pensar que se puede comenzar otra vez, como si nunca hubiese pasado nada («quemar los barcos»). Christian cree que, tras los versos, se esconde un significado más profundo: podemos cambiar aquello que no nos gusta; siempre hay tiempo para ello («para dejar de ser un hombre que no pueda / permitirse un pasado»). Si nos equivocamos, debemos recapacitar, para estar orgullosos de nosotros mismos.

 

Pasamos ahora a «María y el fantasma», en el que, según Lucía, homenajea al poeta Ángel González, por el décimo aniversario de su fallecimiento. De hecho, lo recuerda tanto que aún nota su presencia («Existen ciertas noches en las que Ángel González / olvida que está muerto / y entra en casa»).

 

En «Propios y extraños», Luna afirma que el sujeto lírico construye una antítesis para explicar cómo es ahora frente a quién fue, un hombre taciturno y afligido («ya no soy el que era. / Me llamo como el otro»). Tanto Luna como Lucía creen que aquí se refleja el cambio que sufre la persona ante una relación de pareja y cómo todo el mundo que lo conocía se lo repetía.

 

Nerea M. ve en «No sé cómo decirlo» un amor verdadero, con el que todo es posible. Esto se puede comprobar en los versos «dentro de nuestros libros / el avaro Uriah Heep / da muerte a David Copperfield, / Segismundo no huye jamás de su prisión / y el miserable Yago / se casa / con Desdémona». Esta visión no la comparte Christian, que cree que el amor no puede con todo, pues por mucho que fantaseemos, es posible que no se consigan los propósitos.

 

Continúa Nerea F. con «Segunda juventud». A pesar de que la vida es efímera, las oportunidades de sentirse feliz nunca se acaban. Benjamín Prado asocia el amor con la juventud, pues el estar enamorado hace que se sienta rejevenecido. Esto refleja la esperanza. Iris hace referencia al verso «Es falso que el amor sea un tren que se marcha», donde identifica las paradas del tren con el amor: hay muchas, tantos como amores posibles a lo largo de la vida. Aarón se para en los versos «Tenía que decírtelo: era todo mentira. / No era verdad que el tiempo que se va no regrese», para explicar que es un poema lleno de optimismo, ya que se puede encontrar el amor y cambiar tu situación anterior. Para él, hay segundas oportunidades.

 

Carla habla sobre «Libro de familia». Cada obra literaria nos aporta algo diferente y nos enseña valores que podemos aplicar en el día a día («Si algo sé de la gente real / lo he aprendido / de Hamlet o Jane Eyre…»). Demuestra que sus poemas también pueden aportar algo nuevo a sus lectores, de la misma forma que los libros que él ha leído le aportaron a él («Esa también ha sido mi familia / como tú vas a serlo»). Nerea F. cree que no se refiere a los lectores, sino a la mujer que ama. Para ella, muestra la personalidad del sujeto lírico, que es una persona entregada y dispuesta a compartir su realidad («Pregunta lo que quieras. / Te contaré mi historia»). Por su parte, a Nerea M. le ha impactado que citase tantos referentes literarios. En un primer momento, no entendía las referencias, por lo que piensa que el autor muestra aquí que sus lectores tienen un mundo por delante y mucho que aprender de la literatura.

 

A Carla le llama la atención la disposición del poema «Poesía social» en el espacio y la fuente utilizada, cursiva. Además, algunos términos, como azar, líder o animal se leen en ambos sentidos, lo que genera una riqueza semántica. En esta composición, Aarón ve una asociación del amor con la libertad, sometidos ambos a peligros. Celia prosigue con el verso «como yo creo en ti», que le hace pensar en la necesidad de creer en uno mismo para conseguir tus propósitos. No es suficiente con la confianza que depositan en ti los demás. No obstante, Luna afirma que la gente que está a tu alrededor puede ser un apoyo para realizar las cosas que te propones. Pablo, por el contrario, piensa que la motivación está en uno mismo. La fuerza de voluntad es propia, no la aportan los demás. Carla cree que creer en uno mismo es esencial, pero que la ayuda es básica para darnos un empujón cuando lo necesitamos. En un momento de bajón, es importante que la gente te recuerde que tienes energía para salir de ahí.

 

Para Lucas, «El doctor Zhivago nos espera en Moscú», habla sobre la separación de las cosas que quieres, casusada por la pérdida del placer al estar en contacto con ellas. Representa al sujeto poético perdido, reflexivo, que recupera las ganas cuando se aleja. De esta manera, recuerda la importancia de todo aquello que le interesaba. Carla cree que no siempre es posible apartarse totalmente, sobre todo si lo que has vivido te ha aportado mucho durante un tiempo. Es algo que te pertenece, por lo que no vas a poder separarte del todo. Luna también está de acuerdo, pues si alguna vez existió un vínculo, esos recuerdos perdurarán por haber pertenecido a un momento de tu vida. Christian piensa lo contrario, pues cree que somos capaces de estar solos, reflexionando sobre la razón de estar cansado por esa circunstancia. Pablo también lo ve de esta forma, pues la distancia es lo mejor para poder arreglar la situación, en el momento en que se esté preparado. Diana, por su parte, afirma que no podemos ignorar aquello que nos molesta, pero que no debemos actuar sin pensar, ya que esto conllevaría más problemas que soluciones. Por muchas cosas positivas que te dé alguien, si hay algo que te ha molestado, es mejor que la relación se airee.

 

En «La vida en el intento», según Cristina, el sujeto lírico, habla sobre el exilio de Juan Ramón Jiménez. Recuerda el lugar de origen con nostalgia. Huye por no enfentar la realidad; quiere seguir haciendo lo que le gusta. Su poesía cambia a raíz de su situación personal («Lo imagino furtivo entre sus cosas, / solo / fuera del mundo»). Carmen observa la evolución de la personalidad del poeta tras esa situación dramática.

 

Cristina se para en «Debo fingir que hay otros y es mentira», que trata sobre una historia de amor, de la influencia que tiene una persona en otra, que puede cambiarla para bien. Jorge Luis Borges, al conocer a María Kodama, vuelve a sentirse vivo. El sujeto lírico viaja por todos los lugares que visitaron Borges y María. Le dedica esta historia a su pareja actual, identificándose con la historia del escritor argentino.

 

Para Pablo, «Tu nombre quemará mis labios para siempre» alude a los objetos — »la linterna rota / la llave abandonada»— para expresar que su relación amorosa está en un punto muerto. Hay incertidumbre sobre lo que va a pasar. Lucas cree que, en realidad, aquí se hace referencia a la ciudad de Jerusalén, pieza fundamental del mundo, con una historia rica, también en tragedias. Va nombrando monumentos y lugares importantes del lugar y se para en el conflicto entre Palestina e Israel, que llega a la actualidad. Al pensar en esta ciudad, se nos despiertan variadas emociones, ya sean positivas o negativas. Pablo concluye que está de acuerdo con Lucas, pero piensa que, a través de la historia, trata de explicar una relación amorosa.

 

Nos centramos ahora en «Un profesor es alguien que habla en los sueños de otro». Enol M. hace referencia a los versos «No escribas si lo puedes hacer como cualquiera / pero no como tú». El autor debe hacer las cosas de manera personal, para que sea recordado por todos cuando no esté vivo. Carla cree que tenemos que buscar lo que nos hace ser nosotros mismos, lo que nos gusta, para escribir nuestra propia historia.

En «Opción B», Marina se centra en el tema principal, que es el amor y el miedo a perder aquello que amas. Observa una ambigüedad en los últimos versos – «Todo eso / de lo que yo tendría / que escribir / si te vas», pues no sabemos si se refiere a la persona amada o a un sentimiento. Aquí no trata al amor desde el punto de vista romántico, sino como algo que puede perderse.

 

Ainhoa reflexiona sobre «Las reglas del juego», donde destacan los miedos en una relación y, en particular, de la ruptura. Con el verso introductorio, «No quiero seguir siendo quien no soy», nos muestra que él ya no quiere ser la persona que era cuando estaba con su amada. No quiere seguir pensando en recuerdos que le han marcado y que, para ella, no significan nada. Pretende seguir adelante, no imaginar falsas escenas pasadas. Diana se fija en el fuerte sentimiento de ansiedad que transmite, que descansa sobre las repeticiones («No quiero…»). Para ella, habla de ciertas cosas que molestan en una relación, tanto es así que solo queda la ruptura. Con «No quiero que me expliques qué has querido decir», vemos que da igual lo que ella haya hecho. El sujeto poético no supera esta relación. Está de acuerdo Marina («No quiero que se cumplan los pronósticos»). Se trata de un amor fuerte y pasional, que queda ensalzado con las reiteraciones. Carla piensa que él está acostumbrado a la rutina con su pareja y, por ello, está imaginando la vida sin ella, aunque no llega a aceptarlo.

 

El poema «Vida y obra» refleja, para Ainhoa, el desamor, que conlleva dolor y tristeza. Parece que su amada comienza una nueva vida («Vi que tu llave abría otra puerta»). Continúa diciendo que las personas que se fueron y no te valoraron acabarán echándote de menos («Una voz me decía / que no hay mejor regalo para los que se van / que saberlos perder»). Finalmente, ve cómo el orgullo no le permite recuperarla: «el orgullo abría / dentro de mí / los ojos / igual que un muerto en un ataúd». Por su parte, Diana cree que la ruptura es definitiva. Muere el amor, pero el sujeto lírico no cree lo que le está pasando («algo iba a morir y nuestros corazones / solo eran las botellas / donde hizo puntería el asesino»). A pesar de la rabia que siente, él quiere exteriorizarlo de la forma más analítica y madura posible. Hay una lucha de sentimientos, pues se debate entre la razón y la rabia. Luna señala la comparación de una relación amorosa con un enfrentamiento. Carmen está de acuerdo, pues el hombre busca la rivalidad. Carla concluye que se enfrenta a la mujer como si fuera su enemigo y no su pareja.

 

Enol R. cree que el autor se ayuda del poema «Tablón de anuncios» para contar los problemas y las injusticias del mundo. Sara piensa que expresa muy bien la desigualdad entre la gente, a través de los versos «para que sigan llenas algunas cajas fuertes / tiene que haber millones de neveras vacías». Nos quejamos de lo que tenemos, sin pensar en la situación de otros, que no tienen nada. Pelayo V. A. indica que la gente poderosa solo está preocupada por el dinero. No importan los problemas ajenos, solo los suyos. Luna piensa que hay esperanza para cambiar las cosas y que Benjamín Prado, como poeta, tiene la posibilidad de expresarlo. En cambio, Pablo opina que la literatura no puede cambiar el mundo; es una idea utópica.

 

Sukh se para en «Su viva imagen», composición que habla de su madre, ya fallecida. La llama la mujer de su vida y, con ello, vemos hasta qué punto la echa de menos. Carla afirma que, con esa dedicatoria, muestra que el amor puede ser muy amplio, no solo romántico. Luna se fija en los versos «su rostro tallado sobre el mío» y «miro sus fotos / y soy yo», que nos presentan el gran parecido del autor y su madre. Cuando se mira, no puede evitar acordarse de ella.

 

Concluimos con «Punto final». Carla comenta que, si se lee con atención, puede transmitir muchas cosas interesantes, por ejemplo, que la gente no valora lo que los libros quieren expresar. Pablo piensa que la literatura puede dar visibilidad a temas tabú, aunque no confía en ella como una fuerza del cambio. Diana cierra la tertulia con una última reflexión: la literatura puede ayudarnos a nivel individual, para cambiar la opinión personal sobre ciertos temas, pero no a nivel global porque, si no se cuenta con los medios para realizar la transformación, es inviable.


1º BACHILLERATO C

Toma la palabra Alicia G. para hablarnos de «Nunca es tarde», que, para ella, es un poema motivador, ya que invita a la gente a hacer aquellas cosas que no se atrevieron a realizar. Además, destaca la personificación en «la nieve llora lágrimas de gigante vencido». Se fija después en el verso «y de pronto la puerta no es un error del muro». Normalmente, cuando construimos un muro ante nosotros, es para evitar lo externo y pensamos que, si se abre, te pueden hacer daño. Aquí esto se ha superado, pues, si la puerta ya no es un error, simboliza la apertura hacia cosas nuevas, pero no necesariamente negativas. Victoria amplía la visión hacia el ámbito social. No es tarde para cambiar todo lo que conocemos (desde el punto de vista personal y político), para conventirnos en personas que viven la vida de forma diferente. Es importante derribar las barreras. Adriana se interesa por lo que piensan los demás sobre «Yo solo puede estar contigo o contra mí». Victoria prosigue con la lectura social. Para ella, o estás con la mayoría (formas parte de algo) o estás contra ella, pues todo lo diferente se rechaza. Cuando uno marca sus límites e ideas, los otros te rechazan, pues eres una oveja fuera del rebaño. Así, nos exponemos y es seguro que la sociedad opinará sobre ti.

 

Santiago continúa con «María y el fantasma», poema que le ha sorprendido por su carácter melancólico. Aquí el sujeto lírico cuenta cómo el fantasma de Ángel González, poeta que existió en realidad, se le aparece en su casa. Para él, es una dedicatoria a su amigo, pues los buenos tiempos siempre se recuerdan («Te aseguro / que hay noches en las que Ángel González / no recuerda que ha muerto / y se sienta a mi lado»).

 

Pedro se centra en los versos «Acuérdate: —No existe mayor preso / que el que duda entre dos puertas abiertas», de la composición «No me cuentes tu vida». Le sugieren que el sujeto duda entre dos opciones y, así, queda estancado, sin poder moverse, como si fuera un preso, que es incapaz de escapar. Muestra, con ello, la indecisión que paraliza y que te impide actuar. Victoria comenta, a continuación, que «No me hables del pasado /—  si quieres encontrar respuestas, corre / en dirección contraria a las preguntas—» señala que las respuestas no están en lo ya vivido. Lo hecho, hecho está, ya no podemos cambiarlo. No hay que dejarse llevar por aquello que hemos hecho mal ni debemos martirizarnos. Es fundamental que recapacitemos y que pensemos en quiénes nos queremos convertir en el futuro. A Sira, por su parte, le llama la atención el título del poema, pues, en una conversación habitual, nos parecería ofensivo. No obstante, aquí el poeta lo desarrolla de otro modo. Para ella, tiene que ver con que la persona no abra las heridas del pasado. Merece la pena olvidarlas y no contárselas a nadie; guardar el pasado oscuro para uno mismo y trasmitir solo los momentos felices. Para Santiago, olvidar el pasado y centrarte en el futuro es lo normal para buscar estabilidad. No obstante, se puede aprender del pasado, ya que, si se olvidan los errores cometidos, se podrán repetir en un futuro. Noemí está de acuerdo, ya que cree que deberíamos buscar el término medio: no hacernos daño con esos recuerdos, pero no olvidarlos. Adriana concluye que exteriorizar el pasado propio puede ser contraproducente, si las heridas aún no están cerradas, si ese momento no está superado.

 

Continúa Santiago con «Propios y extraños», que trata, según él, de un hombre que muestra cómo era su personalidad en el pasado, que ya no se parece a la del presente. El cambio que da se debe al amor de una mujer. Con ello, quiere mostrar que las personas pueden trasnformarse. Nayara asiente. El sujeto poético ya no es el mismo interiormente, aunque lo externo se mantiene («uso su ropa, / vivo en su casa y firmo lo que escribe»). Adriana se refiere al verso «— No hay vida más vacía que una tumba sin flores», que incide en la soledad de una persona olvidada.

 

Prosigue Pedro con «Los camaradas». Se fija en los versos «que el modo más humano de buscar el calor / es abrazarse a otro que también tiene frío», que le permite ver la ayuda mutua como algo fundamental. Después, comenta «Saben que las mejores compañías / son las que han entendido cuándo dejarnos solos». En ocasiones, cuando tienes que ayudar a un amigo, lo mejor es dejarle espacio, para no molestarlo. Se detiene también en el título, que hace referencia a un compañero que está ahí para lo que necesites. Victoria comenta los primeros versos citados por el compañero, donde ve el reflejo de dos personas que están en la misma situación y que se pueden unir en su desgracia.

 

A Sira el poema que más le ha gustado es «Libro de familia». En él, se mencionan autores y obras que marcaron la vida del sujeto lírico. Este se refugia en la literatura, ya que los personajes pueden ayudarnos en nuestro día a día, imaginando como actuarían ellos en la vida real. Con los versos «He dormido en Comala, Oz y Nunca Jamás», trae a la memoria la puesta en marcha de su imaginación, cuando sus familia le leía cuentos para irse a dormir. En esos momentos, como ahora, imaginaba en su cabeza las situaciones de esos personajes, por lo que se siente identificada con esta historia. Además, cree que el autor pretende ser una referencia para otras personas, de la misma forma que él admira a estos autores que menciona. Nayara piensa que todo lo que ha aprendido, gracias a todas esas obras, lo ayuda a progresar en la vida.

 

Nos paramos ahora en «Escrito en Lisboa». Sira cree que se está fijando en autores que se hacen famosos por los romances no correspondidos que reflejan en su obras. El sujeto poético no quiere seguir su estela, ya que prefiere que lo amen antes que conseguir la fama y ser infeliz. Adriana lee el verso «envidio a todos porque no son yo», que hace referencia a Fernando Pessoa, autor que, como apunta Alicia G., es solitario, pues no se relaciona con los demás («ser poeta era su forma de estar solo»). En esta línea, prosigue Victoria, que comenta los versos «él pasó de incógnito a través de su vida», pues no comprende cómo uno puede dejar de ser persona, para ser solo literato.

 

Se centra Adriana en «El doctor Zhivago nos espera en Moscú». Aquí el sujeto lírico hace un viaje introspectivo a la ciudad rusa. Viajar allí es viajar a un estado de ánimo, eminentemente triste. Señala la imagen «la daga que esconden los cuchillos de mesa», utilizada para mostrar cómo algo aparentemente bueno puede ocultar la maldad. Victoria aquí ve un símbolo de la hipocresía, pues podemos depositar nuestra confianza en alguien, que puede estar actuando a tus espaldas. Celeste señala que ese alguien puede ser incluso la familia, aunque creamos que la conocemos bien. Toma la palabra Adriana de nuevo para llamar a la prudencia. Si nos cerramos en banda, puedes alejarte de oportunidades interesantes. Cuando pensamos, desde un principio, que algo va a ir mal, desconfiamos, hasta tal punto, que termina pasándonos aquello que nos daba miedo, pues lo causamos nosotros mismos. Le llama la atención, además, la referencia a la soledad a través de la costa vacía («hoteles vacíos junto al mar»), que contrasta con la afluencia de turistas en época estival. Juan , por su parte, menciona los versos «— No te pido que hagas cualquier cosa por mí, / sino todo conmigo», que muestra cómo el sujeto necesita de la presencia constante del ser amado, en lo bueno y en lo malo.

 

Adriana comenta ahora «Debo fingir que hay otros y es mentira», cuyo subtítulo le parece importante porque nos ubica como lectores. Está hablando de Jorge Luis Borges «Cuando encontró a María Kodama». Esta unión desata las críticas, así que esta situación le recuerda a la vivida por John Lennon y Yoko Ono. Parece que el patrón de esta relación se repite en ellos dos, el sujeto lírico y su amada, por lo que se sienten identificados.

 

«Tu nombre quemará tus labios para siempre» es un poema que Juan ve desde una óptica amorosa. No piensan lo mismo Nayara y Adriana, que se decantan por un conflicto bélico, que no concluye nunca. La referencia a la linterna rota es, para esta última, un símbolo de la oscuridad, de la imposibilidad de iluminar el camino, que llevaría a la paz.

 

En «Vida y obra», Celeste hace hincapié en el sentimiento de orgullo, que no permite trasladar tus sentimientos al otro («Quise tirar mis armas o levantar las manos; pero el orgullo abría /dentro de mí / los ojos / igual que un muerto en un ataúd»).

 

«Tablón de anuncios» es, para Noemí, un poema muy diferente al resto, ya que no habla de problemas personales, sino que se centra en problemas mundiales, como, por ejemplo, el hambre. Opina que, a través de los versos «ningún muro se alza ni se derriba solo», el autor nos muestra que el arte no sirve solo para desahogarse, sino también para concienciar al lector. Victoria cree que estos problemas sociales se repiten, por ciclos, y nunca van a ser superados. Adriana piensa, no obstante, que el sujeto poético quiere trasladarnos un mensaje esperanzador, ya que los seres humanos son los causantes de los errores, por lo que pueden modificar su conducta, aunque sea a título individual.

 

Interviene ahora Alicia V., que comenta un poema, para ella, conmovedor: «Su viva imagen». Trata sobre la muerte de su madre. Intercala aquellas cosas que le gustaban («la nieve, los gatos, la familia; / el fuego, / cocinar, / los cumpleaños…») y no le gustaban a ella («los médicos, / las llamadas nocturnas, / las tormentas…») con los momentos de su enfermedad («Antes de la morfina y el delirio»). El hijo se pregunta si siempre fue la mujer que conoció («La imagino en la época en que yo no existía / haciendo cosas / que nunca le vi hacer») y reconoce que su gran parecido con ella es una condena que lo perseguirá por siempre. A pesar del dolor, o precisamente por él, vemos cómo la composición muestra la relación tan bonita y de confianza que existía entre ellos. Noemí cree que su imagen siempre permanecerá en el recuerdo («Las cosas no se pierden cuando desaparecen / sino cuando las dehas de buscar»).

 

Continúa Alicia V. con «El día en que deje de quererte», composición que gira en torno al amor eterno, pues solo dejará de querer a su amada si pasan cosas tan imposibles como que «África amanezca cubierta por la nieve / […] y Pompeya despierte / de su sueño a la sombra del volcán».

 

Llegamos a «Punto final», que es, para Sergio, una oda al poema que le gustaría construir; aquel que sea capaz de influir en todo el que lo lea: «Un poema que sea imprevisible, / [...] que te deje secuelas; / que te arme de valor».

 

 

 


Tertulia literaria dialógica del primer capítulo, "El juicio", de Oliver Twist, de Charles Dickens.

1º ESO 

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