LAURA, 37 AÑOS
A los 14 me bajo la regla por primera vez y durante los cuatro años siguientes tuve idas y venidas al hospital por los fuertes dolores de la regla. Con las anticonceptivas mejoró el dolor, pero las hinchazones y las malas digestiones siempre han convivido conmigo. A los 29 años, empecé de nuevo con dolores, cada vez más incapacitantes y en una prueba que me mandó el traumatólogo salió la famosa endometriosis.
Sin embargo, para mí, el verdadero problema llegó cuando intenté ser mamá. Al dejar las anticonceptivas y hacerme varias pruebas de fertilidad me diagnosticaron premenopausia. Yo no podía creerlo, después de todos los diagnósticos fallidos a lo largo de mi vida, por primera vez necesitaba que se hubiesen equivocado. Poco después fui a una clínica privada, donde para mi tristeza me confirmaron el diagnóstico.
Desde entonces tanto yo como mi pareja hemos tenido que trabajar por reponernos, de cierta manera podría decir que hemos tenido que elaborar una especie de duelo. Aceptar que la única vía de embarazo es la ovodonación está siendo un camino duro que me ha generado muchos conflictos, no solo personal sino en nuestra relación, ya que la situación nos afecta a ambos.