A este sitio vamos a volver sí o sí. Todos súper amables, todo súper bueno… riquísimo, bien de precio (34 euros por persona) pero es que además, no hemos tomado vino cuando Comovino (@ecomovino)s una ¡vinoteca gastronómica!
Está en el centro histórico de Santiago y se trata de un local restaurado relativamente hace poco tiempo usando un diseño moderno y elegante.
Desde que entramos, nos hicieron indicaciones, no tanto de qué pedir, como de las cantidades. Y como no teníamos referencias (salvo lo que habíamos leído por ahí), les hicimos caso y comimos todo para compartir.
Tomamos unos berberechos con wakame que te hacen perder el sentido, y un calamar de la ría frito, con alioli marino, su tinta y no recuerdo qué más cosas, que estaba tremendo… en lo más alto del ranking de calamares.
Para terminar, pedimos un plato fuera de carta que me temo que pronto formará parte de la misma: merluza rebozada acompañada de una vichisua de bonito. En fin, una locura.
El cierre lo hicimos con su tarta de queso… con una ración, aunque hubiéramos podido con la tarta entera. Buenísima, y quienes nos seguís, sabéis que nos gustan mucho las tartas de queso por lo que lo decimos con conocimiento de causa.
Todo esto, junto con unas 1906 y unos cafés fue lo que tomamos y por lo que seguro que volveremos a ir cuando vayamos de visita a Santiago de Compostela. Hacednos caso e id. Merece la pena.