Llegar al centro y aparcar a la primera. Acercarnos al restaurante sin haber hecho reserva y encontrar mesa. Comimos en Cascabel. Ya habíamos ido hace tiempo y nos apetecía repetir. Muy amables, todo rico y por 28 euros por persona. What else? que diría Clooney.
Empezamos pidiendo las bebidas y algo para picar. Nos propusieron el guacamole de la casa, con pipas (peladas) y tacos para untar. Estaba riquísimo.
Y casi sin tiempo de espera una vez que dimos cuenta de él, nos sirvieron el primer plato: Tacos de res en su jugo. Uno por cabeza. Los sirven montados pero con salsa de chile picante para poner al gusto, y el caldo de la cocción de la carne aliñada, junto con un trocito de lima. La salsa pica, pero el conjunto está muy bueno.
Para terminar pedimos el Tuétano 2.0. Recordábamos de la otra vez que estuvimos, el tuétano a la brasa, y siguiendo el consejo de la persona que nos atendió, nos animamos con la nueva versión de este plato, que ahora lo sirven con pechito de res, salsa de chile jalapeño (muy suave) y tortitas (5) de maíz.
Lo mejor es compartirlo como hicimos nosotros, porque seguramente para una sola persona pueda ser mucho. ¡Pero qué rico que estaba!
No tomamos postre y el café lo pedimos en el quiosco Rocambolesc, de los hermanos Roca aunque nos lo tomamos sentados en la mesa en la que habíamos comido.
Pero había que poner la guinda. Y literalmente, cuando pedimos la cuenta, nos trajeron dos guindillas de gominola, que remataban ese punto picante que habían tenido todos los platos.
En definitiva, nos gustó muchísimo, y seguramente por no haberlo pensado antes, el plan salió a la perfección. Lo dicho, what else?