Microcuentos

Los microrrelatos son eso, un fogonazo, un chispazo, un brochazo, un disparo con sentido, con principio y fin a pesar de la brevedad. Pequeños; pero matones.

Si son inquietantes, mejor que mejor.

Iré enriqueciendo esta entrada con los que vaya encontrando escondidos entre los párrafos de los relatos mayores.

Este no se de dónde ha salido. Ojo, es malvado:

El sol surgió por el horizonte, apartó a un lado la oscuridad, se arrastró a lo largo de la pradera y, con dedos enfermizos, empujó la ventana del castillo y la atravesó, mostrando cómo la princesa saqueada, con la mano en su garganta y la corona partida, miraba boquiabierta y con horror al anfibio saciado y borracho que estaba tendido a su lado, sin acabar de creer la magnitud del engaño del sapo, mientras gritaba como loca: “¡Me mentiste!”.