El azulejo metro no entiende de excepciones o modas. Cabe en todas partes y a pesar de los años sigue estando a la orden del día en el mundo de la decoración. El azulejo tipo metro es un auténtico icono en el mundo de los revestimientos. Con historia, clase, diseño y elegancia, lo tiene todo para convertirse en el azulejo destinado a revitalizar todo tipo de ambientes.
Así que si ya estas metido en el asunto el primer paso es elegir el tipo de fachada que dependerá del tipo de casa en cuestión:
En las cocinas, hasta media altura para un acabado más rustico o a pared completa, han sido siempre un recurso decorativo de primer orden.
En los baños resultan especialmente interesante, sobre todo como azulejos para baños pequeños dado su formato pequeño y sencillo que consigue ampliar los espacios.
En locales comerciales donde sus nuevos diseños entran a forma parte de los más demandados a la hora de crear espacios increíblemente sofisticados.
Este tipo de azulejos pueden usarse en restaurantes y bares donde su capacidad de adaptación al espacio, su fácil limpieza y la sencillez y versatilidad de sus diseños los hacen idóneos para espacios tan exigentes como estos.
Y ahora, además, en el salón donde su pequeño tamaño es un hándicap a la hora de crear decoraciones originales utilizándolo como un complemento decorativo más. Esto es debido, al igual que sucede con los mosaicos o los azulejos hidráulicos, a su gran capacidad de adaptación a las nuevas tendencias del mundo de la decoración y a los diferentes espacios y estilos decorativos.
En cuanto a su formato, si bien siguen manteniendo su forma original encontramos mucha más variedad de tamaños que le permiten ampliar su campo de actuación.
SI nos fijamos en sus colores, si bien el blanco sigue siendo un referente, sobre todo en las cocinas de estilo vintage o nórdico, nos encontramos con una amplia paleta de colores que van desde los más suaves tonos pastel a los más intensos perfectos para decoraciones más vanguardista y sofisticadas. Resulta muy atractivo ver paredes donde se juega con diferentes tonos de la misma gama de colores o se colocan aleatoriamente piezas de distinto color aparentemente sin un patrón establecido y con un sorprendente resultado.
Si vemos sus acabados, se ha pasado del simple azulejo liso y mate a los acabados brillantes, metalizados o de efecto cristal, con elegantes biselados, con sutiles texturas de finos relieves decorativos o efectos craquelados. Incluso con el rejuntado de las piezas puedes poner tu toque personal rellenando las juntas con un color distinto a los azulejos delineando cada pieza e incrementado su efecto visual.
Y su nos centramos en su colocación, no creas que la tradicional en horizontal es la única. Piensa que es un simple rectángulo y échale imaginación para crear originales efectos ópticos cuyo resultado nada tendrán que ver con el clásico azulejo metro. Su formato te permite crear combinaciones en vertical, diagonal, en forma de espiga o escalera. Es como si de un puzzle se trata en el que puedes ir encajando cada pieza creando un efecto dinámico, de movimiento en las paredes.
Estas piezas emblemáticas del siglo XX que nacieron para decorar el metro de Nueva York con el paso el tiempo han sabido reinventarse con resultados sorprendes que han cautivado con una sencillez que invita a la creatividad.