VIACRUCIS

ORACIÓN INICIAL

V/ En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

R/ Amén.

En la muerte de Cristo descubrimos la prueba definitiva del amor infinito del Padre hacia el mundo. Por medio de la Pasión del Hijo de Dios hemos alcanzado la salvación.

Meditar con devoto recogimiento y piedad los misterios de la Pasión y Muerte de Nuestro Señor es un compromiso sincero por alcanzar una profunda y continua conversión interior.

Dios y Padre Nuestro, que la luz de tu gracia ilumine nuestra contemplación y oración al recorrer las Estaciones del camino de la Cruz de tu Hijo; concédenos fortaleza para saber avanzar siempre tras las huellas de Jesucristo.

Señor y Dios nuestro, que en el Corazón traspasado de Tu Hijo expirante, herido por nuestros pecados, nos has mostrado las riquezas de tu Amor.

Te rogamos que nos llenes del Fuego de Amor del Espíritu Santo, para ser apóstoles de tu Nueva Evangelización, con ardor y valentía en nuestro mundo.

Que sepamos abrir nuestros brazos, para que como Ntro. Padre Jesús Cautivo, acojamos en un abrazo infinito, a todos los que sufren, a los débiles y a los más necesitados.

Que tengamos un corazón grande para amar. Un manantial inagotable en el que saciar a todos los que tienen sed de Ti.

Que la nuestra, sea una vida de entrega continua al prójimo, mientras caminamos hacia la santidad a la que Tú nos llamas.

Dios de bondad, fuente de todo bien, en este día, unidos en la oración, te  queremos pedir especialmente por la persona, la salud y las intenciones del Santo Padre el  Papa Francisco.

Padre nuestro, atráenos hacia Cristo, Nuestro Señor y Salvador, y haz que cuantos te invocamos en este Vía Crucis  y con la ayuda de la intercesión de la Santísima Virgen de los Dolores, caminemos juntos hacia Ti en la unidad del Espíritu Santo.

Amén.

PRIMERA ESTACIÓN

JESÚS EN EL HUERTO DE GETSEMANÍ

Lectura del Evangelio según San Lucas

Salió Jesús y fue como de costumbre, al monte de  los  Olivos;  le  siguieron  también  los discípulos. Llegado al lugar, les dijo: Orad para no caer en tentación. Y se apartó de ellos como a un tiro de piedra y puesto de rodillas, oraba diciendo: Padre,  si quieres, aparta  de  mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Y entrando en agonía oraba con más intensidad. Y le vino un sudor como de gotas de sangre que caían  hasta  el suelo. Cuando se levantó  de la oración y llegó hasta los discípulos, los encontró adormilados por la tristeza. Y les dijo: ¿Por qué dormís?  Levantaos   y  orad  para  no  caer  en tentación.

COMENTARIO

En el comienzo de este Vía Crucis, sentimos en el hondón del alma la somnolencia inconsciente de los discípulos. En el momento cumbre de la vida del Maestro que los llamó junto al mar de Galilea, que les ha lavado los pies, les ha dejado el regalo de su Cuerpo y de su Sangre y les ha ungido como sacerdotes del Nuevo Testamento, le abandonan.

En esta tarde, con infinita compasión acompañamos a Jesús hasta el Calvario  y  le  pedimos  que  no  permita  que nada ni nadie nos distraiga de lo esencial: subir con  Él hasta  la  cima  y  manifestarle  nuestro amor y nuestra gratitud por su entrega por nosotros. Le pedimos también que penetren en nuestras  almas  sus  propios  sentimientos  de amor al Padre y a la humanidad necesitada de redención.

Esta estación la ofrecemos por la Paz en el mundo.

ORACIÓN

Señor,  me  emociona tu entrega sin condiciones. En la dificultad buscas la oración, la unión íntima con el Padre. Yo, que tantas veces hago mi voluntad, y me olvido de Ti, quiero pedirte la fuerza para acudir también al Padre en los momentos de alegría o tristeza, de esperanza o desaliento, para conocer su voluntad y aprender a amarla, para entregarme con presteza a lo que me pida.

V/.Te adoramos Cristo y te bendecimos.

R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Amén.

PADRE NUESTRO, AVE MARÍA, GLORIA

PADRE NUESTRO

Padre nuestro que estás en el cielo, 

santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu Reino;

hágase tu voluntad 

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy 

nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos 

a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal. Amén. 

AVE MARÍA

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

GLORIA

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. 

Te alabamos, te bendecimos, te adoramos,

te glorificamos, te damos gracias por tu inmensa gloria, 

Señor Dios, Rey celestial, 

Dios, Padre todopoderoso. 

SEGUNDA ESTACIÓN

JESÚS, TRAICIONADO POR JUDAS, ES ARRESTADO

Del Evangelio según San Lucas 

Todavía  estaba  hablando, cuando  llegó  un tropel de gente, y el llamado Judas, uno de los doce, los precedía y se acercó a Jesús para besarle. Jesús le dijo: Judas, ¿con un beso entregas al hijo del Hombre? 

Dijo después Jesús a los que habían venido contra él, sumos sacerdotes,  oficiales  del  Templo  y  ancianos: ¿Cómo contra un ladrón habéis salido con espadas y garrotes? Mientras estaba con vosotros todos  los  días  en  el  Templo,  no  alzasteis  las manos contra mí. Pero ésta es vuestra hora y el poder de las tinieblas.

Entonces  le  prendieron,  se  lo  llevaron,  y  lo metieron en casa del Sumo Sacerdote.

COMENTARIO

Pocas cosas son tan dolorosas como la traición de los amigos,  de aquellos  a los que uno ha favorecido y querido. ¡Cómo debió punzar  el  corazón  de  Cristo  la  perfidia  de Judas, su cobardía y su desesperación hasta quitarse la vida! Sin duda que, ante el menor gesto de arrepentimiento, el Señor le habría perdonado, como perdonó a Pedro, que en esa misma noche lo negó tres veces, y como nos perdona a nosotros en el sacramento de la penitencia, que cada día debemos estimar más y que en esta tarde agradecemos al Señor, porque es el sacramento de la paz, del reencuentro con Dios, de la alegría y de la esperanza renacida.

Esta estación la ofrecemos por todos los enfermos de nuestro pueblo.

ORACIÓN

Señor, cuánto debió dolerte la traición de Judas, uno de tus predilectos. Pero más te dolió su impenitencia, el desesperarse y no confiar en tu perdón. Perdóname, Señor, por tantos besos traidores. Que no responda a tu amor con traición o con indiferencia, y si tengo la desgracia de alejarme de Ti, dame la serenidad para reconocer mi error y volver a tu lado.

V/. Te adoramos Cristo y te bendecimos.

R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Amén.

PADRE NUESTRO, AVE MARÍA, GLORIA

PADRE NUESTRO

Padre nuestro que estás en el cielo, 

santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu Reino;

hágase tu voluntad 

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy 

nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos 

a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal. Amén. 

AVE MARÍA

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

GLORIA

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. 

Te alabamos, te bendecimos, te adoramos,

te glorificamos, te damos gracias por tu inmensa gloria, 

Señor Dios, Rey celestial, 

Dios, Padre todopoderoso. 

TERCERA ESTACIÓN

JESÚS ES CONDENADO A MUERTE POR EL SANEDRÍN

Lectura del Evangelio según San Mateo

Los  príncipes  de  los  sacerdotes  y  todo  el Sanedrín  buscaban  un  falso  testimonio contra  Jesús  para  darle  muerte;  pero  no  lo encontraban a pesar de los muchos falsos testigos presentados. Por último, se presentaron dos que declararon: Este  dijo: Yo  puedo  destruir  el Templo de Dios y edificarlo de nuevo  en tres días. Y, levantándose, el Sumo Sacerdote le dijo:

¿Nada respondes? ¿Qué es lo que éstos testifican contra  ti?  Pero  Jesús  permanecía  en  silencio.

Entonces el Sumo Sacerdote le dijo: Te conjuro por Dios vivo a que nos digas si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios. Jesús le respondió: Tú lo has dicho. Además os digo que en adelante veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del Poder y venir sobre las nubes del cielo.

Entonces el Sumo Sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: ¡Ha blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Ya lo veis, acabáis de oír la blasfemia: ¿Qué os parece? Ellos contestaron: Es reo de muerte.

COMENTARIO

Estamos ante la condena más cínica dictada en la historia de la humanidad. El Salvador del mundo es condenado inicuamente. El Sanedrín judío, por intereses inconfesables y bastardos, ha condenado al que es la suprema inocencia, a quien es manso y humilde de corazón,   quien  ha  pasado   por  el  mundo haciendo el bien, evangelizando a los pobres, curando a los enfermos, dando luz a los ciegos y vida a los muertos, revelando el rostro amoroso del Padre y predicando el amor entre sus hijos. Contemplamos a Jesús en esta tarde con piedad y compasión y le pedimos que nunca permita que condenemos injustamente a nuestros hermanos.

Esta estación la ofrecemos por los jóvenes de nuestro pueblo.

ORACIÓN

Señor, el Sanedrín, los "buenos", los representantes de Dios, te condenan. Ayúdame, Señor, a ser siempre comprensivo con los demás; que nunca les juzgue y menos aún les condene. No permitas que se introduzca en mi corazón, el cáncer de la envidia. Que vea a todos con tus mismos ojos, y sepa corresponder a tantas maravillas de amor.

V/. Te adoramos Cristo y te bendecimos.

R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Amén.

PADRE NUESTRO, AVE MARÍA, GLORIA

PADRE NUESTRO

Padre nuestro que estás en el cielo, 

santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu Reino;

hágase tu voluntad 

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy 

nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos 

a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal. Amén. 

AVE MARÍA

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

GLORIA

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. 

Te alabamos, te bendecimos, te adoramos,

te glorificamos, te damos gracias por tu inmensa gloria, 

Señor Dios, Rey celestial, 

Dios, Padre todopoderoso. 

CUARTA ESTACIÓN

JESÚS ES NEGADO POR PEDRO

Lectura del Evangelio según San Mateo

Entretanto, Pedro estaba sentado fuera, en el atrioCUARTA ESTACIÓN

JESÚS ES NEGADO POR PEDRO; se le acercó una sirvienta y le dijo: Tú también estabas con Jesús el Galileo. Pero él lo negó delante de todos, diciendo: No sé de qué hablas. Al salir al portal le vio otra vez y dijo a los que había allí: Este estaba con Jesús el Nazareno. De nuevo lo negó con juramento: No conozco a ese hombre. Poco después se acercaron los que estaban allí y dijeron a Pedro: Desde luego tú también eres de ellos, pues tu habla lo manifiesta. Entonces comenzó a imcrepar y a jurar: No conozco a ese hombre. Y al momento cantó el gallo. Y Pedro se acordó de las palabras que Jesús habla dicho: “Antes de que cante el gallo, me negarás tres veces”. Y, saliendo afuera, lloró amargamente.

COMENTARIO

Jesús ha tenido con Pedro detalles incontables y le ha demostrado una verdadera predilección: se ha alojado  muchas  veces  en su casa en Cafarnaúm y le ha hecho testigo de los  acontecimientos más  importantes  de  su vida.  En las  fuentes  del Jordán,  mediada  la vida  pública,  le  ha  prometido  ponerle  al frente de su Iglesia como clavijero y roca fundamental  del  edificio  de  la  Iglesia.  Para ello,  le ha cambiado  el nombre,  con  lo que ello  significaba  en  el  cercano  Oriente…  y Pedro le niega tres veces,  no por maldad, pues amaba apasionadamente a su Maestro, pero sí por debilidad y  cobardía. Que nunca reneguemos de Jesús, aunque nos cueste ser señalados   con  el  dedo  o  perder  derechos sociales,  económicos  o profesionales  por ser cristianos.

Esta estación la ofrecemos por todas las madres del mundo.

ORACIÓN

Señor, yo también, como Pedro, te niego en tantas ocasiones... en lo importante y en lo más cotidiano. Cuando las cosas se hacen más cuesta arriba, me olvido de las promesas, de esos momentos en que te he dicho que no te abandonaría. Y porque conozco mi debilidad, te pido, Señor, ser humilde en mis palabras y en mis acciones: que me fíe de Ti más que de mí.

V/. Te adoramos Cristo y te bendecimos.

R./ Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Amén.

PADRE NUESTRO, AVE MARÍA, GLORIA

PADRE NUESTRO

Padre nuestro que estás en el cielo, 

santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu Reino;

hágase tu voluntad 

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy 

nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos 

a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal. Amén. 

AVE MARÍA

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

GLORIA

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. 

Te alabamos, te bendecimos, te adoramos,

te glorificamos, te damos gracias por tu inmensa gloria, 

Señor Dios, Rey celestial, 

Dios, Padre todopoderoso. 

QUINTA ESTACIÓN

JESÚS ES JUZGADO POR PILATO

Lectura del Evangelio según San Juan

Jesús respondió: Mi reino no es de este mundo; si  mi  reino  fuera  de  este   mundo,  mis servidores lucharían para que no fuera entregado a los judíos. Pilato le dijo: ¿Luego tú eres Rey? Jesús contestó: Tú lo dices: yo soy Rey. Para esto he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz. Pilato le dijo: ¿Qué es la verdad? (...) Era la Parasceve de la Pascua, hacia la hora sexta, y dijo a los judíos: He ahí a vuestro Rey. Pero ellos gritaron: Fuera, fuera, crucifícalo. Pilato les dijo: ¿A vuestro Rey voy a crucificar? Los pontífices respondieron: No tenemos más rey que el César. Entonces se lo entregó para que fuera crucificado.

COMENTARIO

¡Qué triste sino el de Pilato! Sabe que Jesús es inocente, pero por  miedo, por pusilanimidad o por cálculos humanos poco confesables, entrega a Jesús en manos de sus enemigos  y  se  lava  frívolamente  las  manos.

¡Qué irresponsabilidad la de este hombre, que conoce la Verdad y no tiene arrestos para seguirla! La historia le ha estigmatizado como el prototipo del hombre acomodaticio, débil y cobarde.  Que  el Señor  nos  ayude  a todos  a seguir su doctrina, su voluntad y su santa ley sin vacilación, sin sucumbir a lo social o políticamente correcto.

Esta estación la ofrecemos por Caritas Parroquial.

ORACIÓN

Señor, en ocasiones vemos claro lo que tenemos que hacer, pero nos preocupan tanto los juicios humanos, que nos volvemos atrás. Que sólo nos preocupe, Señor, acomodarnos a lo que Tú quieras. Enséñanos a amar apasionadamente la verdad, venga de donde venga, porque la verdad siempre nos remite a Ti.

V/. Te adoramos Cristo y te bendecimos.

R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Amén.

PADRE NUESTRO, AVE MARÍA, GLORIA

PADRE NUESTRO

Padre nuestro que estás en el cielo, 

santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu Reino;

hágase tu voluntad 

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy 

nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos 

a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal. Amén. 

AVE MARÍA

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

GLORIA

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. 

Te alabamos, te bendecimos, te adoramos,

te glorificamos, te damos gracias por tu inmensa gloria, 

Señor Dios, Rey celestial, 

Dios, Padre todopoderoso. 

SEXTA ESTACIÓN

JESÚS ES AZOTADO  Y CORONADO DE ESPINAS

Lectura del Evangelio según San Mateo

Entonces  les  soltó  a  Barrabás;  y  a  Jesús, después  de  haberle  hecho  azotar,  se  lo entregó para que fuera crucificado.

Entonces los soldados del procurador llevaron a Jesús al pretorio y reunieron en torno a él a toda la cohorte. Le desnudaron, le pusieron una túnica roja y, trenzando una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza, y en su mano derecha una caña; se arrodillaban ante él y se burlaban diciendo: Salve, Rey de los Judíos.

Le   escupían,   le   quitaron  la   caña   y   le golpeaban en la cabeza. Después de reírse de él, le despojaron de la túnica, le pusieron sus vestidos y le llevaron a crucificar.

COMENTARIO

En la cima de la inconsciencia, los soldados coronan a Jesús como Rey con una corona de espinas y le ultrajan con crueles latigazos. En ellos nos vemos reflejados todos nosotros, que a pesar de todas las maravillas que el Señor ha obrado  en  nuestra  vida, llamándonos  a  la existencia,  regalándonos la vocación cristiana, el agua del bautismo, la filiación divina, la unción de su Espíritu, el pan de la Eucaristía, nuestra pertenencia a la Iglesia y el regalo de su Madre, hemos respondido a estos dones con la indiferencia, la tibieza, la mediocridad, la infidelidad y el pecado, que nos envilece, quiebra nuestra dignidad de hijos y es siempre una ofensa a dios y  un desprecio de la sangre redentora de Cristo.

Esta estación la dedicamos al grupo de Pastoral de la Salud.

ORACIÓN

Señor, te vemos llagado y lleno de heridas. Nosotros, que tanto cuidamos nuestro cuerpo, quedamos conmovidos de tu entrega sin límites. Cada latigazo nos recuerda nuestra sensualidad, cada silencio ante las  espinas, nuestros pensamientos innobles y egoístas.

Enséñanos a vivir con humildad y pureza de corazón, con generosidad y desprendimiento; y a respetar nuestro cuerpo que es morada del Espíritu Santo.

V/. Te adoramos Cristo y te bendecimos.

R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Amén.

PADRE NUESTRO, AVE MARÍA, GLORIA

PADRE NUESTRO

Padre nuestro que estás en el cielo, 

santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu Reino;

hágase tu voluntad 

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy 

nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos 

a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal. Amén. 

AVE MARÍA

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

GLORIA

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. 

Te alabamos, te bendecimos, te adoramos,

te glorificamos, te damos gracias por tu inmensa gloria, 

Señor Dios, Rey celestial, 

Dios, Padre todopoderoso. 

SÉPTIMA ESTACIÓN

JESÚS CARGA CON LA CRUZ

Del Evangelio según San Juan

Entonces  Pilato  se  lo  entregó  para  que fuera crucificado.

Tomaron, pues, a Jesús; y él, con la cruz a cuestas, salió hacia el lugar llamado de la Calavera que en hebreo se dice Gólgota.

COMENTARIO

Nuestro mundo huye de la cruz y se refugia en  lo  más  fácil,  lo  más  cómodo,  lo  que  no cuesta,  lo  más  placentero.  Sin  embargo,  el Señor para llevar a cabo la epopeya de nuestra salvación,  quiso pasar por la cruz, la sangre y el dolor, pues como no cesan de repetir los Padres de la Iglesia, “sin efusión de sangre, no hay redención”.

Jesús carga libre y generosamente con la cruz. Camina dando tumbos por las calles de Jerusalén. El peso de la cruz, en la que se encierran los pecados de todos  los  hombres  de  todos  los  tiempos,  le hace caer en tierra por tres veces.  Me enseña así a cargar amorosamente con mi cruz, aceptando mis sufrimientos, mis enfermedades, mis limitaciones físicas o psicológicas, pues así estoy colaborando a la salvación  del mundo.

Esta estación la ofrecemos por todos nuestros mayores.

ORACIÓN

Señor ¿y yo? ¿Tomo mi cruz, la mía, la de cada día, la que tanto me cuesta y tanto me santifica? Que no le tenga miedo a la cruz, a esa cruz del dolor, de la enfermedad, de las incomprensiones, de las derrotas. Que sepa ver en ella la voluntad de Dios; porque la cruz, llevada con gallardía es santificante, es redentora. Enséñame, Señor, a amar la cruz, a abrazarme a ella.

V/. Te adoramos Cristo y te bendecimos.

R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Amén.

PADRE NUESTRO, AVE MARÍA, GLORIA

PADRE NUESTRO

Padre nuestro que estás en el cielo, 

santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu Reino;

hágase tu voluntad 

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy 

nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos 

a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal. Amén. 

AVE MARÍA

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

GLORIA

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. 

Te alabamos, te bendecimos, te adoramos,

te glorificamos, te damos gracias por tu inmensa gloria, 

Señor Dios, Rey celestial, 

Dios, Padre todopoderoso. 

OCTAVA ESTACIÓN

EL CIRENEO AYUDA A JESÚS A LLEVAR LA CRUZ

Lectura del Evangelio según San Lucas

Cuando le llevaban echaron mano de un tal Simón de Cirene, que venía del campo y le cargaron la cruz para que la llevara detrás de Jesús.

COMENTARIO

Simón  de  Cirene  tuvo  el  privilegio  de ayudar a Jesús a llevar la cruz. Lo que en principio podía parecer una coacción fastidiosa, se convierte para él en un acontecimiento de gracia, en un encuentro inolvidable con Jesús, que cambia su vida y le da un nuevo sentido y una insospechada plenitud. En estos momentos, hay en nuestros pueblos y ciudades muchos condenados como Jesús, que caminan doblados y dolientes por el peso de su cruz. Son las víctimas del desamor, de la injusticia y de la crisis económica, hermanos nuestros que lo han perdido todo, hasta la esperanza, y que reclaman una mano amiga que les ayude a llevar su cruz. No les defraudemos.

Ofrecemos esta estación por todas las mujeres maltratadas.

ORACIÓN

Señor, estás fatigado y nos pides ayuda: has querido necesitar de nuestro apoyo. Enséñanos a tener la humildad de pedir ayuda cuando lo necesitemos. Enséñanos también a ser los cireneos  de  los  demás,  sin  humillarlos.  Haz, Señor que  sepamos  descubrir  tu rostro amabilísimo en los que sufren, en los más necesitados,  en los marginados, y que sepamos ser su apoyo y su consuelo.

V/. Te adoramos Cristo y te bendecimos.

R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecdor.

Amén.

PADRE NUESTRO, AVE MARÍA, GLORIA

PADRE NUESTRO

Padre nuestro que estás en el cielo, 

santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu Reino;

hágase tu voluntad 

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy 

nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos 

a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal. Amén. 

AVE MARÍA

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

GLORIA

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. 

Te alabamos, te bendecimos, te adoramos,

te glorificamos, te damos gracias por tu inmensa gloria, 

Señor Dios, Rey celestial, 

Dios, Padre todopoderoso. 

NOVENA ESTACIÓN

JESÚS ENCUENTRA A LAS MUJERES DE JERUSALÉN

Lectura del Evangelio según san Lucas 

Le seguía una gran multitud del pueblo y de mujeres, que lloraban y se lamentaban por Él. Jesús, volviéndose a ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos, porque he aquí que vienen días en que se dirá: dichosas las estériles y los vientres que no engendraron y los pechos que no amamantaron. Entonces comenzarán a decir a los montes: caed sobre nosotras; y a los collados: sepultadnos; porque si en el leño verde hacen esto, ¿qué se hará en el seco?

COMENTARIO

Un grupo de mujeres de Jerusalén, con infinita piedad, llora y se conduele al paso de Jesús. Llora por el dolor inaudito que adivinan en  su  rostro  después  de las  crueles  torturas que acaba de sufrir. Con arrojo y sin temor a las posibles represalias del Sanedrín o del procurador romano, lloran la injusticia que contemplan. Es seguro que todas ellas recibieron como premio una mirada de Jesús llena de gratitud y de ternura. Que tampoco nosotros nos avergoncemos de ponernos de parte y en el lugar de los que sufren injustamente y que, como el Buen Samaritano, nos apeemos de nuestra cabalgadura, para arrodillarnos a los pies de los pobres y de los que sufren y curarles y vendarles sus heridas.

Ofrecemos esta estación por las vocaciones sacerdotales.

ORACIÓN

Señor, enséñanos a acoger el dolor como un don que nos acerque a Ti. Porque Tú lo has asumido y le has dado un valor redentor. Que no nos rebelemos cuando las cosas no salen según nuestros deseos. Que te encontremos en las dificultades y en los dolores, propios y ajenos. Enséñanos,  Señor,  a  tener  un  corazón  a  la medida del tuyo, que nos lleve a compadecernos de  los que  sufren  y  a  tratar  de  consolarlos  y ayudarles en sus necesidades.

V/. Te adoramos Cristo y te bendecimos.

R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Amén.

PADRE NUESTRO, AVE MARÍA, GLORIA

PADRE NUESTRO

Padre nuestro que estás en el cielo, 

santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu Reino;

hágase tu voluntad 

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy 

nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos 

a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal. Amén. 

AVE MARÍA

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

GLORIA

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. 

Te alabamos, te bendecimos, te adoramos,

te glorificamos, te damos gracias por tu inmensa gloria, 

Señor Dios, Rey celestial, 

Dios, Padre todopoderoso. 

DÉCIMA ESTACIÓN

JESÚS LLEGA AL GÓLGOTA PARA SER CRUCIFICADO

Lectura del Evangelio según San Marcos

Y lo llevaron al  Gólgota, que significa lugar de la Calavera.  Y le daban a beber vino con mirra, pero él no aceptó.

Y  le  crucificaron  y  repartieron  sus  ropas, echando  suertes  sobre  ellas  para  ver  qué  se llevaba  cada uno. Era la hora tercia cuando lo crucificaron. 

COMENTARIO

La  verdadera sabiduría consiste en descubrir en esta tarde las motivaciones profundas del drama del Calvario. En su raíz está el amor de dios, que en la plenitud de los tiempos  envía  a  su  Hijo  para  redimir  al hombre, alejado de dios por el pecado. En el origen del drama del Calvario está, sobre todo, la realidad estúpida y terrible del pecado, nuestros pecados, los pecados de todas las generaciones que nos han precedido y los de todas aquellas que nos sucederán. Todos ellos constituyen la historia más sórdida y negra de la humanidad. Ellos y nosotros, todos, somos los autores y cómplices de la muerte del Señor. Dios quiera que en esta Cuaresma ahondemos en nuestra conversión y  sintamos un verdadero arrepentimiento y compunción del corazón.

Ofrecemos esta estación por los más pobres de nuestro pueblo.

ORACIÓN

Señor, te han taladrado las manos y los pies. Te has entregado hasta el final, con el desprendimiento más radical. Te has quedado sin nada; sólo con la cruz. Que aprenda, Señor, de la desnudez  de  la  cruz.  Que  sepa  prescindir  de tanto superfluo como hay en mi vida: dinero, comodidad, deseo de poder, que tantas veces me lleva a la insatisfacción, a la tristeza. Que te amé, Señor, sin guardarme nada para mí.

V/. Te  adoramos Cristo y te bendecimos.

R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Amén.

PADRE NUESTRO, AVE MARÍA, GLORIA

PADRE NUESTRO

Padre nuestro que estás en el cielo, 

santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu Reino;

hágase tu voluntad 

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy 

nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos 

a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal. Amén. 

AVE MARÍA

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

GLORIA

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. 

Te alabamos, te bendecimos, te adoramos,

te glorificamos, te damos gracias por tu inmensa gloria, 

Señor Dios, Rey celestial, 

Dios, Padre todopoderoso. 

DÉCIMO PRIMERA ESTACIÓN

JESÚS PROMETE SU REINO AL LADRÓN ARREPENTIDO

A la derecha e izquierda de Jesús han crucificado a dos malhechores. Y mientras uno lo insulta, el otro reconoce sus errores y se da cuenta de la grandeza del que va a morir junto a él.

Lectura del Evangelio según San Lucas

Uno de los ladrones crucificados le injuriaba diciendo: ¿No eres tú el Cristo? Sálvate  a ti mismo y a nosotros. Pero el otro le reprendía:

¿Ni siquiera tú que estás en el mismo suplicio, temes  a  Dios?  Nosotros,  en  verdad,  estamos merecidamente, pues recibimos lo debido por lo que hemos hecho; pero éste, no hizo mal alguno.

Y decía: Jesús, acuérdate de mí, cuando llegues a tu Reino. Y le respondió: En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el Paraíso.

COMENTARIO

El Señor nos llama en esta Cuaresma a la conversión, a rasgar los corazones, no las vestiduras, a cambiar la mente y las actitudes, a volver a dios en definitiva. La conversión del Buen Ladrón perdonado por Jesús, nos sugiere que nunca es tarde para regresar a la casa del Padre. Lo importante es la sinceridad, el dolor del corazón, el arrepentimiento y el propósito de cambiar  de vida.  No olvidemos  que dios paga el mismo salario a los trabajadores de la hora  sexta  o  de  la  hora  undécima  que  a aquellos que han comenzado a trabajar a primera  hora.  No  olvidemos  tampoco  que habrá más alegría en el Cielo por un pecador que se convierta que por los noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.

Ofrecemos esta estación el sumo pontífice, nuestro Papa Francisco.

ORACIÓN

Señor, nos vemos pecadores, y nos avergüenza no haber estado, no estar, a la altura de las circunstancias. Que no permanezcamos indiferentes o desesperados ante nuestros errores. Enséñanos a reaccionar, a luchar para salir del pecado, y ayudar también a los demás a salir de él. Que sepamos, Señor, estar muy pegados a Ti; y que te "robemos" el cielo, como hizo el ladrón arrepentido.

V/.  Te adoramos Cristo y te bendecimos.

R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Amén.

PADRE NUESTRO, AVE MARÍA, GLORIA

PADRE NUESTRO

Padre nuestro que estás en el cielo, 

santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu Reino;

hágase tu voluntad 

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy 

nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos 

a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal. Amén. 

AVE MARÍA

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

GLORIA

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. 

Te alabamos, te bendecimos, te adoramos,

te glorificamos, te damos gracias por tu inmensa gloria, 

Señor Dios, Rey celestial, 

Dios, Padre todopoderoso. 

DÉCIMO SEGUNDA ESTACIÓN

JESÚS COLGADO EN LA CRUZ, SU MADRE Y EL DISCÍPULO

Lectura del Evangelio según San Juan

Estaban junto a la cruz de Jesús su madre y la hermana de su madre, María de Cleofás, y María Magdalena. Jesús, viendo a su madre y al discípulo a quien amaba, que estaba allí, dijo a su madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo. Después, dice al discípulo: He ahí a tu madre. Y desde aquel momento el discípulo la recibió en su casa.

COMENTARIO

La Virgen María permanece en pie junto a la  cruz  de  Jesús,  con  algunas  mujeres  y  el apóstol Juan. Son el resto exiguo de los discípulos de Jesús que le siguen hasta el Calvario, mientras los demás huyen despavoridos. Los Padres orientales  llaman a este grupo, "los que permanecen", los que perseveran, los que no cejan ni dan un paso atrás, los que son fieles hasta las últimas consecuencias. y antes de expirar, Jesús nos entrega como Madre a la Santísima Virgen. Llenos de gratitud por este don impagable pedimos a Madre e Hijo que nos ayuden a ser siempre fieles a nuestro bautismo y a nuestra vocación cristiana.

Ofrecemos esta estación por todos nuestros difuntos.

ORACIÓN

Santa María, Madre de Jesús y Madre nuestra, tú, que estuviste asociada más íntimamente que nadie al misterio del sufrimiento redentor de Cristo, enséñanos a permanecer unidos a Él y a Ti como hizo Juan, el discípulo amado. Ayúdanos para que cuando la cruz aparezca en nuestra vida, también nosotros nos unamos al sacrificio redentor de su Hijo.

V/. Te adoramos Cristo y te bendecimos.

R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Amén.

PADRE NUESTRO, AVE MARÍA, GLORIA

PADRE NUESTRO

Padre nuestro que estás en el cielo, 

santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu Reino;

hágase tu voluntad 

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy 

nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos 

a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal. Amén. 

AVE MARÍA

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

GLORIA

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. 

Te alabamos, te bendecimos, te adoramos,

te glorificamos, te damos gracias por tu inmensa gloria, 

Señor Dios, Rey celestial, 

Dios, Padre todopoderoso. 

DÉCIMO TERCERA ESTACIÓN

JESÚS MUERE EN LA CRUZ

Lectura del Evangelio según San Marcos

Y al llegar  la hora sexta,  toda la tierra  se cubrió de tinieblas hasta la hora nona. Y a la hora nona exclamó Jesús con fuerte voz: Eloí, Eloí, ¿lamá sabacthaní? que significa: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? Y algunos de los que estaban cerca, al oírlo decían: Mirad, llama a Elías. Uno corrió a empapar una esponja con vinagre y, sujetándola a una caña, le daba de beber, mientras decía: Dejad, veamos si viene Elías a bajarlo. Pero Jesús, dando una gran voz, expiró".

COMENTARIO

Todo está cumplido. Jesús ha entregado el espíritu al Padre celestial. Pero éste no es su final, porque la última palabra de dios en la vida  de Jesús  no es  una  palabra  de muerte, sino de resurrección y de vida, la vida que Él le devolverá  al tercer día, constituyéndole  como rey  y  Señor  de  la  historia  humana  y  de  la historia de la salvación. Por ello, en esta tarde, a los pies del Cristo que reina desde el árbol de la cruz, abramos de par en par las puertas de nuestro corazón para que reine en nosotros y sea en verdad nuestro único Señor. Ante el rey soberano que entrega libremente su vida para nuestra salvación, entreguémosle nuestra vida para que Él la llene y planifique, para que Él la recree  y  convierta,  para  que  Él  la  posea  y oriente  y  la  haga  fecunda  al  servicio  de  su Reino.

Ofrecemos esta estación por el grupo de Pastoral Familiar.

ORACIÓN

Señor, has bebido el cáliz de la pasión hasta el final. Tú dijiste que "no hay mayor amor que el de dar la vida por los amigos". Has dado tu vida por amor. Haz que yo aprenda a entregar mi vida a Ti y a los hermanos que me necesiten.

V/. Te adoramos Cristo y te bendecimos.

R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Amén.

PADRE NUESTRO, AVE MARÍA, GLORIA

PADRE NUESTRO

Padre nuestro que estás en el cielo, 

santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu Reino;

hágase tu voluntad 

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy 

nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos 

a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal. Amén. 

AVE MARÍA

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

GLORIA

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. 

Te alabamos, te bendecimos, te adoramos,

te glorificamos, te damos gracias por tu inmensa gloria, 

Señor Dios, Rey celestial, 

Dios, Padre todopoderoso. 

DÉCIMO CUARTA ESTACIÓN

JESÚS ES COLOCADO EN EL SEPULCRO

Lectura del Evangelio según San Marcos

Y llegada  ya  la  tarde,  puesto  que  era  la Parasceve, que es el día anterior al sábado, vino  José  de  Arimatea,   miembro  ilustre  del Consejo, que también él esperaba el Reino de Dios y, con audacia, llegó hasta Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato se sorprendió de que ya hubiera muerto y, llamando al centurión, le preguntó si efectivamente había muerto. Cerciorado por  el  centurión,  entregó  el  cuerpo  a  José.

Entonces éste, habiendo comprado una sábana, lo bajó y lo envolvió en ella, lo depositó en un sepulcro que estaba excavado en una roca e hizo arrimar una piedra a la entrada del sepulcro. María Magdalena y María la de José observaban donde era colocado.

COMENTARIO

El cuerpo del Señor es trasladado al sepulcro, que muy pronto quedará vacío porque, al tercer día, su Padre lo resucitará devolviéndole el espíritu que Él le entregara en el Calvario. En la Ascensión, Jesús retorna glorioso junto al Padre, pero no nos deja huérfanos.  Está con nosotros,  en su Palabra, en nuestros hermanos, con los que Él misteriosamente se identifica, en la Iglesia, la encarnación continuada y prolongación de Cristo en el tiempo, y sobre todo, en el sacramento eucarístico, donde está verdadera, real y sustancialmente presente, y donde nos espera para que le visitemos, le adoremos y acompañemos para atraernos y configurarnos con Él.

Ofrecemos esta estación por las Hermandades de nuestro pueblo.

ORACIÓN

Señor, la  piedra fría del sepulcro recibe  tu cuerpo. Es como un eco de nuestras frialdades.

¡Tú, Señor, has muerto por nosotros, y no nos podemos quedar parados, sin hacer nada! Haznos descubrir, Señor, que hay mucho que cambiar en nuestra vida; que es hora de tomar decisiones, de empeñarnos en ser como Tú quieres, respondiendo a lo que nos pides. ¡Nunca es demasiado tarde!

V/. Te adoramos Cristo y te bendecimos.

R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador.

Amén.

PADRE NUESTRO, AVE MARÍA, GLORIA

PADRE NUESTRO

Padre nuestro que estás en el cielo, 

santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu Reino;

hágase tu voluntad 

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy 

nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos 

a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal. Amén. 

AVE MARÍA

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

GLORIA

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. 

Te alabamos, te bendecimos, te adoramos,

te glorificamos, te damos gracias por tu inmensa gloria, 

Señor Dios, Rey celestial, 

Dios, Padre todopoderoso. 

DÉCIMO QUINTA  ESTACIÓN

JESÚS HA RESUCITADO

"Se les presentaron dos hombres vestidos de vestiduras deslumbrantes. Mientras ellas quedaron horrorizadas y bajaron la cabeza hacia el suelo, les dijeron:

¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo?

No está aquí. Ha resucitado."

COMENTARIO

Pasado el sábado, María Magdalena y otras piadosas mujeres fueron muy de madrugada al sepulcro. Llegadas allí observaron que la piedra había sido removida. Entraron en el sepulcro y no hallaron el cuerpo del Señor, pero vieron a un ángel que les dijo: «Buscáis a Jesús de Nazaret, el Crucificado; ha resucitado, no está aquí». Poco después llegaron Pedro y Juan, que comprobaron lo que les habían dicho las mujeres. 

Pronto comenzaron las apariciones de Jesús resucitado: la primera, sin duda, a su Madre; luego, a la Magdalena, a Simón Pedro, a los discípulos de Emaús, al grupo de los apóstoles reunidos, etc., y así durante cuarenta días. Nadie presenció el momento de la resurrección, pero fueron muchos los que, siendo testigos presenciales de la muerte y sepultura del Señor, después lo vieron y trataron resucitado.

En los planes salvíficos de Dios, la pasión y muerte de Jesús no tenían como meta y destino el sepulcro, sino la resurrección, en la que definitivamente la vida vence a la muerte, la gracia al pecado, el amor al odio. Como enseña San Pablo, la resurrección de Cristo es nuestra resurrección, y si hemos resucitado con Cristo hemos de vivir según la nueva condición de hijos de Dios que hemos recibido en el bautismo.

Ofrecemos esta estación por los cristianos de todo el mundo.

V /. Te adoramos, Cristo y te bendecimos.

R /. Que por Tu Santa Cruz  redimiste al mundo y a mi pecador. 

Amén.

PADRE NUESTRO, AVE MARÍA, GLORIA

PADRE NUESTRO

Padre nuestro que estás en el cielo, 

santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu Reino;

hágase tu voluntad 

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy 

nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos 

a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal. Amén. 

AVE MARÍA

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

GLORIA

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. 

Te alabamos, te bendecimos, te adoramos,

te glorificamos, te damos gracias por tu inmensa gloria, 

Señor Dios, Rey celestial, 

Dios, Padre todopoderoso.