VIACRUCIS
ORACIÓN INICIAL
V/ En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
R/ Amén.
En la muerte de Cristo descubrimos la prueba definitiva del amor infinito del Padre hacia el mundo. Por medio de la Pasión del Hijo de Dios hemos alcanzado la salvación.
Meditar con devoto recogimiento y piedad los misterios de la Pasión y Muerte de Nuestro Señor es un compromiso sincero por alcanzar una profunda y continua conversión interior.
Dios y Padre Nuestro, que la luz de tu gracia ilumine nuestra contemplación y oración al recorrer las Estaciones del camino de la Cruz de tu Hijo; concédenos fortaleza para saber avanzar siempre tras las huellas de Jesucristo.
Señor y Dios nuestro, que en el Corazón traspasado de Tu Hijo expirante, herido por nuestros pecados, nos has mostrado las riquezas de tu Amor.
Te rogamos que nos llenes del Fuego de Amor del Espíritu Santo, para ser apóstoles de tu Nueva Evangelización, con ardor y valentía en nuestro mundo.
Que sepamos abrir nuestros brazos, para que como Ntro. Padre Jesús Cautivo, acojamos en un abrazo infinito, a todos los que sufren, a los débiles y a los más necesitados.
Que tengamos un corazón grande para amar. Un manantial inagotable en el que saciar a todos los que tienen sed de Ti.
Que la nuestra, sea una vida de entrega continua al prójimo, mientras caminamos hacia la santidad a la que Tú nos llamas.
Dios de bondad, fuente de todo bien, en este día, unidos en la oración, te queremos pedir especialmente por la persona, la salud y las intenciones del Santo Padre el Papa Francisco.
Padre nuestro, atráenos hacia Cristo, Nuestro Señor y Salvador, y haz que cuantos te invocamos en este Vía Crucis y con la ayuda de la intercesión de la Santísima Virgen de los Dolores, caminemos juntos hacia Ti en la unidad del Espíritu Santo.
Amén.
PRIMERA ESTACIÓN
JESÚS EN EL HUERTO DE GETSEMANÍ
Lectura del Evangelio según San Lucas
Salió Jesús y fue como de costumbre, al monte de los Olivos; le siguieron también los discípulos. Llegado al lugar, les dijo: Orad para no caer en tentación. Y se apartó de ellos como a un tiro de piedra y puesto de rodillas, oraba diciendo: Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Y entrando en agonía oraba con más intensidad. Y le vino un sudor como de gotas de sangre que caían hasta el suelo. Cuando se levantó de la oración y llegó hasta los discípulos, los encontró adormilados por la tristeza. Y les dijo: ¿Por qué dormís? Levantaos y orad para no caer en tentación.
COMENTARIO
En el comienzo de este Vía Crucis, sentimos en el hondón del alma la somnolencia inconsciente de los discípulos. En el momento cumbre de la vida del Maestro que los llamó junto al mar de Galilea, que les ha lavado los pies, les ha dejado el regalo de su Cuerpo y de su Sangre y les ha ungido como sacerdotes del Nuevo Testamento, le abandonan.
En esta tarde, con infinita compasión acompañamos a Jesús hasta el Calvario y le pedimos que no permita que nada ni nadie nos distraiga de lo esencial: subir con Él hasta la cima y manifestarle nuestro amor y nuestra gratitud por su entrega por nosotros. Le pedimos también que penetren en nuestras almas sus propios sentimientos de amor al Padre y a la humanidad necesitada de redención.
Esta estación la ofrecemos por la Paz en el mundo.
ORACIÓN
Señor, me emociona tu entrega sin condiciones. En la dificultad buscas la oración, la unión íntima con el Padre. Yo, que tantas veces hago mi voluntad, y me olvido de Ti, quiero pedirte la fuerza para acudir también al Padre en los momentos de alegría o tristeza, de esperanza o desaliento, para conocer su voluntad y aprender a amarla, para entregarme con presteza a lo que me pida.
V/.Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.
Amén.
PADRE NUESTRO, AVE MARÍA, GLORIA
PADRE NUESTRO
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.
AVE MARÍA
Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
Te alabamos, te bendecimos, te adoramos,
te glorificamos, te damos gracias por tu inmensa gloria,
Señor Dios, Rey celestial,
Dios, Padre todopoderoso.
SEGUNDA ESTACIÓN
JESÚS, TRAICIONADO POR JUDAS, ES ARRESTADO
Del Evangelio según San Lucas
Todavía estaba hablando, cuando llegó un tropel de gente, y el llamado Judas, uno de los doce, los precedía y se acercó a Jesús para besarle. Jesús le dijo: Judas, ¿con un beso entregas al hijo del Hombre?
Dijo después Jesús a los que habían venido contra él, sumos sacerdotes, oficiales del Templo y ancianos: ¿Cómo contra un ladrón habéis salido con espadas y garrotes? Mientras estaba con vosotros todos los días en el Templo, no alzasteis las manos contra mí. Pero ésta es vuestra hora y el poder de las tinieblas.
Entonces le prendieron, se lo llevaron, y lo metieron en casa del Sumo Sacerdote.
COMENTARIO
Pocas cosas son tan dolorosas como la traición de los amigos, de aquellos a los que uno ha favorecido y querido. ¡Cómo debió punzar el corazón de Cristo la perfidia de Judas, su cobardía y su desesperación hasta quitarse la vida! Sin duda que, ante el menor gesto de arrepentimiento, el Señor le habría perdonado, como perdonó a Pedro, que en esa misma noche lo negó tres veces, y como nos perdona a nosotros en el sacramento de la penitencia, que cada día debemos estimar más y que en esta tarde agradecemos al Señor, porque es el sacramento de la paz, del reencuentro con Dios, de la alegría y de la esperanza renacida.
Esta estación la ofrecemos por todos los enfermos de nuestro pueblo.
ORACIÓN
Señor, cuánto debió dolerte la traición de Judas, uno de tus predilectos. Pero más te dolió su impenitencia, el desesperarse y no confiar en tu perdón. Perdóname, Señor, por tantos besos traidores. Que no responda a tu amor con traición o con indiferencia, y si tengo la desgracia de alejarme de Ti, dame la serenidad para reconocer mi error y volver a tu lado.
V/. Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.
Amén.
PADRE NUESTRO, AVE MARÍA, GLORIA
PADRE NUESTRO
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.
AVE MARÍA
Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
Te alabamos, te bendecimos, te adoramos,
te glorificamos, te damos gracias por tu inmensa gloria,
Señor Dios, Rey celestial,
Dios, Padre todopoderoso.
TERCERA ESTACIÓN
JESÚS ES CONDENADO A MUERTE POR EL SANEDRÍN
Lectura del Evangelio según San Mateo
Los príncipes de los sacerdotes y todo el Sanedrín buscaban un falso testimonio contra Jesús para darle muerte; pero no lo encontraban a pesar de los muchos falsos testigos presentados. Por último, se presentaron dos que declararon: Este dijo: Yo puedo destruir el Templo de Dios y edificarlo de nuevo en tres días. Y, levantándose, el Sumo Sacerdote le dijo:
¿Nada respondes? ¿Qué es lo que éstos testifican contra ti? Pero Jesús permanecía en silencio.
Entonces el Sumo Sacerdote le dijo: Te conjuro por Dios vivo a que nos digas si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios. Jesús le respondió: Tú lo has dicho. Además os digo que en adelante veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del Poder y venir sobre las nubes del cielo.
Entonces el Sumo Sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: ¡Ha blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Ya lo veis, acabáis de oír la blasfemia: ¿Qué os parece? Ellos contestaron: Es reo de muerte.
COMENTARIO
Estamos ante la condena más cínica dictada en la historia de la humanidad. El Salvador del mundo es condenado inicuamente. El Sanedrín judío, por intereses inconfesables y bastardos, ha condenado al que es la suprema inocencia, a quien es manso y humilde de corazón, quien ha pasado por el mundo haciendo el bien, evangelizando a los pobres, curando a los enfermos, dando luz a los ciegos y vida a los muertos, revelando el rostro amoroso del Padre y predicando el amor entre sus hijos. Contemplamos a Jesús en esta tarde con piedad y compasión y le pedimos que nunca permita que condenemos injustamente a nuestros hermanos.
Esta estación la ofrecemos por los jóvenes de nuestro pueblo.
ORACIÓN
Señor, el Sanedrín, los "buenos", los representantes de Dios, te condenan. Ayúdame, Señor, a ser siempre comprensivo con los demás; que nunca les juzgue y menos aún les condene. No permitas que se introduzca en mi corazón, el cáncer de la envidia. Que vea a todos con tus mismos ojos, y sepa corresponder a tantas maravillas de amor.
V/. Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.
Amén.
PADRE NUESTRO, AVE MARÍA, GLORIA
PADRE NUESTRO
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.
AVE MARÍA
Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
Te alabamos, te bendecimos, te adoramos,
te glorificamos, te damos gracias por tu inmensa gloria,
Señor Dios, Rey celestial,
Dios, Padre todopoderoso.
CUARTA ESTACIÓN
JESÚS ES NEGADO POR PEDRO
Lectura del Evangelio según San Mateo
Entretanto, Pedro estaba sentado fuera, en el atrioCUARTA ESTACIÓN
JESÚS ES NEGADO POR PEDRO; se le acercó una sirvienta y le dijo: Tú también estabas con Jesús el Galileo. Pero él lo negó delante de todos, diciendo: No sé de qué hablas. Al salir al portal le vio otra vez y dijo a los que había allí: Este estaba con Jesús el Nazareno. De nuevo lo negó con juramento: No conozco a ese hombre. Poco después se acercaron los que estaban allí y dijeron a Pedro: Desde luego tú también eres de ellos, pues tu habla lo manifiesta. Entonces comenzó a imcrepar y a jurar: No conozco a ese hombre. Y al momento cantó el gallo. Y Pedro se acordó de las palabras que Jesús habla dicho: “Antes de que cante el gallo, me negarás tres veces”. Y, saliendo afuera, lloró amargamente.
COMENTARIO
Jesús ha tenido con Pedro detalles incontables y le ha demostrado una verdadera predilección: se ha alojado muchas veces en su casa en Cafarnaúm y le ha hecho testigo de los acontecimientos más importantes de su vida. En las fuentes del Jordán, mediada la vida pública, le ha prometido ponerle al frente de su Iglesia como clavijero y roca fundamental del edificio de la Iglesia. Para ello, le ha cambiado el nombre, con lo que ello significaba en el cercano Oriente… y Pedro le niega tres veces, no por maldad, pues amaba apasionadamente a su Maestro, pero sí por debilidad y cobardía. Que nunca reneguemos de Jesús, aunque nos cueste ser señalados con el dedo o perder derechos sociales, económicos o profesionales por ser cristianos.
Esta estación la ofrecemos por todas las madres del mundo.
ORACIÓN
Señor, yo también, como Pedro, te niego en tantas ocasiones... en lo importante y en lo más cotidiano. Cuando las cosas se hacen más cuesta arriba, me olvido de las promesas, de esos momentos en que te he dicho que no te abandonaría. Y porque conozco mi debilidad, te pido, Señor, ser humilde en mis palabras y en mis acciones: que me fíe de Ti más que de mí.
V/. Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R./ Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.
Amén.
PADRE NUESTRO, AVE MARÍA, GLORIA
PADRE NUESTRO
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.
AVE MARÍA
Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
Te alabamos, te bendecimos, te adoramos,
te glorificamos, te damos gracias por tu inmensa gloria,
Señor Dios, Rey celestial,
Dios, Padre todopoderoso.
QUINTA ESTACIÓN
JESÚS ES JUZGADO POR PILATO
Lectura del Evangelio según San Juan
Jesús respondió: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores lucharían para que no fuera entregado a los judíos. Pilato le dijo: ¿Luego tú eres Rey? Jesús contestó: Tú lo dices: yo soy Rey. Para esto he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz. Pilato le dijo: ¿Qué es la verdad? (...) Era la Parasceve de la Pascua, hacia la hora sexta, y dijo a los judíos: He ahí a vuestro Rey. Pero ellos gritaron: Fuera, fuera, crucifícalo. Pilato les dijo: ¿A vuestro Rey voy a crucificar? Los pontífices respondieron: No tenemos más rey que el César. Entonces se lo entregó para que fuera crucificado.
COMENTARIO
¡Qué triste sino el de Pilato! Sabe que Jesús es inocente, pero por miedo, por pusilanimidad o por cálculos humanos poco confesables, entrega a Jesús en manos de sus enemigos y se lava frívolamente las manos.
¡Qué irresponsabilidad la de este hombre, que conoce la Verdad y no tiene arrestos para seguirla! La historia le ha estigmatizado como el prototipo del hombre acomodaticio, débil y cobarde. Que el Señor nos ayude a todos a seguir su doctrina, su voluntad y su santa ley sin vacilación, sin sucumbir a lo social o políticamente correcto.
Esta estación la ofrecemos por Caritas Parroquial.
ORACIÓN
Señor, en ocasiones vemos claro lo que tenemos que hacer, pero nos preocupan tanto los juicios humanos, que nos volvemos atrás. Que sólo nos preocupe, Señor, acomodarnos a lo que Tú quieras. Enséñanos a amar apasionadamente la verdad, venga de donde venga, porque la verdad siempre nos remite a Ti.
V/. Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.
Amén.
PADRE NUESTRO, AVE MARÍA, GLORIA
PADRE NUESTRO
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.
AVE MARÍA
Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
Te alabamos, te bendecimos, te adoramos,
te glorificamos, te damos gracias por tu inmensa gloria,
Señor Dios, Rey celestial,
Dios, Padre todopoderoso.
SEXTA ESTACIÓN
JESÚS ES AZOTADO Y CORONADO DE ESPINAS
Lectura del Evangelio según San Mateo
Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de haberle hecho azotar, se lo entregó para que fuera crucificado.
Entonces los soldados del procurador llevaron a Jesús al pretorio y reunieron en torno a él a toda la cohorte. Le desnudaron, le pusieron una túnica roja y, trenzando una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza, y en su mano derecha una caña; se arrodillaban ante él y se burlaban diciendo: Salve, Rey de los Judíos.
Le escupían, le quitaron la caña y le golpeaban en la cabeza. Después de reírse de él, le despojaron de la túnica, le pusieron sus vestidos y le llevaron a crucificar.
COMENTARIO
En la cima de la inconsciencia, los soldados coronan a Jesús como Rey con una corona de espinas y le ultrajan con crueles latigazos. En ellos nos vemos reflejados todos nosotros, que a pesar de todas las maravillas que el Señor ha obrado en nuestra vida, llamándonos a la existencia, regalándonos la vocación cristiana, el agua del bautismo, la filiación divina, la unción de su Espíritu, el pan de la Eucaristía, nuestra pertenencia a la Iglesia y el regalo de su Madre, hemos respondido a estos dones con la indiferencia, la tibieza, la mediocridad, la infidelidad y el pecado, que nos envilece, quiebra nuestra dignidad de hijos y es siempre una ofensa a dios y un desprecio de la sangre redentora de Cristo.
Esta estación la dedicamos al grupo de Pastoral de la Salud.
ORACIÓN
Señor, te vemos llagado y lleno de heridas. Nosotros, que tanto cuidamos nuestro cuerpo, quedamos conmovidos de tu entrega sin límites. Cada latigazo nos recuerda nuestra sensualidad, cada silencio ante las espinas, nuestros pensamientos innobles y egoístas.
Enséñanos a vivir con humildad y pureza de corazón, con generosidad y desprendimiento; y a respetar nuestro cuerpo que es morada del Espíritu Santo.
V/. Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.
Amén.
PADRE NUESTRO, AVE MARÍA, GLORIA
PADRE NUESTRO
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.
AVE MARÍA
Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
Te alabamos, te bendecimos, te adoramos,
te glorificamos, te damos gracias por tu inmensa gloria,
Señor Dios, Rey celestial,
Dios, Padre todopoderoso.
SÉPTIMA ESTACIÓN
JESÚS CARGA CON LA CRUZ
Del Evangelio según San Juan
Entonces Pilato se lo entregó para que fuera crucificado.
Tomaron, pues, a Jesús; y él, con la cruz a cuestas, salió hacia el lugar llamado de la Calavera que en hebreo se dice Gólgota.
COMENTARIO
Nuestro mundo huye de la cruz y se refugia en lo más fácil, lo más cómodo, lo que no cuesta, lo más placentero. Sin embargo, el Señor para llevar a cabo la epopeya de nuestra salvación, quiso pasar por la cruz, la sangre y el dolor, pues como no cesan de repetir los Padres de la Iglesia, “sin efusión de sangre, no hay redención”.
Jesús carga libre y generosamente con la cruz. Camina dando tumbos por las calles de Jerusalén. El peso de la cruz, en la que se encierran los pecados de todos los hombres de todos los tiempos, le hace caer en tierra por tres veces. Me enseña así a cargar amorosamente con mi cruz, aceptando mis sufrimientos, mis enfermedades, mis limitaciones físicas o psicológicas, pues así estoy colaborando a la salvación del mundo.
Esta estación la ofrecemos por todos nuestros mayores.
ORACIÓN
Señor ¿y yo? ¿Tomo mi cruz, la mía, la de cada día, la que tanto me cuesta y tanto me santifica? Que no le tenga miedo a la cruz, a esa cruz del dolor, de la enfermedad, de las incomprensiones, de las derrotas. Que sepa ver en ella la voluntad de Dios; porque la cruz, llevada con gallardía es santificante, es redentora. Enséñame, Señor, a amar la cruz, a abrazarme a ella.
V/. Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.
Amén.
PADRE NUESTRO, AVE MARÍA, GLORIA
PADRE NUESTRO
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.
AVE MARÍA
Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
Te alabamos, te bendecimos, te adoramos,
te glorificamos, te damos gracias por tu inmensa gloria,
Señor Dios, Rey celestial,
Dios, Padre todopoderoso.
OCTAVA ESTACIÓN
EL CIRENEO AYUDA A JESÚS A LLEVAR LA CRUZ
Lectura del Evangelio según San Lucas
Cuando le llevaban echaron mano de un tal Simón de Cirene, que venía del campo y le cargaron la cruz para que la llevara detrás de Jesús.
COMENTARIO
Simón de Cirene tuvo el privilegio de ayudar a Jesús a llevar la cruz. Lo que en principio podía parecer una coacción fastidiosa, se convierte para él en un acontecimiento de gracia, en un encuentro inolvidable con Jesús, que cambia su vida y le da un nuevo sentido y una insospechada plenitud. En estos momentos, hay en nuestros pueblos y ciudades muchos condenados como Jesús, que caminan doblados y dolientes por el peso de su cruz. Son las víctimas del desamor, de la injusticia y de la crisis económica, hermanos nuestros que lo han perdido todo, hasta la esperanza, y que reclaman una mano amiga que les ayude a llevar su cruz. No les defraudemos.
Ofrecemos esta estación por todas las mujeres maltratadas.
ORACIÓN
Señor, estás fatigado y nos pides ayuda: has querido necesitar de nuestro apoyo. Enséñanos a tener la humildad de pedir ayuda cuando lo necesitemos. Enséñanos también a ser los cireneos de los demás, sin humillarlos. Haz, Señor que sepamos descubrir tu rostro amabilísimo en los que sufren, en los más necesitados, en los marginados, y que sepamos ser su apoyo y su consuelo.
V/. Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecdor.
Amén.
PADRE NUESTRO, AVE MARÍA, GLORIA
PADRE NUESTRO
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.
AVE MARÍA
Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
Te alabamos, te bendecimos, te adoramos,
te glorificamos, te damos gracias por tu inmensa gloria,
Señor Dios, Rey celestial,
Dios, Padre todopoderoso.
NOVENA ESTACIÓN
JESÚS ENCUENTRA A LAS MUJERES DE JERUSALÉN
Lectura del Evangelio según san Lucas
Le seguía una gran multitud del pueblo y de mujeres, que lloraban y se lamentaban por Él. Jesús, volviéndose a ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos, porque he aquí que vienen días en que se dirá: dichosas las estériles y los vientres que no engendraron y los pechos que no amamantaron. Entonces comenzarán a decir a los montes: caed sobre nosotras; y a los collados: sepultadnos; porque si en el leño verde hacen esto, ¿qué se hará en el seco?
COMENTARIO
Un grupo de mujeres de Jerusalén, con infinita piedad, llora y se conduele al paso de Jesús. Llora por el dolor inaudito que adivinan en su rostro después de las crueles torturas que acaba de sufrir. Con arrojo y sin temor a las posibles represalias del Sanedrín o del procurador romano, lloran la injusticia que contemplan. Es seguro que todas ellas recibieron como premio una mirada de Jesús llena de gratitud y de ternura. Que tampoco nosotros nos avergoncemos de ponernos de parte y en el lugar de los que sufren injustamente y que, como el Buen Samaritano, nos apeemos de nuestra cabalgadura, para arrodillarnos a los pies de los pobres y de los que sufren y curarles y vendarles sus heridas.
Ofrecemos esta estación por las vocaciones sacerdotales.
ORACIÓN
Señor, enséñanos a acoger el dolor como un don que nos acerque a Ti. Porque Tú lo has asumido y le has dado un valor redentor. Que no nos rebelemos cuando las cosas no salen según nuestros deseos. Que te encontremos en las dificultades y en los dolores, propios y ajenos. Enséñanos, Señor, a tener un corazón a la medida del tuyo, que nos lleve a compadecernos de los que sufren y a tratar de consolarlos y ayudarles en sus necesidades.
V/. Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.
Amén.
PADRE NUESTRO, AVE MARÍA, GLORIA
PADRE NUESTRO
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.
AVE MARÍA
Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
Te alabamos, te bendecimos, te adoramos,
te glorificamos, te damos gracias por tu inmensa gloria,
Señor Dios, Rey celestial,
Dios, Padre todopoderoso.
DÉCIMA ESTACIÓN
JESÚS LLEGA AL GÓLGOTA PARA SER CRUCIFICADO
Lectura del Evangelio según San Marcos
Y lo llevaron al Gólgota, que significa lugar de la Calavera. Y le daban a beber vino con mirra, pero él no aceptó.
Y le crucificaron y repartieron sus ropas, echando suertes sobre ellas para ver qué se llevaba cada uno. Era la hora tercia cuando lo crucificaron.
COMENTARIO
La verdadera sabiduría consiste en descubrir en esta tarde las motivaciones profundas del drama del Calvario. En su raíz está el amor de dios, que en la plenitud de los tiempos envía a su Hijo para redimir al hombre, alejado de dios por el pecado. En el origen del drama del Calvario está, sobre todo, la realidad estúpida y terrible del pecado, nuestros pecados, los pecados de todas las generaciones que nos han precedido y los de todas aquellas que nos sucederán. Todos ellos constituyen la historia más sórdida y negra de la humanidad. Ellos y nosotros, todos, somos los autores y cómplices de la muerte del Señor. Dios quiera que en esta Cuaresma ahondemos en nuestra conversión y sintamos un verdadero arrepentimiento y compunción del corazón.
Ofrecemos esta estación por los más pobres de nuestro pueblo.
ORACIÓN
Señor, te han taladrado las manos y los pies. Te has entregado hasta el final, con el desprendimiento más radical. Te has quedado sin nada; sólo con la cruz. Que aprenda, Señor, de la desnudez de la cruz. Que sepa prescindir de tanto superfluo como hay en mi vida: dinero, comodidad, deseo de poder, que tantas veces me lleva a la insatisfacción, a la tristeza. Que te amé, Señor, sin guardarme nada para mí.
V/. Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.
Amén.
PADRE NUESTRO, AVE MARÍA, GLORIA
PADRE NUESTRO
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.
AVE MARÍA
Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
Te alabamos, te bendecimos, te adoramos,
te glorificamos, te damos gracias por tu inmensa gloria,
Señor Dios, Rey celestial,
Dios, Padre todopoderoso.
DÉCIMO PRIMERA ESTACIÓN
JESÚS PROMETE SU REINO AL LADRÓN ARREPENTIDO
A la derecha e izquierda de Jesús han crucificado a dos malhechores. Y mientras uno lo insulta, el otro reconoce sus errores y se da cuenta de la grandeza del que va a morir junto a él.
Lectura del Evangelio según San Lucas
Uno de los ladrones crucificados le injuriaba diciendo: ¿No eres tú el Cristo? Sálvate a ti mismo y a nosotros. Pero el otro le reprendía:
¿Ni siquiera tú que estás en el mismo suplicio, temes a Dios? Nosotros, en verdad, estamos merecidamente, pues recibimos lo debido por lo que hemos hecho; pero éste, no hizo mal alguno.
Y decía: Jesús, acuérdate de mí, cuando llegues a tu Reino. Y le respondió: En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el Paraíso.
COMENTARIO
El Señor nos llama en esta Cuaresma a la conversión, a rasgar los corazones, no las vestiduras, a cambiar la mente y las actitudes, a volver a dios en definitiva. La conversión del Buen Ladrón perdonado por Jesús, nos sugiere que nunca es tarde para regresar a la casa del Padre. Lo importante es la sinceridad, el dolor del corazón, el arrepentimiento y el propósito de cambiar de vida. No olvidemos que dios paga el mismo salario a los trabajadores de la hora sexta o de la hora undécima que a aquellos que han comenzado a trabajar a primera hora. No olvidemos tampoco que habrá más alegría en el Cielo por un pecador que se convierta que por los noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.
Ofrecemos esta estación el sumo pontífice, nuestro Papa Francisco.
ORACIÓN
Señor, nos vemos pecadores, y nos avergüenza no haber estado, no estar, a la altura de las circunstancias. Que no permanezcamos indiferentes o desesperados ante nuestros errores. Enséñanos a reaccionar, a luchar para salir del pecado, y ayudar también a los demás a salir de él. Que sepamos, Señor, estar muy pegados a Ti; y que te "robemos" el cielo, como hizo el ladrón arrepentido.
V/. Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.
Amén.
PADRE NUESTRO, AVE MARÍA, GLORIA
PADRE NUESTRO
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.
AVE MARÍA
Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
Te alabamos, te bendecimos, te adoramos,
te glorificamos, te damos gracias por tu inmensa gloria,
Señor Dios, Rey celestial,
Dios, Padre todopoderoso.
DÉCIMO SEGUNDA ESTACIÓN
JESÚS COLGADO EN LA CRUZ, SU MADRE Y EL DISCÍPULO
Lectura del Evangelio según San Juan
Estaban junto a la cruz de Jesús su madre y la hermana de su madre, María de Cleofás, y María Magdalena. Jesús, viendo a su madre y al discípulo a quien amaba, que estaba allí, dijo a su madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo. Después, dice al discípulo: He ahí a tu madre. Y desde aquel momento el discípulo la recibió en su casa.
COMENTARIO
La Virgen María permanece en pie junto a la cruz de Jesús, con algunas mujeres y el apóstol Juan. Son el resto exiguo de los discípulos de Jesús que le siguen hasta el Calvario, mientras los demás huyen despavoridos. Los Padres orientales llaman a este grupo, "los que permanecen", los que perseveran, los que no cejan ni dan un paso atrás, los que son fieles hasta las últimas consecuencias. y antes de expirar, Jesús nos entrega como Madre a la Santísima Virgen. Llenos de gratitud por este don impagable pedimos a Madre e Hijo que nos ayuden a ser siempre fieles a nuestro bautismo y a nuestra vocación cristiana.
Ofrecemos esta estación por todos nuestros difuntos.
ORACIÓN
Santa María, Madre de Jesús y Madre nuestra, tú, que estuviste asociada más íntimamente que nadie al misterio del sufrimiento redentor de Cristo, enséñanos a permanecer unidos a Él y a Ti como hizo Juan, el discípulo amado. Ayúdanos para que cuando la cruz aparezca en nuestra vida, también nosotros nos unamos al sacrificio redentor de su Hijo.
V/. Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.
Amén.
PADRE NUESTRO, AVE MARÍA, GLORIA
PADRE NUESTRO
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.
AVE MARÍA
Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
Te alabamos, te bendecimos, te adoramos,
te glorificamos, te damos gracias por tu inmensa gloria,
Señor Dios, Rey celestial,
Dios, Padre todopoderoso.
DÉCIMO TERCERA ESTACIÓN
JESÚS MUERE EN LA CRUZ
Lectura del Evangelio según San Marcos
Y al llegar la hora sexta, toda la tierra se cubrió de tinieblas hasta la hora nona. Y a la hora nona exclamó Jesús con fuerte voz: Eloí, Eloí, ¿lamá sabacthaní? que significa: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? Y algunos de los que estaban cerca, al oírlo decían: Mirad, llama a Elías. Uno corrió a empapar una esponja con vinagre y, sujetándola a una caña, le daba de beber, mientras decía: Dejad, veamos si viene Elías a bajarlo. Pero Jesús, dando una gran voz, expiró".
COMENTARIO
Todo está cumplido. Jesús ha entregado el espíritu al Padre celestial. Pero éste no es su final, porque la última palabra de dios en la vida de Jesús no es una palabra de muerte, sino de resurrección y de vida, la vida que Él le devolverá al tercer día, constituyéndole como rey y Señor de la historia humana y de la historia de la salvación. Por ello, en esta tarde, a los pies del Cristo que reina desde el árbol de la cruz, abramos de par en par las puertas de nuestro corazón para que reine en nosotros y sea en verdad nuestro único Señor. Ante el rey soberano que entrega libremente su vida para nuestra salvación, entreguémosle nuestra vida para que Él la llene y planifique, para que Él la recree y convierta, para que Él la posea y oriente y la haga fecunda al servicio de su Reino.
Ofrecemos esta estación por el grupo de Pastoral Familiar.
ORACIÓN
Señor, has bebido el cáliz de la pasión hasta el final. Tú dijiste que "no hay mayor amor que el de dar la vida por los amigos". Has dado tu vida por amor. Haz que yo aprenda a entregar mi vida a Ti y a los hermanos que me necesiten.
V/. Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.
Amén.
PADRE NUESTRO, AVE MARÍA, GLORIA
PADRE NUESTRO
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.
AVE MARÍA
Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
Te alabamos, te bendecimos, te adoramos,
te glorificamos, te damos gracias por tu inmensa gloria,
Señor Dios, Rey celestial,
Dios, Padre todopoderoso.
DÉCIMO CUARTA ESTACIÓN
JESÚS ES COLOCADO EN EL SEPULCRO
Lectura del Evangelio según San Marcos
Y llegada ya la tarde, puesto que era la Parasceve, que es el día anterior al sábado, vino José de Arimatea, miembro ilustre del Consejo, que también él esperaba el Reino de Dios y, con audacia, llegó hasta Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato se sorprendió de que ya hubiera muerto y, llamando al centurión, le preguntó si efectivamente había muerto. Cerciorado por el centurión, entregó el cuerpo a José.
Entonces éste, habiendo comprado una sábana, lo bajó y lo envolvió en ella, lo depositó en un sepulcro que estaba excavado en una roca e hizo arrimar una piedra a la entrada del sepulcro. María Magdalena y María la de José observaban donde era colocado.
COMENTARIO
El cuerpo del Señor es trasladado al sepulcro, que muy pronto quedará vacío porque, al tercer día, su Padre lo resucitará devolviéndole el espíritu que Él le entregara en el Calvario. En la Ascensión, Jesús retorna glorioso junto al Padre, pero no nos deja huérfanos. Está con nosotros, en su Palabra, en nuestros hermanos, con los que Él misteriosamente se identifica, en la Iglesia, la encarnación continuada y prolongación de Cristo en el tiempo, y sobre todo, en el sacramento eucarístico, donde está verdadera, real y sustancialmente presente, y donde nos espera para que le visitemos, le adoremos y acompañemos para atraernos y configurarnos con Él.
Ofrecemos esta estación por las Hermandades de nuestro pueblo.
ORACIÓN
Señor, la piedra fría del sepulcro recibe tu cuerpo. Es como un eco de nuestras frialdades.
¡Tú, Señor, has muerto por nosotros, y no nos podemos quedar parados, sin hacer nada! Haznos descubrir, Señor, que hay mucho que cambiar en nuestra vida; que es hora de tomar decisiones, de empeñarnos en ser como Tú quieres, respondiendo a lo que nos pides. ¡Nunca es demasiado tarde!
V/. Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador.
Amén.
PADRE NUESTRO, AVE MARÍA, GLORIA
PADRE NUESTRO
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.
AVE MARÍA
Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
Te alabamos, te bendecimos, te adoramos,
te glorificamos, te damos gracias por tu inmensa gloria,
Señor Dios, Rey celestial,
Dios, Padre todopoderoso.
DÉCIMO QUINTA ESTACIÓN
JESÚS HA RESUCITADO
"Se les presentaron dos hombres vestidos de vestiduras deslumbrantes. Mientras ellas quedaron horrorizadas y bajaron la cabeza hacia el suelo, les dijeron:
¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo?
No está aquí. Ha resucitado."
COMENTARIO
Pasado el sábado, María Magdalena y otras piadosas mujeres fueron muy de madrugada al sepulcro. Llegadas allí observaron que la piedra había sido removida. Entraron en el sepulcro y no hallaron el cuerpo del Señor, pero vieron a un ángel que les dijo: «Buscáis a Jesús de Nazaret, el Crucificado; ha resucitado, no está aquí». Poco después llegaron Pedro y Juan, que comprobaron lo que les habían dicho las mujeres.
Pronto comenzaron las apariciones de Jesús resucitado: la primera, sin duda, a su Madre; luego, a la Magdalena, a Simón Pedro, a los discípulos de Emaús, al grupo de los apóstoles reunidos, etc., y así durante cuarenta días. Nadie presenció el momento de la resurrección, pero fueron muchos los que, siendo testigos presenciales de la muerte y sepultura del Señor, después lo vieron y trataron resucitado.
En los planes salvíficos de Dios, la pasión y muerte de Jesús no tenían como meta y destino el sepulcro, sino la resurrección, en la que definitivamente la vida vence a la muerte, la gracia al pecado, el amor al odio. Como enseña San Pablo, la resurrección de Cristo es nuestra resurrección, y si hemos resucitado con Cristo hemos de vivir según la nueva condición de hijos de Dios que hemos recibido en el bautismo.
Ofrecemos esta estación por los cristianos de todo el mundo.
V /. Te adoramos, Cristo y te bendecimos.
R /. Que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.
Amén.
PADRE NUESTRO, AVE MARÍA, GLORIA
PADRE NUESTRO
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.
AVE MARÍA
Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
Te alabamos, te bendecimos, te adoramos,
te glorificamos, te damos gracias por tu inmensa gloria,
Señor Dios, Rey celestial,
Dios, Padre todopoderoso.