REVISTA ARTÍSTICA

Versos entre Orquídeas


Versos entre Orquídeas es el título de la antología poética femenina publicada por Artesanos & Editores en el año 2019.

En este día, en el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, compartimos una pequeña muestra poética, esperamos sea de su agrado.

Versos entre Orquídeas - Selección de Poesía Femenina

Daysi Jiménez

(28 de junio de 1993 - 10 de abril de 2018).

Escritora, actriz y artesana.

Egresó de la Licenciatura en Ciencias del Lenguaje y Literatura por la Universidad de El Salvador en el 2017.

Defensora de los derechos de la mujer y humanos, muy interesada por la promoción artística. Muestra de ello es su legado de escritos diversos entre poemas, obras teatrales, monólogos y talleres literarios que compartió en muchas ocasiones en festivales y eventos artísticos en la cuidad y fuera de ella.

A mediados de 2017 se comenzó el trabajo de edición de su obra poética Ente con Artesanos & Editores para ser publicada dentro de la colección esteoeste.

Claroscuro de mi alma

Una parte se inclina hacia el dolor y el silencio

mientras otra le canta a la vida.

Una añora el reencuentro con la muerte

mientras la otra piensa en retardar su visita.

Una parte del alma no tiene nombre,

ni nacionalidad;

no conoce fronteras ni barreras,

está concentrada en la razón del no ser

y ha perdido todo

porque nunca nada le ha pertenecido,

mientras que la otra se aferra a la ilusión.

¿Dualidad

quién eres?

Tal vez disfrutas ser siempre la incertidumbre entre la duda,

como dama que adora flirtear con el peligro.

Te enriqueces con el dolor ajeno,

te alegras y regocijas,

le temes a la vejez y al olvido.

Estás tan afanada en ser el centro de todo

que olvidas liberar a los hombres de la tensión.

Dualidad

del alma, conozco tu juego.

Me seduces en las noches

y te alimentas de los desvelos.

¿Quién tiene la razón?

¿El sexo sin amor?

¿El llanto sin dolor?

¿O el adiós sin despedida?

La

retraída al espejo que ya nada refleja,

los sueños mecánicos,

también pueden ayudarme a mantenerme despierta.

No

me inclino a la luz ni a la oscuridad;

disfruto verlas pelear,

me mantengo en el centro

y nada más.





Astrid Pineda

(Ahuachapán, 10 de febrero de 1994)

Músico y poeta.

Violinista y fundadora de la orquesta String Orchestra INAH (2011). Fue miembro del taller literario Mario Bencastro, publicando sus primeros poemas en la antología Versos y un Café (2015). Ha publicado otros poemas para la revista italiana Séptima Luna e incluida en la Antología Poética Versos entre Orquídeas (Artesanos y Editores, 2019).

Estudiante de la Universidad de El Salvador en la carrera de Ingeniería Química y ex-miembro de la Filarmónica Juvenil Nacional (2016).

Actualmente es instructora de violín en la Orquesta Infanto-Juvenil de Ahuachapán, de la cual fue fundadora en el 2014, y es miembro del Círculo de Artistas Umbral de la Inspiración.

V.

La tarde se está alejando

y nos volvemos a encontrar

viajando entre carreteras,

canciones y un anhelo,

entre deseos y este dorado

atardecer.

Hemos llegado a nuestro

espacio infinito.

Todo es perfecto,

mezcla de plenitud,

paz y agradecimiento,

el paisaje,

la brisa,

el aroma a ciprés,

el silencio

y la canción del bosque.

-Divago como el viento-

Son tus brazos los que me

devuelven al aquí,

tu respiración tras mi oreja,

tu palpitar tan potente pero

tranquilo,

el calor del cuerpo y un

arrullo.

Me envuelves entre caricias y

besos,

me sostienes en tu mirar.

Todo se vuelve primavera,

-deseo de vivir-.

Se desvanecen los miedos,

florecen versos,

canciones,

-deseo de crear-.

Solo somos tú y yo,

sin máscaras,

sin matices,

sin bemoles ni sostenidos.

Somos tú y yo,

al pie de un atardecer,

viajando al final de la

eternidad.





Suleyma Zavaleta

(Santa Ana, 30 de junio de 1978)

Artista visual y Escritora

Licenciada en Contaduría Pública por la Universidad de El Salvador (2016). Ha publicado Sentimientos en Sílabas (2018) y Equinoccio (2020). Incluida en la Antología de Poesía, lanzada en el contexto del festival literario ¨Luz de Luna III¨ (2017), realizado en Madrid, España y en la Antología Poética Versos entre Orquídeas (Artesanos y Editores, 2019), incluida, además, en el libro Rostros de la Literatura Salvadoreña (2018) de Atilio Munguía.

Creadora de la ilustración litográfica Fusión, portada y contraportada de la antología poética Con aroma a libros (2018), para editores MR artesanal, Arando Letras México.

Ha participado en exposiciones virtuales, tanto colectivas como individuales, a nivel nacional e internacional. Es miembro del Proyecto Cultural Sur y de la IWS (International Watercolor Society). Su obra se encuentra en colecciones privadas en El Salvador y Estados Unidos, y en exposición permanente en Galería All Art Work, Michigan, E.E.U.U.

Se desempeña como columnista editor del periódico El Norteño News, responsable de la sección de arte y literatura, y editora de contenido en plataformas virtuales como Publisuites.

II. En la ventana

Miro al horizonte abrir sus

pestañas,

una paloma gris atraviesa el

cielo,

empieza el día rebosante y con

alas,

te pienso, te beso, te miro y

te anhelo.

Al sorbo de un café te sueño,

a través del cristal tu

silueta imagino,

son mis ojos en su reflejo

pues yo sé que lejos está tu

cariño.

Las manos me tiemblan, suspiro

al viento

al darme cuenta que no te

tengo,

pues aquí te guardo en un

rincón,

un verso, un lienzo y un beso.

Divagan mis pensamientos al

unísono.

Locura matinal me acorrala.

de pronto la razón en su trono

aparece para darme una vil

espada.





Norma Díaz

(Santa Ana, 18 de junio de 1996)

Escritora.

Su poesía ha sido incluida en la Antología Poética Versos entre Orquídeas (Artesanos y Editores, 2019).

Graduada de la Licenciatura en Ciencias del Lenguaje y Literatura por la Universidad de El Salvador en la Facultad Multidisciplinaria de Occidente.

V. Magia

Trato de seguir la línea del polvo de estrellas que dejaste,

para la que nadie tiene ojos,

ésa que la gente no está acostumbrada a ver.

Si

tuviera la oportunidad te elegiría a vos

pero no puedo escribir un destino que no me pertenece

no soy solo yo quien escribo esta historia.

Se supone que vos también debés escribir la otra mitad

sin embargo, no veo las intenciones.

Es

una pena que te quedés con ellos,

los que nunca han visto la magia.

Vos

necesitás…

Que descubran en tus ojos, cada día, un milagro,

que vean la fuerza que llevas dentro,

que alimente la inquietud de tu espíritu,

que te inviten a volar a cada instante.

Victoria Escobar

(Santa Ana, 3 de octubre de 1999)

Poeta.

Fue miembro del Círculo de Artistas “Umbral de la Inspiración” desde el 2013.

Egresada del Técnico en Gestión Tecnológica del Patrimonio Cultural en el Centro de Formación Técnica ITCA- FEPADE.

Ha participado en diferentes recitales, lecturas poéticas y festivales, entre los cuales se pueden mencionar el Festival Regional de Poesía XUAYUAT (2019) y el Cuarto Festival Internacional de Arte y Literatura de Santa Ana (2019).

Algunos de sus poemas han sido publicados en la Antología Poética Versos entre Orquídeas (Artesanos y Editores, 2019).

II.

No seré más la musa de tus

anhelos de eternidad

antes de dormir,

seguiré muriendo con los

recuerdos que entierras

en los camposantos entre sus piernas.

Tú seguirás comparando su

sonrisa con la mía

y encontrarás en cada una un

recuerdo de la otra…

Claudia Rodríguez

(Santa Ana, 2 de enero de 1988).

Poeta.

Graduada de Profesorado en Educación Básica por la Universidad de El Salvador (2011).

Miembro del Círculo de Artistas Umbral de la Inspiración y del Movimiento de Artistas Salvadoreños (MASAL) (2018).

Su poesía ha sido incluida en la Antología Poética Versos entre Orquídeas (Artesanos y Editores, 2019).

II. Punto y aparte

La magia se ha perdido,

el reloj camina en sentido

contrario.

Pienso, luego existo…

Pienso… ¿existo?

Dudas,

celos,

fe,

fidelidad,

lujuria,

¿Amor?...

Estoy confundida, perdida… tal

vez.

Nada es para siempre

porque el “siempre” no existe,

el “nunca” siempre llega,

el tiempo no perdona

y las cosas fluyen de algún

modo.

Me busqué en tus ojos

pero fue inútil.

Tenías tanta belleza dentro

pero no la mía.

Mi luz no te servía.

Me reencontré a mí misma en

otros labios,

en otro cuerpo,

en otra cama,

justo donde la moral no existe

y donde los corazones no se

juntan.

Los “te amo” se desgastan con

mentiras,

con engaños.

Se desgastan cada vez que los

pronuncias…

No me engañas,

yo te engaño,

no me engaño.



Deledda funes

(Santa Ana, 21 de marzo de 1991)

Poeta y cantautora.

Licenciada en Ciencias del Lenguaje y Literatura por la Universidad de El Salvador (2017).

Incluida en la antología de poetas salvadoreños Invisible de la Editorial Pirata Cartonera de Venezuela (2013) y en la Antología Poética Versos entre Orquídeas (Artesanos y Editores, 2019).

IV. Instante

Ya es cara la noche,

por el valor de su tiempo.

Ya veo tu rostro convertido en poemas entre el silencio

en sueños o en un lienzo.

Ya veo mis manos confesando los versos callados del viento,

los de tu figura y la brisa nocturna,

mientras se escucha asomar la madrugada.

Ya es cara la noche

y en vez de tocarte, escribo recuerdos que terminan,

que adormecen y no desaparecen.

Ya este vaivén en una madrugada me endeuda

hacia más tardes cansadas.

El valor del tiempo es agua de río,

reloj de arena,

-arena entre mis manos-

que acabará.

Carlos Quintanilla


Carlos Quintanilla

Santa Ana. Febrero, 1999.

Es estudiante de la Licenciatura en Ciencias del Lenguaje y Literatura en la Facultad Multidisciplinaria de Occidente de la Universidad de El Salvador.

Ha participado en diferentes eventos y lecturas a nivel nacional. Su poesía ha sido publicada en diferentes revistas impresas y digitales de El Salvador, Guatemala, México y Perú. Entre sus publicaciones literarias como académicas se encuentran: La influencia semántica y función del morfema –a- como prefijo y sufijo en las palabras de El Salvador, 2019 (Morfología y sintaxis del español de El Salvador, artículo científico), Entre fusiles, guiones de telenovela y cobardía: reseña y opinión sobre la novela «Si te pudiera mentir» de Berne Ayalá, 2020 (reseña) y Sanguaza, 2021 (Editorial Navegando Sueños, poemario).

***No perdones al sol por hacerte compañía: Dos poemas de Carlos Quintanilla***

Pobre el niño, se alimenta del sol

Sécate, extiende la mano, toma la moneda y

guarda esos céntimos dentro de tu bolsillo roto.

No perdones al sol por hacerte compañía,

no perdones al país, al hombre y al polvo.

Sueña con el calor de una tortilla en la mano,

después quiébrate llorando porque el hambre

no te ha dejado en paz en tu existencia rota.

Los rayos claros y ardientes te alimentarán la tristeza.

El sol te hará soñar con la ignorancia,

con los cantitos de las piedras,

la bienvenida a tu hogar,

el dolor del niño.

Temprano debes de madrugar,

temprano debes de ir al prado de cemento

donde el sol te alimentará... otra vez.


Ahí nomás

Una nube de sentimientos

se tornaba arriba mío,

perfumaba, refrescaba

y mezclaba los olores de mi cuerpo.

Chispeando estaban las gotas

del más cercano río,

entre gritos retorcidos

de sapos de barro.

Ahí nomás estaba yo, arrodillándome,

a medio cántaro de lágrimas,

donde la tarde volteaba a ver hacia otros rumbos

por no presenciar lo que me pasaría dentro de un momento.

Melancolía entre caminatas forestales,

desmoronándome poco a poco,

antes, después

y siempre de agarrar un fusil.

Ahí nomás me encuentro,

apuñalado por mis hermanos,

y no les dolía verme agüitado

porque sabían que morí por mi pueblo…

Gerardo Viana


Gerardo Viana

Santa Ana, 25 de marzo de 1999.

Estudiante de la Licenciatura en Ciencias del Lenguaje y Literatura en la Universidad de El Salvador.

Sus escritos han sido publicados en la revista Eiruku (Argentina) y ha sido seleccionado para la ponencia de sus escritos en la revista Materia Escrita (México).


***Maldita sea esa matriz que no te nombra: Dos poemas de Gerardo Viana***

Harpía

Te parieron con fechorías de un asesino

sin sangre inocente en tu cuerpo mal formado,

pómulo sin lágrimas, óvulo acaudalado,

una bruja quería uvas y formaste olivos.

Te imputé el nombre sin que te hubieran parido,

fruto prohibido del vientre rechazado,

machorra con pavor de un retoño no ansiado

bolsa de carne y nervios meióticos torcidos.

Eres pieza de la penumbra estéril y sorda,

deseando luz del sol, vivirías en la sombra,

crecerías como todo un vil árbol retorcido.

Maldita sea esa matriz que no te nombra

y aquella boca que al grito maternal se oponga.

Amniótico despellejado; el no nacido.




Las Antillas: cumbia en la tierra roja sangre

Patrón azucarero, mezcla de la esclavitud,

usufructo por la mano blanca imperialista,

concentración industrial y mercantilistas,

bribones del petróleo, azadón de la negritud.

Los antillanos condenados de las tierras

su hegemonía avasalla reformas urbanas,

las legumbres sustentan al pueblo con sarna

que se oculta enfurecido en yermos y cierras.

Pauta liberal y su bosquejo de etnicidad,

jocobinos negros con el motín en libertad;

El Black Power a la “barbarie” resucita,

Aliento a la revolución independentista,

caribe anglófono y su elogio de la creolidad

exhortan al paladín anticolonialista.


Alfred Monroy


Alfred Monroy

Santa Ana, 14 de agosto de 1988.

Es director del Círculo de Artistas “Umbral de la Inspiración” desde su génesis un 27 de agosto del 2011. Desde muy joven demostró su gusto por la poesía.

Ha sido partícipe de diferentes actividades de carácter artístico como: recitales, tardes de café, festivales, conversatorios, entre otros. Ha sido publicado en diferentes revistas de América Latina.

***Esta noche es otra noche sin tu cuerpo: Dos poemas de Alfred Monroy***

IV

Esta noche es otra noche sin tu cuerpo.

Una sábana negra enluta mi piel

y se hace pasar por ti,

por piedad,

por pena,

por lástima hacia este inmóvil

e insignificante

charco de soledad.

Esta noche no veo nada a mi alrededor.

Simulo que duermo,

pero estoy despierto y jodido,

y lo único que puedo ver claramente

es que no estás conmigo.


IX

Callada va llegando la hora décima de este obscuro verano.

Morir a las diez pe eme casi todos los días

es como un orgasmo súbito,

es recordar tu nombre y no poderlo gritar.


Waldo Pinto


Waldo Pinto

San Salvador, 26 de agosto de 1997.

Estudia Licenciatura en Letras en la Universidad de El Salvador (UES). Escribe poesía y cuento. Algunos de sus poemas han aparecido en espacios virtuales. Vendedor de maní de vez en cuando.


***Porque me dijeron que eso hacen los poetas: Dos poemas de Waldo Pinto***


PROMESA A MAMÁ


Le dije a mi madre que algún día seré poeta

que no sé cómo se ven, a que saben o huelen

pero no descansaré hasta convertirme en uno,

no descansaré

porque según cuentan la noche es su amiga

y les regala a través del cristal la sabiduría del mundo.


Mi mamá se encogió de hombros

y me dijo -yo confío en vos mijo-


Quizá ya sabe cómo me chillan las tripas

mientras leo a Bukowski

o que nunca he tocado una pistola

y escribo de revolución,

quizá sabe que miento

porque no puedo vivir sin ella

pero ella me quiere ver hecho un poeta

aunque ignora cómo se ven, a que saben o huelen.


Hay días que amanezco sintiéndome un trovador

así que me pongo una boina

me tallo un abrigo

y empiezo a escribir sobre eras pasadas.


Hay días que anochezco y ya no doblo rodillas

porque si allá arriba existe un dios

espero poder odiarlo

porque me dijeron que eso hacen los poetas.


No hay día que no le haga esa promesa a mi vieja

pero ella se encoge de hombros esperando comida

mientras en silencio le reza a su dios

pidiendo que me enderece el camino.


Le dije a mi madre que algún día seré poeta

y me voy dando cuenta que no me veo bien,

tengo un mal gusto y no huelo a nada

pero ella encoge los hombros y me dice:

-yo confío en vos mijo-.

BANGLADESH


Daca

La vida no me merece

aunque con su mano

haya forjado la costura entre mi ingle.


La vida no me merece

y no me arrepiento.


Cada minuto es una canción

ahogada entre mi muerte

cada segundo soy yo

salvando a los que no vinieron por mí.


No te vayas,

sonríe un poco,

la vida es una niña alegre

jugando a tener polen en el pecho.


Kamalapur

Lejos de aquí vas a tener placer

cerca del tren no tendrás nada,

solo a mí.


Toma mi mano

quita el polen de tu pecho

acaricia la dulzura de mis ojos

ayúdame a no morir ahora que te veo.


La vida no me merece

ni te merece a ti


la vida es una vieja sin dientes

con pena a mostrarnos su risa.


Javier Fuentes Vargas

Javier Fuentes Vargas

Santa Ana, El Salvador, 2000.

Poeta.

Estudiante de Antropología Sociocultural en la Universidad de El Salvador.

Su poesía ha sido publicada en diferentes revistas como: “Primera Página” (México, 2019 & 2020), “El Camaleón” (Guatemala, 2020) Revista “Collhibrí” (BUAP, México, 2020) y Revista “Extrañas Noches” (Argentina, 2020). Mención de honor en el festival internacional “Premio a la palabra” por “Duele Igual” (Argentina, 2019), Finalista del XVII concurso literario Gonzalo Rojas Pizarro por “Vaho” (Chile, 2020). Ha publicado: La muerte llegará (El Salvador, Artesanos & Editores, 2019).

***Construir un espacio donde esparcir la sombra: Dos poemas de Javier Fuentes Vargas***

8.

La piedra es una montaña reducida a su origen


inerte,

hasta que la gota erosiona su quietud

y renombra los siglos que la construyeron


sobre ella camina todo lo que finaliza

buscando un lugar

donde guarecer

para no morir


la quietud es el regalo

para quienes saben su inmortalidad.




11.

La única palabra que la ciudad me ha dicho:

caminar.


Ir tras los pasos de todo lo que se aleja:

costumbre que busca desencadenar los miedos.


Construir un espacio donde esparcir la sombra,

donde dejar la crepitación de las hojas

cuando mis pies conversan con sus secretos.


Decir algo más que el camino:

sentarse.

Rafael Sandoval

Rafael Sandoval

Santa Ana, 4 de agosto de 1991.

Músico, cantante, escritor, gestor cultural, fotógrafo, y videógrafo.

Egresado de la Licenciatura en Ciencias del Leguaje y Literatura por la Universidad de El Salvador.

Es miembro fundador, guitarrista, vocalista, letrista y compositor de la banda santaneca Aire Libre. Así mismo, forma parte del Círculo de Artistas Umbral de la Inspiración y es Fundador y director del Proyecto Editorial Artesanos & Editores.

Ha participado en diversos recitales, lecturas y festivales poéticos tanto nacionales como internacionales.

Ha publicado Entre letras y siluetas (Artesanos & Editores, 2017) y ha sido incluido en la Antología Poética Hispanoamericana "No nos tomamos un té con Borges aquella tarde" (Chuleta de Cerdo Editorial, 2020). Posee además otros poemarios inéditos.

***De palabras necias: Dos poemas de Rafael Sandoval***

POEMA XXIII

De palabras necias mi boca se ha llenado.

Mi cuerpo colecciona cicatrices,

las manos de este loco parecen vacías

y la brisa baila sobre ellas

simulando un tango improvisado.

Mi pecho siente su ausencia

y mis ojos buscan los amaneceres que escondía su almohada.

En mi cama habita la ilusión de poseerla,

de ser suyo,

de dejarnos descubrir por el aliento cansado de nuestras bocas,

por las caricias ciegas que encendían nuestro fuego,

aquel que se apagó,

o que ahora arde en otra hoguera.




SOBRE LAS COSAS QUE SE INTENTAN IGNORAR

El cielo jugó a hacernos caricias,

yo tomé las precauciones necesarias.

Hizo muecas para advertirnos el concierto que se asomaba.


No pude hacer más,

no tuve elección,

y estuve a punto de gritar,

de morir,

de matar.


El cielo intentó hacernos caricias,

dejó cicatrices deambulando sin final aparente.

Nos perdimos en el claroscuro de la noche,

fingimos saber lo que hacíamos,

quizás por orgullo,

quizás porque sí,

tal vez porque todos teníamos razón,

y mentimos al creer que nos conocemos,

y conocemos muy bien que nos mentimos.


El cielo nos dio sus caricias,

y esas caricias dolieron.

Daysi Jiménez

Daysi Jiménez

28 de junio de 1993 - 10 de abril de 2018.

Escritora, actriz y artesana.

Egresó de la Licenciatura en Ciencias del Lenguaje y Literatura por la Universidad de El Salvador en el 2017.

Defensora de los derechos de la mujer y humanos, muy interesada por la promoción artística. Muestra de ello es su legado de escritos diversos entre poemas, obras teatrales, monólogos y talleres literarios que compartió en muchas ocasiones en festivales y eventos artísticos en la cuidad y fuera de ella.

A mediados de 2017 se comenzó el trabajo de edición de su obra poética Ente con Artesanos & Editores para ser publicada dentro de la colección esteoeste.

***Te regalo un beso disperso: Dos poemas de Daysi Jiménez***

TE REGALO TODOS MIS ATARDECERES

A la revolución salvadoreña.


Te regalo un beso disperso,

una canción sin voz,

un pueblo alegre y fugitivo

que se nos escapa de las manos,

la promesa de una nación mejor,

la utopía ligada a la razón.

Te regalo el elixir embriagador de mi alma

para que mires tu reflejo.

Observa las cicatrices causadas por los años.

Detén el tiempo mientras clavas tu mirada en mis ojos,

en los que nunca volverás a reflejarte.

Vuela en libertad total,

se leve como el espíritu gitano,

pero por favor nunca más me ilusiones

con tu posible regreso.

Canta, danza, grita,

tienes derecho a existir fuera de serie, libre de materia.


Te regalo el atardecer de esta vida aburrida,

melancólica y colmada de conflictos,

a la cual una vez invitaste a salir de rutina.

Te regalo el llanto invisible por tu ausencia,

el no tiempo, el silencio,

la esperanza marchita.

Te regalo mi espera infinita.

Te regalo la caída del padre sol,

mi única compañía.

Cada vez que él se esconda sabrás que estás conmigo,

pero sin mí.




HORA FÚNEBRE

Estoy otra vez en la triste habitación del silencio

perdiendo el tiempo para recuperar la eternidad.

Surge un mar de dudas,

palabras nunca dichas,

versos incompletos,

cartas jamás escritas,

canciones que no serán escuchadas

y una vida que jamás será vivida.

Sueño con tu abrazo

en los mares paralelos que se juntan

y nuestros suspiros.

¿Quién podría decir que el dolor y la alegría

pueden reconciliarse con el recuerdo?

Estoy de nuevo en esta playa solitaria

retraída por los ecos de una agonía silenciosa y mortal.

Me refugio en la tristeza,

escucho la inmensa soledad que me abraza,

El verso melodioso de la noche

es el evocar tu mirada.

¡Y aún en medio de la tristeza

tengo la dicha de pensarte tanto!


Alberto lópez serrano


Alberto López Serrano

Alberto López Serrano

Colón, La Libertad, 8 de enero de 1983.

Profesor en inglés y en matemáticas. Miembro de la Fundación Cultural Alkimia, coordinador de la peña cultural Los Miércoles de Poesía desde enero de 2008. Director de la Casa del Escritor—Museo Salarrué del Ministerio de Cultura de El Salvador. Director del Festival Internacional de Poesía “Amada Libertad” y del Encuentro de Poesía de San Salvador. Miembro de THT. Ha participado en festivales, encuentros y ferias en toda Centroamérica, México, Cuba, Perú, Bolivia y Colombia.

Poemarios publicados: “La nave falta”, “Cien sonetos de Alberto”, “Y qué imposible no llamarte ingle”, “Montaña y otros poemas”, “El domador de caballos” y “Cantos para mis muchachos”

***Y yo tan seriecito: Dos poemas de Alberto López Serrano***

VVLNERANT OMNES, VLTIMA NECAT

Veinticuatro caballos corren sobre tu espalda.

Algunos se desbocan, te rompen las costillas

si aúlla la trompeta que puya sus caderas.

¡Y creíste que el Pienso les calmaría el trote!

Golpean sus ijares, duro, uno contra todos.

Tu piel resiste apenas la bulla de los cascos.

Algunos han piafado canciones suaves, lentas,

y han mordido tus venas y el aire de tu cuello

mientras sueña tu oído un azul sorprendido.

Patean tus costillas de nuevo cada día.

Veinticuatro caballos corren sobre tu espalda.

¿Ninguno quedará después del arrebato!

Uno tras otro, van desgranando tu espina.

Uno tras otro, pesan y caes contra el piso.

Uno tras otro, a diario regresan y te montan,

se asoman a tus hombros y te escupen los ojos

y drenan con sus lenguas los besos que no diste

alguna noche verde. ¡Aquella noche verde!

Los caballos dormían y la ciudad dormía…

Pasan, pesan y pisan, te rompen las costillas

si aúlla la trompeta que troncha sus caderas.

Uno tras otro, irán cayendo sobre el lodo

de besos y costillas. El último caballo,

abajo, te dirá que subas, que estás listo.




Y QUÉ IMPOSIBLE NO LLAMARTE INGLE

XVII

Y yo tan seriecito,

y yo tan tiernamente pintiparado

y queriendo devolverte el sismo,

o una réplica quizás,

o alguna respuesta que vibre en tu costado,

y yo tan decente y contenido.

Ay, ¿qué respuesta?

Y yo tan prudente

y tú que me alucinas la piel de las costillas

y tú que me curvas la espina de los nervios

Y tú…

Y yo…

Y yo que apenas…

Y tú que tanto me…

Y yo…

Y yo que parecía tan seriecito.

Nelson Alonso

Nelson Alonso

El Salvador, 11 de agosto de 1997.

Estudia Licenciatura en Letras en la Universidad de El Salvador (UES). Escribe cuento y poesía. Sus poemas han aparecido en diversos espacios físicos y virtuales. Está a cargo del proyecto de difusión poética Una verdad sin alfabeto. Vende chocolate artesanal y, a veces, libros.

*** Afuera el mundo quema de distancias: Dos poemas de Nelson Alonso ***

SUENA EL TELÉFONO

Madre, los cigarros que encontró en mi mochila son míos.

No sé desde cuándo,

pero siento la nicotina sobre mis pulmones y duele.

Por eso:

si necesita regañarme,

si necesita decir que soy igualito a papá

puede repetirlo las veces que quiera.

Nunca tuve la oportunidad para disculparme por mi ADN,

para confirmarle que mi respiración atesoró los vicios paternos.

Probablemente me parezca a quien jamás preguntó por su hijo,

a quien supuso que los padres

pueden tener dos o tres familias de reserva.

Tal vez muera, igualmente, en algún autobús en mal estado

o termine en una cuneta que manifieste mi poesía.

Sí, madre, los cigarros que encontró en mi mochila son míos,

también el rostro de mi padre me pertenece.

Estoy consciente de su guerra cotidiana,

de su furia al repetirme que no cometa los mismos errores.

Madre, hoy más que nunca, la extraño...

hoy más que nunca quiero que corrija mi camino.

Afuera el mundo quema de distancias:

suena el teléfono

y por un segundo

los cigarros solo fueron la excusa

para escuchar su voz

una vez más.

DESACOSTUMBRADA

Para Lucio y Adonay.

Todo es un regresar a través de los pasos,

mil novecientos ochenta –mil novecientos noventa y dos,

un viaje inconcluso por la espalda de la bestia.

—Josué Andrés Moz

Desacostumbrada…

heme aquí sobre tu sombra,

sobre tu superficie para pasos rebeldes.

Reclama mi abandono como tuyo:

mis años forman sublevación de carne,

fanatismo de tragedias y risas

que peregrinan bajo peligros de taberna.

Heme aquí,

mientras creo un arsenal de frases espantosas:

el fin está cerca,

tan cerca que me rompe la vida.

Esta tarde esperé la miel,

para mis manos,

germinada;

esta tarde alguien ha muerto a solas

en la esquina de un sueño que no es dulce.

La gente despelleja mi nombre,

me culpa sin certezas legales.

Solo yo conozco la verdad del suceso:

me vuelvo a tu piel fallecida

y lloro porque nace desde mi pecho.

Llora, desacostumbrada,

he aquí tus desperdicios:

una línea de trenes que se quedó sin hierro porque se lo robaron,

un conjunto de casas

(a latas y cartones)

con electrodomésticos de familias burguesas,

un perro aguacatero,

un techado

(que cuando llueve)

se transfigura en alarma de incendios,

equipos de sonido que consternan al prójimo

y un televisor plasma que sobrevive

porque hay fútbol los domingos.

Un funeral de amigos que se emborrachan,

autos que destruyen tristezas cuando un niño descubre a su hermano.

Una madre que grita en su sepulcro.

Pronuncia

—hijo pendejo—

mientras se lanza sobre la tierra.

Y sigue el daño cada dos de noviembre porque no volverá a casa,

a territorios que lo esperan con cinco frutos,

más el que viene brotando con soberbia de cárcel prematura.

[VAMOS CAMINANDO HACIA EL PUEBLO]

Un policía nos reclama

—las manos en la nuca y las piernas abiertas—

porque quiso darnos un sobresalto

y terminó con el juicio lejos del cuerpo.

[UN TRAYECTO EN PATRULLA]

Un pago en hojas verdes

para que solo dieran golpes

sin tener que ir a prisión.

Una marcha interminable

porque dejaron las cervezas en la casa de Lucho,

un niño que se escapa del prostíbulo porque tiene miedo,

una risa de burla sobre sus hombros,

una joven que aspira su cigarro cuando los feligreses no llegan…

otra, avienta con un cartón su zona de trabajo,

un calor, desnudas expectativas que se arman si hay dinero,

un ingreso de siete dólares difícilmente permite cualquier lujo:

—por lo menos vivimos—.

Esa excusa mediocre nos consume la mollera.

Mientras tanto,

en mis sueños,

la rutina no es dura.

Un recién titulado es el gozo del país,

una mujer que vende verduras es tachada como molestia,

una sierva cristiana de ningún modo quiso reprender a su niño,

un vigilante pide identificaciones que significan vida o desvanecimiento.

Una familia desintegrada mira con ojos de hambre,

un muchacho es hallado desnudo,

sobre el piso,

mientras pierde de vista el amor ordenado en la biblia:

una cama no es suficiente para que la infertilidad surta efecto…

No obstante, alguien dice

—es pecado—

y llaman a cualquiera para que martirice al lujurioso.

Esconde tu cicatriz de siglos,

un sueño que fallece,

un padre alcoholizado que contrapone su arma en la frente de su hijo,

otra madre que mira sin hacer nada más que llorar por el miedo.

Piedras,

no de caminos,

sí de hombres minerales que rechazan consuelo;

sí de la marihuana con alcohol farmacéutico y soda,

sí de postes orgánicos que gritan

—allá viene la jura—

y juegan a esconderse entre casas abiertas,

sí del mismo patriarca que padece vergüenza por su engendro,

sí de la romantización sobre el uso excesivo de narcóticos,

sí de cateos en guaridas para desarrollar armas,

sí de canciones para narcos que mueren entre gomas etílicas,

sí de estirpes que gozan su propia carne,

sí de las persecuciones religiosas con frases llenas de salvación,

sí de tragos que forjan disputas a las tres de la mañana…

sí, porque vivo en la mugre de todos,

en la calma temporal que tritura huesos de soberanos y vicios.

Es mi historia la que presento frente a sus narices,

miren mis ojos que dominan el arte de la pena,

oigan mi voz que tiembla en el desaguadero,

entre vómitos ebrios

y barajas con lodo.

Desacostumbrada…

he aquí la bestia,

el mal de cada día:

la peste personal a pobreza que repugna también a sus emparentados.

Qué mejor panorama que la caducidad de mi tierra:

contempla mis palabras de poeta malnacido,

de pobre,

de testigo a la fuerza,

confesor por consuelo

y ganas de lucir a mi nación.

Pues sufro en mi piel la miseria,

pues por locura he visto como alguien se desgaja la vida

y también como mueren las descendencias de la calle a golpizas numéricas.

A veces todo marcha impecable…

luego, hay decapitados bajo una pasarela

que sabe de violencia como de pasos ávidos

y rumbos a la nada,

porque nada nos queda,

ni siquiera una lluvia de plomo que reviente cráneos desconocidos,

ni siquiera un sombrero para quitarnos cuando pase la desventura:

no existen coincidencias de pueblos sepultados,

ni recta sepultura para los impíos.

[ESTE DÍA DESAPARECIÓ LA BESTIA EN UN CAÑAL]

Todos callan,

negando gritos,

mientras termina

(bajo piedras y palos)

que rompen su cadáver.

Nadie, ni su familia

estaba preparada para el quebrantamiento…

entonces regresamos al cementerio

y llora una hermana con voces a su espalda.

Un miedo convive con nosotros,

un homicida explora a testigos del hecho.

La misma hermana anda en busca de venganza:

su hija abre las pestañas

y mira cómo queda

(la poca sensatez)

con sus juegos de culpa.

El delirio es común en su insomnio:

el estudio de su hija ya no importa.

Esa niña comienza su travesía doméstica,

un violador despoja su niñez con caricias.

En el salón hay lágrimas y manos:

—una escuela sin niños es un paso a la necesidad—

dice el anciano mientras le desliza la falda con dureza.

Contempla, desacostumbrada:

este miedo es el verdadero.

Escucha su lamento

que se transforma en odio, odio, odio, odio

¡oh Dios, sálvame!