El periodista está obligado a defender la libertad individual


Antxón Sarasqueta

No hay libertad de expresión y de opinión sin que prevalezca por encima de todo la máxima de la libertad individual. Sin matices.

Quiero destacar este principio básico de la deontología, ética y moral del profesional del periodismo, porque hoy la libertad de expresión y de opinión se ha convertido en un recurso de los movimientos totalitarios. Para quienes en nombre de la libertad de expresión cabe todo, incluidas las versiones y difusión mediática de los planteamientos totalitarios. Y no es así.

En mis cincuenta años de periodista ejerciendo la profesión, he tenido la fortuna de contar con directores de los medios en los que he trabajado que siempre pusieron por encima de todo la defensa de la libertad como premisa, no solo la libertad de expresión.

En mis responsabilidades directivas en la prensa a lo largo de los años, he ejercido el mismo principio básico: la defensa de la libertad individual. Nadie de los profesionales que han estado a mi cargo en distintos medios me pueden decir lo contrario.


La enseñanza del periodismo del saber

Walter Lippmann, Marshall McLuhan, Raymond Aron, en el campo periodístico de los medios y en su dimensión filosófica e histórica, han sido algunas de las principales referencias que me han ayudado a ejercer esta profesión durante tantos años buscando la excelencia profesional y defendiendo la libertad individual.

He aprendido y disfrutado en el campo de la literatura y el reporterismo periodístico con las obras de Gay Talese, las historias que he compartido con Leguineche, Luis Calvo (viejo director de ABC y columnista de alto valor literario), la gran reportera, columnista y escritora Oriana Fallaci, o con Jean-Francois Revel, y Mario Vargas Llosa en los almuerzos que organizaba el editor de Cambio 16, Juan Tomas de Salas en el restaurante Sacha de Madrid. Siempre en todos los debates que tuvimos sobre el periodismo y los casos de actualidad prevaleció la defensa de la libertad individual, más allá de la libertad de expresión, que va de suyo.


Mi trayectoria y experiencia al servicio de la Asociación de la Prensa de Madrid

Con ese afán me he implicado ahora como miembro de la candidatura electoral -como vocal y sin ninguna responsabilidad ejecutiva- presidida por José Antonio Vera para gobernar la Asociación de la Prensa de Madrid (APM) en los próximos años, que se votará este martes 19 de Noviembre. Aportando mi experiencia de haber estado anteriormente en cinco juntas directivas de la APM.

He creído que debía hacerlo porque la aportación al cambio del periodismo profesional en España hoy no es una cuestión menor, de cuestiones asociativas de la profesión, que también, sino de una cuestión mayor como es la que representa defender el principio de la libertad individual, sin la cual todas las demás libertades, incluidas las del periodista y de todos los ciudadanos, quedan al pairo.

Por ejemplo, tengo para mí y así lo avancé en mi último libro publicado ya en 2012, ‘Somos información’ (capítulo VII) que la desinformación es una de las mayores amenazas de nuestra época. Y el periodista debe hacer frente a esta amenaza porque contraviene su deontología y ética profesional. Cualesquiera que sean sus ideas.