Una pizca de justicia
Esta es la segunda novela del comisario Sila, que aparece por primera vez en El Catedrático y protagoniza esta historia. El relato comienza con el accidente de un coche provocado por el lanzamiento de una piedra en la autopista Roma – Reggio Calabria. En el accidente resultan heridos de consideración la mujer y el hijo del conductor, un médico que se dirigía con su familia de vacaciones a Vietri sul Mare, una ciudad cercana a Nápoles. La investigación del suceso lleva pronto a que el grupo del comisario Sila, especializado en la persecución del crimen organizado, tome cartas en el asunto porque detrás de esos lanzamientos de piedras hay una red clandestina de apuestas. Las pesquisas de Sila y sus hombres les llevan a enfrentarse con un problema de mucha mayor envergadura que el de las apuestas.
Las doce hermanas
La tercera novela sobre el comisario Sila comienza con el descubrimiento de la muerte de las doce monjas que quedaban en un antiguo convento vecino a Nápoles. Por razones de los recortes presupuestarios del momento, le toca al grupo de Sila investigar aquellas muertes, que parecen un suicidio colectivo, algo extremadamente improbable en una congregación religiosa. O quizás no tanto. Las averiguaciones del grupo de Sila irán poniendo al descubierto otras historias detrás de aquel suceso, que permiten poner en perspectiva los hechos, aun sin aclararlos completamente. Lo que parecían personajes secundarios terminan siendo la clave de la explicación de aquellas muertes.
Retales
(Extracto del Prólogo)
Si al oír la palabra “Viriato” experimentas el irrefrenable impulso pavloviano de completar la frase con lo de “... pastor lusitano que juró odio eterno a los romanos”, entonces encontrarás aquí algunas vivencias que te resultarán próximas... Así que estas historias pueden ser motivo de recuperar, con una óptica más bien poco dramática, escenas y recuerdos de una vida con etapas de tintes estrambóticos, cuando no peores.
Si lo de Viriato no te dice nada de particular, entonces o eres más joven o ibas a otro tipo de cole que no era el mío. En el primer caso puedes encontrar motivos de sorpresa y entretenimiento al saber que había vida sobre nuestro país antes de la Play-Station, cuando la historia de España era un continuo que enlazaba a este tal Viriato con otro tal Jaime I el Coquistador y, pasando por El Cid, Isabel la Católica y Felipe II, llegábamos directamente a Franco, último cruzado oficial del papado, como quien no quiere la cosa. En el segundo caso, puede servirte para satisfacer tu curiosidad sobre esos mundos paralelos que existen alrededor.
De todos modos, debo advertir que se trata de narraciones poco extraordinarias, menos edificantes y un punto descreídas. Eso sí, todo lo que se cuenta es rigurosamente cierto. Cierto dentro del universo de las verdades subjetivas, que no siempre resultan totalmente armoniosas con el detalle histórico-documental. Son historias contadas como las recuerdo y por tanto tal como viven en mí, con todos sus conservantes y colorantes –que no estoy seguro cumplan al 100 % las normas de la Unión Europea-. Pero es lo que hay.