Azafata de vuelo recién contratada, es muy joven, sin experiencia en este mundillo, con todo nuevo, casi no ha asimilado que le ha tocado el premio gordo con este contrato que ha sido iniciativa directa del director de la empresa que vio su perfil en Instagram y la llamó inmediatamente. Ella, que pensaba dedicarse en su pueblo a vender los productos típicos de repostería, a seguir en lo que seguían las chicas de su pueblo. ¿Cómo iba a pensar en un trabajo fuera de allí? Si era una más. Y de repente, un día, aquella llamada. Tiene un don especial en su forma de tratar a la gente: es delicada, atenta, está a todo, no deja ningún detalle, observadora y controla perfectamente las situaciones más complicadas.
Nunca pierde la calma, ni en las situaciones más duras. Quizás todas estas características son las que buscan en la empresa, una persona que las tiene todas, ¡menudo chollo! “Esto es un mirlo blanco que no hay que dejar escapar” –dijo el director- “tiene que estar con nosotros. El trato a los viajeros será nuestra mejor propaganda, y esta chica nos va a hacer un papel extraordinario” Así que ahí está. Y ella, que no supo decir no, porque siempre dice sí a lo que se la pide.
Pues ¡hala!, a salir de su vida rutinaria y a embarcarse en una empresa que promete ser interesante. ¡Ahí va! Y le dijo que sí sin saber cuánto era lo que iba a ganar.
Un joven, de la generación Z de aspecto llamativo: viste como si no le importara nada y ha estado comiendo algo mientras esperaba en la sala, parecían unos insectos secos…
Su actitud parece bastante reivindicativa, pues no ha parado de hablar por teléfono con alguien, criticando la mala gestión que están haciendo en la compañía de vuelo: no se preocupan de los usuarios especialmente vulnerables, lo único que le importa a los personajillos que están de cara al público es recoger el dinero y chequear papeles…ni un mínimo de humanidad cuando alguien se equivoca de ventanilla, ha perdido los papeles o tiene algo de sobrepeso en su equipaje…
Mecánico a punto de jubilarse, está en el tiempo de descuento, está dando los retoques a unos aparatos antiguos, que repara los daños y se ha dejado la piel pidiendo un cambio en los medios a causa del mal uso que hacen los usuarios. También ha ido enseñando a todos los que han ido pasando por allí. Sabe que le queda poco porque está a punto de cambiar la flota enteran (y claro, a flota nueva, personal nuevo), la empresa ha tirado la casa por la ventana y ha renovado todo, apuesta fuerte por el futuro que ya está aquí.
El piloto es un joven comandante que va a llevar la nave y sustituye al anterior encargado de la flota, con una nave totalmente nueva, diseñada para nuevos tiempos. Ha sido formado en la mejor escuela de aeronáutica y ha ganado hasta dos alas, (en vez de medallas, son alas las que reparten a los que se dedican a pilotar aviones) que lleva siempre en su uniforme. Conoce muchos idiomas y es el que anuncia por megafonía lo que ocurre.
Nadie en la flota lo conoce aún personalmente, su reputación le precede porque muchos trabajadores de otras compañías hablan maravillas de él. Se hace llamar “J”, es muy cercano en el trato pero sumamente responsable en su misión.
Está presente el mecánico a punto de jubilarse, ha sido el primero en llegar y lleva mucho tiempo esperando para embarcar en este vuelo. Al ser trabajador, los vuelos le salen tirados de precio y viaja con frecuencia. Es un poco cascarrabias, le da mucha rabia ver que la compañía ha caído perdido mucho su calidad de atención al publico (cosas que pasan, la gente que empezó trabajando con ilusión se ha acomodado en el puesto) y su tiempo en la sala de espera se ha convertido en una protesta casi continua. Espera que todos esos trabajadores ingratos salgan echando leches de ahí y venga alguien que pueda renovar la compañía.
Un buen rato después de la llegada del mecánico, ha hecho su aparición estelar el joven inconformista con su ropa de elaboración sostenible y sus extraños aperitivos. Se le ve incómodo con la situación y tarda poco en entenderse con el mecánico: ambos se han convertido en la protesta en pro de una mejora de la situación de los usuarios. Están reclamando la atención necesaria y la presencia del capitán.
En el momento preciso hace su aparición la nueva empleada, que antes de embarcar en la nave y atender con cariño las necesidades de los viajeros, se sitúa en el puesto asignado y trata de calmar los ánimos en la sala de espera. Su carácter afable y el deseo de solucionar los problemas y dudas de los usuarios ha generado algo de incertidumbre en los viajeros, ¿será que algo está cambiando, que algo nuevo está sucediendo?
En medio de esta situación de incertidumbre algo llama la atención de la sala: un personaje anónimo, que pasaba de desapercibido en un rincón de la sala, se ha levantado, se ha despojado de una hermosa gabardina y ha dejado ver su uniforme de capitán.
Los pasajeros han quedado boquiabiertos: no creían que el cambio que reclamaban estuviera tan cerca.
El piloto ha pasado junto al puesto de la azafata, sonriendo le ha dicho “Aquí estoy, podemos irnos” y, dándose la vuelta y con gesto amable, ha invitado a todos los asistentes “venid conmigo si queréis llegar a vuestro destino”.