NOBSA
El caso de Julieth refleja una mirada joven y profesional cuyo entorno familiar se encuentra en el universo de la tejeduría.
Julieth, al momento de la entrevista, es estudiante de Negocios Internacionales de la Universidad Santo Tomás, Seccional Tunja. Ella y su familia son del municipio de Nobsa, territorio conocido por ser un epicentro de la fabricación y comercialización de productos artesanales, principalmente tejidos como las ruanas.
Su contacto con el oficio se dio desde que era muy pequeña, pues desde niña conoció "el proceso de hilandería, la parte de las tejeduras, como se preparaba la lana, desde la parte de sacarla de la oveja, hasta su transformación final, para así producirla y llevarla al cliente final."
Su conocimiento es heredado generacionalmente y territorialmente pues su saber pasó desde sus bisabuelas a su propia abuela, de esta a sus tías y a su mamá. Comenta que en el municipio de Nobsa "la mayoría de madres y mujeres de Nobsa que son cabeza de familia tienden a buscar una alternativa económica" siendo rentable el llegar a ser artesanas.
Este relato confirma que las mujeres han sido determinantes para la transmisión de estos oficios artesanales, en su opinión, en la tejeduría en particular, pareciera que "los hombres no cuentan con la creatividad necesaria para poder llegar a diseñar este tipo de prendas de vestir." En su experiencia, ellos aportan en partes dle proceso como el lavado de la lana o el tener los ovillos listos, de ahí en adelante ellas se encargan de confeccionar las prendas.
En su recuerdo comparte la forma como ella fue aprendiendo el oficio, experiencia que fue con su abuela, viendo atardeceres mientras se veían novelas en la televisión. Julieth la observaba hasta que un día le dijo que quería aprender. En su opinión no era sencillo al comienzo y era un "desgaste en las manos terrible", para aprender la colocaban con las agujas en un palo, pero mas adelante y para poderlo hacer mas rápido tuvo que aprender con las agujas en varillita. Fue poco a poco hasta que pudo dominar la técnica. Su madre igualmente aprendió desde los veintidós años así como sus tías. El caso de su abuela responde a otro contexto, pues en su momento las mujeres tenían mayores retos para estudiar. En el hogar de su abuela eran once hermanos de los cuales únicamente tres eran hombres. Al resto de mujeres su bisabuela les les enseñó desde pequeñas, de tal forma que hasta la actualidad aun se dedican a tejer.
Actualmente, el negocio que administra Julieth con su madre da cuentas que una empresa familiar conformada por mujeres. Cuando les llega algún pedido se reparten entre todas las actividades según el tiempo disponible que tenga cada una. Puede ser que una se encargue de hacer los gorros y otras las bufandas. La madre de Julieth suele encargarse de los sacos pues son los que requieren de mayor cuidado. En este sentido, la distribución del trabajo es un proceso orgánico que se distribuye según lo decida la mamá de Julieth pero en común acuerdo con el resto de mujeres.
El mercado de artesanías es estacional y entre los productos mas demandados se encuentran las ruanas. Sin embargo, también se confeccionan gabanes, busos, bufandas y gorros. Según Julieth su madre es la que tiene iniciativas de buscar e investigar y experimentar con los innovación y con esto han experimentado produciendo vestidos de bebé, cuellos o modificaciones en algunas partes de las prendas. Este proceso de innovación o transformación ha sido parte del desarrollo del oficio artesanal, pues de sacar la lana y usarla como cobijas, comenzaron a transformarla para que fuese mas atractiva a los compradores, lo que involucró pensar en las tinturas pues la lana, al salir de la oveja, no es homogénea en sus colores. Con esta necesidad surgieron los telares, con el fin de hacer un producto mucho mas fácil de ser trabajado y con un terminado mucho mas fino.
En la actualidad existen alrededor de cinco telares en todo el municipio. Estos ofrecen el servicio a los artesanos o a quienes sacan la lana de las ovejas para la transformación en ovillos aptos posteriormente para la costura. Según lo que cuenta "ellos te ofrecen que tu lleves la lana pura sacada de la oveja, ellos la lavan y te la entregan, tú escoges el producto final, si es madeja u ovillo, para lavarla es más fácil en madeja, porque cuando tú lavas el ovillo pues obviamente se lava la parte externa, pero la parte interna no. Luego le dan la madeja, se la entregan a mi mamá y ella sigue a tejerlo para hacer el producto final. además esta lana se vende según el peso en gramos de lana".
En tiempos de producción las cuentas que hace son las siguientes, de una madeja de lana pueden salir dos sacos, los cuales toman para su fabricación alrededor de dos días. La ganancia que puede obtenerse restando el costo de la lana e incluyendo el tiempo de dedicación puede ser del 60%, considerando que el precio final para una de estas prendas podría ser alrededor de ciento cintuenta mil pesos ($150.000 COP).
La pandemia las obligó a repensar y a innovar en el modelo de negocio a partir del uso de TIC
Con la llegada del encerramiento forzoso del Covid 19 en el país, el municipio de Nobsa presenció lo que no tenia precedentes: los flujos de ingreso a partir del turismo se detuvieron y tuvieron que enfrentarse a un reto sin igual. Frente a esto, se le ocurrió a Julieth que intentaran vender por internet, lo cual también era una oportunidad para aplicar lo que venía estudiando en la universidad. Por supuesto surgián algunos miedos de su madre quien decía y se preguntaba: "pero ni conocemos la gente, ¿ que tal nos roben?, ¿que no nos consignen?”, a lo que Jlieht contestó dándole confianza y asegurando que en la actualidad existen medios digitales muy seguros para las compras electrónicas. Su experiencia anterior vendiendo maquillaje ya le daba una idea de cómo podía funcionar el asunto.
El siguiente reto que tuvieron que sortear fue el de la logística, pues efectivamente comenzaron a recibir pedidos desde Bogotá pero no sabían si despachar cada producto desde Nobsa y los costos que esto involucraba. En este momento, conectaron con unas tías que viviendo en Bogotá podían encargarse de distribuir las prendas, de esta manera comenzaron a despachar a ellas como centro de acopio unas pocas prendas de cada producto.
El posicionamiento de Julieth dentro de la empresa ha sido un proceso gradual y ha tenido que ganárselo con su conocimiento junto con la disposición de las otras mujeres de escucharla y darle su reconocimiento. Esto lo ve actualmente con su sueño de lograr expandir e incluso exportar sus productos. Y aunque ella sabe que esta idea tiene retos, su familia ya no es tan escéptica, pues si bien alguna vez les comentó la idea y fue recibida como una locura, ahora que ha podido implementar estrategias en el negocio, como ocurrió con las ventas por Internet en la pandemia, es mas tenida en cuenta en su visión hacia el futuro.
Es de destacar que la coneciónd e Julieth con este oficio no ha sido constante ni con la misma intensidad. Nos relata acerca del impacto que puede traer la educación superior el debilitar o fortalecer estos vínculos artesanales. En su caso, para estudiar en la universidad logró ganarse una beca de la empresa Argos, la principal cementera industrial de la región. Ella considera que una vez ingresó a la universidad se desprendió un poco de todo el trabajo de su familia y en su momento no veía que fueran coherentes el uno con el otro. Pasó de vivir con su familia a vivir sola en la ciudad de Tunja y a visitarlos solo los fines de semana, tiempo que dedicaba a sus trabajos académicos.
Más adelante y despues de profundizar en temas de emprendimiento se dio cuenta de la oportunidad que había allí. Posiblemente se había dedicado mucho tiempo a la parte de la producción, en donde veía como "ellas se trasnochan haciendo sacos" y aunque admiraba su labor sentía que no era lo que ella quería por lo cual no le llamaba la atención. Sin embargo, en la universidad reconoció el trabajo de su mamá y el valor de esa tradición del municipio y su potencialidad, de esta manera decidió que por medio de su estudio podía generar empleo e innovar.
Aquí es cuando surge la idea y decide compartirla. Reconoce que "la primera reacción fue la risa ¿cómo se te ocurre? nosotros no tenemos el dinero para mandar tanta cantidad de cosas". Frente a lo anterior , Julieth les comentó que la mayoría de exportaciones son de pequeñas empresas (pymes), aun así su familia no entendían sus conceptos. La respuesta de Julieth fue seguir insistiendo y pensando que existen formas de ver un mundo mas amplio buscando financiación de alguna manera. En su horizonte planteo expandirse primero a otros municipios y mas adelante hacia el extranjero en donde a veces los intermediarios venden sus productos al triple. Luego de eso llegó la pandemia, en ese momento su madre reconoce que Julieth puede tener algo de razón y se abre a la idea de comenzar vendiendo por internet. Como dice ella: "ahí ya como que empezaron a creerme un poco."