La pandemia que paralizó el mundo hace ya cuatro años creó la sensación de que, de repente, de la nada, un pequeño monstruo invisible puso en peligro nuestras vidas, nuestras economías, nuestros futuros. Pero esa crisis, disruptiva y catastrófica, escondió una crisis más profunda que nos acompaña desde hace tiempo y que se ha naturalizado y vuelto invisible: la crisis provocada sobre la sociedad y el mundo por la modernidad-colonialidad. El tiempo, la sociedad, el conocimiento, la economía, el Estado, el individuo… todo fue profundamente transformado. La gran transformación tuvo un gran costo y se realizó a expensas del sentido de comunidad, amenazando, cuando no desterrando, valores morales básicos milenarios como la solidaridad y el bien común. Esa transformación es estructural e interminable. La modernidad prospera en un mundo en movimiento. La crisis creada por la modernidad-colonialidad también la define. Lo que asombra es que sortea las crisis como si fueran circunstancias ajenas provocadas por fuerzas exteriores y no el resultado de su propio funcionamiento. Esas crisis, ya no acontecimientos marginales y de circunstancia, sino elementos constitutivos de la ontológica dominante, demandan la atención que queremos prestarles en este Congreso.
Trabajo, desigualdad y subjetividades laborales.
Ciudades en movimientos, ciudades en conmoción.
Extractivismos, tierra y conflictos socio-ambientales.
Encrucijadas en las luchas y movimientos sociales.
Políticas racistas, antigénero y antidemocráticas.
Discursos, narrativas, verdades y posverdades.
Extinciones, post pandemias y cambio climático.
Estado, (post)nación, burocracias y soberanías.
Tecnofilias y tecnofobias.
(In)movilidades, migraciones y turismos.
Oficio, trabajo y enseñanza en nuestras antropologías.
Enfrentar crisis y sobreponerse no es una novedad para los colectivos (más-que, post) humanos. La imaginación artística, tecnológica, social, política o sensible es un rasgo fundamental de nuestros mundos y el punto de partida para poder transitar y salir de las encrucijadas que enfrentamos. Personas, ideas, mercancías, enfermedades, capitales, identidades, cuerpos y disciplinas son impulsadas por estas imaginaciones a moverse entre fronteras físicas y simbólicas o, muchas veces, a habitar sus limbos. Las antropologías para estos mundos tienen que ser igualmente creativas, seguir el movimiento o habitar sus mismas fronteras sin las garantías del lugar, el tiempo o la sociedad. Este eje invita a pensar en/con estos mundos, trasladarnos con ellos y transformarnos en el proceso; es una invitación a la apertura, la plasticidad, el movimiento, la aventura y el riesgo.
Guerras, posacuerdos y construcción de paz.
Perspectivas de género, acciones feministas y sexualidades.
Pospatrimonio, memorias y verdades en disputa.
Ideologías, desigualdades y activismos por/en las lenguas y el lenguaje.
Investigación-creación, modos de hacer y conocimientos sensibles.
Imaginación sociopolítica y económica.
Creación de mundos en la confluencia de suelos y atmósferas.
Más allá de la salud: políticas alternativas de vida, bienestar y enfermedad.
Experimentaciones transdisciplinares e indisciplinadas.
Socialidades, políticas y cosmologías más que humanas.