Algunas de las ventajas de la arquitectura cliente - servidor, son:
Centralización del control: La administración, seguridad y actualización de los recursos se manejan centralmente en el servidor, lo que facilita el mantenimiento y la gestión de los datos.
Facilidad de escalabilidad: La arquitectura permite escalar horizontalmente añadiendo más clientes o servidores, lo que ayuda a manejar un número creciente de usuarios sin perder rendimiento.
Seguridad mejorada: La seguridad es más fácil de implementar y controlar porque los datos sensibles se almacenan y gestionan en los servidores centralizados, lo que minimiza el riesgo de exposición de información en los clientes.
Actualización sencilla: Las actualizaciones o cambios en la lógica de negocios o en la base de datos se aplican en el servidor, sin necesidad de actualizaciones en todos los clientes.
Optimización de recursos: Los clientes no necesitan hardware potente, ya que el procesamiento más pesado se realiza en el servidor, optimizando los recursos distribuidos.
Manejo de múltiples clientes: Los servidores están diseñados para manejar múltiples clientes de manera simultánea, mejorando la eficiencia del sistema al permitir que varios usuarios utilicen los recursos a la vez.
Fácil mantenimiento: Los administradores pueden controlar y supervisar las actividades desde un punto central (el servidor), lo que facilita el mantenimiento y la corrección de problemas.
Interoperabilidad: Los clientes y servidores pueden estar en diferentes plataformas (Windows, Linux, Mac, etc.) y seguir comunicándose eficazmente a través de protocolos estándar.