Alfredo Chavarría Velasco
Aunque de manera formal es el 30 de mayo de 1972 cuando las ondas hertzianas del cuadrante 104.3 de la frecuencia modulada comenzaron a irradiar la escucha de las y los tapatíos, ya desde las primeras décadas del siglo XX podemos identificar intentos por incorporar este novel invento a las labores de la recién refundada Universidad de Guadalajara.
Los años veinte fueron sin duda la década del auge y la expansión internacional de la radiotelefonía. Para el año de 1923 ya había instalada una estación inalámbrica en los terrenos del Agua Azul, y la radiodifusión había tenido sus primeros ejercicios en nuestra ciudad desde el año de 1924, y de manera sistemática y permanente desde 1928 (González, 1989, pág. 61). Intuyendo su gran poder de difusión, el Ingeniero Don Agustín Basave, profesor de la Universidad de Guadalajara, presentó un proyecto al entonces rector de esta casa de estudios, el doctor Juan Campos Kunhardt, con la intención de establecer "una gran estación difusora de radio”, con fines preferentemente educativos y “como un medio rápido para la difusión cultural” capaz de dar a “conocer a todo el país y al extranjero, principalmente a los Estados Unidos, todos los adelantos que se vayan obteniendo”, “de manera preferente lo relacionado con el arte en todas sus manifestaciones, por medio de conferencias, audiciones, etc." (López, Juan; 1980 citado en González, 1989, págs. 68-69).
Sin embargo, a pesar del interés del rector, este esfuerzo no llega a concretarse. No sólo por la renuncia de Kunhardt en el mes de julio de 1930, sino por las razones que se expresan en los siguientes documentos que les compartimos de los primeros meses del mismo año. Estos revelan las comunicaciones que el rector de la Universidad de Guadalajara establece con el Sr. R. W. Morrison de San Antonio, Texas, en Estados Unidos, -quien al parecer ofreció la donación de un equipo-. En ellas le informa de los usos educativos que darían a esta Estación Transmisora de Radio, convirtiendo a la casa de estudios en “un gran centro de difusión cultural”, propiciando las futuras relaciones de México y Estados Unidos con la propagación del castellano entre los habituados al radio en aquel país del norte, y la enseñanza del inglés a los compatriotas mexicanos.
A partir de estas misivas interesantísimas es posible conocer de primera mano uno de los primeros intentos de la Universidad de Guadalajara para establecer la radiocomunicación, y el por qué ésta no pudo ser llevada a cabo en aquel entonces de la forma planteada.
Carta enviada por el Rector Juan Campos Kunhardt al Sr. R. W. Morrison
Carta del Sr. R. W. Morrison dirigida a Emilio J. Puig, Gerente de la Cía. Eléctrica de Chapala.
Carta del Sr. Emilio J. Puig al Rector de la Universidad Dr. Kunhardt.
Oficio del Director de la Escuela Preparatoria de Jalisco J. Ignacio Calderón
Oficio de respuesta por parte de la Rectoría, respecto a la adquisición del aparato de Fono-radio
Al inicio, el nuevo fenómeno auditivo se denominaba radiotelefonía, era un apéndice de la llamada radiotelegrafía y operaba a partir de estaciones inalámbricas. En el marco de los cien años de la Declaración de Independencia de México, el 27 de septiembre de 1921 se inauguraron las primeras estaciones de telefonía inalámbrica en México, establecidas en el Palacio Legislativo y en el Bosque de Chapultepec, realizando a su vez la primera transmisión oficial por radiotelefonía. Aunque a la par comenzaban a realizarse transmisiones radiofónicas experimentales en distintas partes de la República.
Un documento de 1942 nos da cuenta de cómo la Universidad de Guadalajara se esforzó por proveer la capacitación necesaria que permitiera el aprovechamiento de estos nuevos conocimientos entre los tapatíos, aprobando la creación de la clase de radiotelegrafía en el Instituto Politécnico.