Claustro

El claustro viene a ser en un monasterio el patio central de la casa, lugar de mucho trajín, en torno al cual se sitúan las dependencias ordinarias en las que se desarrolla la vida del monje. 

El claustro, quizá la joya más valiosa del monasterio, es bello y sugerente en su desnudez. Posee la candidez y hermosura de la cosa s sencillas porque es pequeño, austero y sin grandes pretensiones, aunque transmite, a su vez, la sensación del vigor, la reciumbre y fortaleza, propias de los monjes del medievo. Uno de los aspectos que le confieren más valor es la secuencia de los diferentes estilos en los que está construido, reflejo de los distintos modos y gustos que conllevan el paso del tiempo.

El pasillo norte es la más antigua, de finales del siglo XII, contemporánea a la iglesia y representa las vacilaciones de la transición del románico al gótico. El pasillo tiene un ventanal del más puro y primitivo gótico del siglo XIII y el resto es del siglo XIV, de tracerías de un gótico más fino y evolucionado. El pasillo oeste acoge las tres épocas constructivas de norte a sur: dos ventanales del XII, de la transición, dos de la primera mitad del XIII del más puro y recio gótico y otros tres del gótico grácil y esbelto del XIV. Los ventanales de la galería sur, donde se encuentra el lavatorio son de este último estilo en su totalidad. El claustro de Iranzu se construyó, por lo tanto, a lo largo de doscientos años.

Los capiteles de la columnas representan toda una exposición y lección magistral de la flora de la zona, con una riquísima variedad de hojas de los árboles y plantas que abundan en los bosques circundantes al monasterio.

Si en la conformación de los ventanales se puede apreciar las diferentes etapas constructivas, el estilo general de los pilares, nervios de las bóvedas y ménsulas guarda una estética y factura similares en todo el conjunto. Las ménsulas son molduradas sin decoración, los nervios baquetonados con una pequeña variante entre los construidos a finales del XII y primera mitad del XIII y los del XIV. El fuerte toro o baquetón abunda con profusión en toda la fábrica del monasterio, lo hemos visto también en la iglesia. Puede decirse que hay en todos ellos un aire común que sigue el diseño y estructura de los primeros ejecutados en el XII. 

La factura y estilo general de este claustro, así como sus soluciones constructivas tienen una gran semejanza con el de la abadía de Noirlac.