Dentro del programa "Tabancura en Acción", parte fundamental de la formación integral que el colegio ofrece a sus alumnos, se enmarca el proyecto de la "Práctica de Servicio" o Voluntariado. Esta instancia forma parte del curso Servicio y Participación Social dictado en III y IV medio y que, en términos generales, tiene como objetivo formar a nuestros alumnos como agentes de cambio desde una inspiración cristiana fundada en la Doctrina Social de la Iglesia. Este objetivo se alcanza desde el estudio, reflexión y vinculación personal con las principales temáticas de urgencia social del país, así como las instituciones y espacios que influyen en su tratamiento y solución.
Junto a la reflexión teórica, la experiencia tiene un papel relevante en la configuración del curso. Es por ello, que uno de los ejes sobre los que se articula la asignatura es la realización de una práctica de servicio de, al menos, 30 horas en una organización que atienda una de las áreas que aborda el curso.
La realización de las horas de la práctica debe ser idealmente distribuida de manera que semanalmente, entre los meses de abril y noviembre, el alumno destine una o dos horas de servicio en la institución escogida. Una segunda opción para cumplir este requisito corresponde a una participación certificada en trabajos sociales o misiones de verano-invierno organizadas por instituciones distintas al colegio.
"Una educación humanizada, por lo tanto, no se limita a ofrecer un servicio formativo, sino que se ocupa de los resultados del mismo en el contexto general de las aptitudes personales, morales y sociales de los participantes en el proceso educativo. No solicita simplemente al docente enseñar y a los estudiantes aprender, más bien impulsa a todos a vivir, estudiar y actuar en relación a las razones del humanismo solidario. No programa espacios de división y contraposición, al contrario, ofrece lugares de encuentro y de confrontación para crear proyectos educativos válidos. Se trata de una educación —al mismo tiempo— sólida y abierta, que rompe los muros de la exclusividad, promoviendo la riqueza y la diversidad de los talentos individuales y extendiendo el perímetro de la propia aula en cada sector de la experiencia social, donde la educación puede generar solidaridad, comunión y conduce a compartir" (Congregación para la educación católica, Educar al humanismo solidario, 10)
Y si bien la práctica social es objeto de evaluación conforme a lo establecido en el programa de la asignatura, estamos seguros de los beneficios que trae consigo el voluntariado, más aún en el contexto de una educación integral. Entre otros, la posibilidad de conocer y comprender la realidad, adquirir y desarrollar una serie de actitudes tales como el pensamiento crítico, la sensibilización ante los problemas ajenos, la capacidad de trabajar por proyectos y en equipo, y, fundamentalmente, actuar como un agente de cambio social.