La alegría de celebrar juntos

Diana Pujals

Editorial

Como parte de la raza humana, todos tenemos sentimientos. Aunque pareciera que somos todos muy diferentes, no lo somos. Si bien es cierto que tenemos diferentes tonos de piel, personalidades y pasiones, en cada uno de nosotros late un corazón, un órgano que siente y a veces razona más que el cerebro. Los sentimientos dictan más quiénes somos que nuestro sentido común. 


   Los seres humanos, buscamos conectarnos con otros, primordialmente para coexistir. Todos deseamos conectar con los demás, ser vistos, reconocidos y queridos. Cuando uno conecta con los demás, se alimenta el sentido de la esperanza y de la comunidad, de la idea de ser parte de algo mayor, más que un individuo. Esta parte de nuestra naturaleza humana fue arrancada de nosotros al comienzo de la pandemia. Es muy difícil conectar con otros a través de una pantalla. La conexión humana es presencial y se basa en las experiencias reales, compartidas. Es imposible recrear esto virtualmente.

Si tomamos en cuenta las horas en casa versus las horas en la escuela, pasamos más tiempo con nuestros maestros y compañeros de clases que con nuestros padres. Nuestras personalidades, ideas y pasiones llevan la huella de nuestro entorno inmediato: familia y escuela. Las tradiciones que aprendemos en la escuela nos unen y generan memorias que duran para toda la vida. Es por eso que, este año más que nunca, la celebración de “SPIRIT WEEK” ha sido muy especial para cada uno de nosotros. 


En este número de “La Luz Verde” queremos dejar constancia para la historia de nuestra primera “Spirit Week” en la escuela después del cierre del día 17 de marzo de 2021.