OLYMPE DE GOUGES, La ilustrada feminista

OLYMPE DE GOUGES, La ilustrada feminista

El nombre con el que ha sido conocida en la Historia, Olympe de Gouges, debería figurar con letras de oro en el Olimpo de las diosas del feminismo. Fue una mujer comprometida con su tiempo y con su género cuya voz se hizo escuchar dentro del aparente marco progresista y reformador de la Revolución Francesa. Su Declaración de los derechos de la mujer y la ciudadana sería la obra que sellaría para siempre su nombre en la posteridad. Se convirtió en una víctima más de la Revolución al ser sentenciada a morir bajo el filo de la guillotina. En vida, tuvo que enfrentarse con la misoginia habitual de la época y fue descreditada por la incomprensión de sus ideas por parte de muchos de sus contemporáneos. Su obra cayó en el olvido, mientras el desconocimiento y mala interpretación de sus escritos contribuyó a convertirla en objeto de desprecio y burla a lo largo del siglo XIX, donde gran parte de la intelectualidad francesa rechazaba frontalmente la idea de que una mujer hubiera sido ideóloga revolucionaria. Se dijo de Olympe de Gouges que apenas sabía leer y escribir, se sospechó de la autoría de sus obras y se dudó de su capacidad intelectual hasta llegar a cuestionar sus facultades mentales. En los últimos tiempos su figura ha sido reivindicada.

NACIMIENTO

Marie nació el 7 de mayo de 1748 en Montauban, sur de Francia, en el seno de una familia modesta. Se da por seguro que su madre se llamaba Anne Olympe Moisset, una criada, pero existen dudas en cuanto a la paternidad. Consta en los archivos que era hija del esposo de su madre, Pierre Gouze, un carnicero, aunque éste se negara a firmar el acta de nacimiento. Cuando la niña empieza a tener uso de razón, su madre le insinúa que debía la vida al aristócrata y poeta Jean-Jacques Lefranc, Marqués de Pompignan, que nunca la reconoció como hija. También circuló un rumor sugiriendo que era hija ilegítima del rey Luis XV.

MATRIMONIO

Su infancia fue pobre y por tanto falta de enseñanza y cultura. A los diecisiete años contrae matrimonio con Louis-Yves Aubry, dueño de un figón de la región que la aventajaba en edad. Parece que su vida de casada no fue muy feliz cuando, muy decepcionada, calificó al matrimonio de “tumba de la confianza y del amor”. La unión duró tres años. Cuando Pierre, el único hijo nacido de la pareja apenas había cumplido un año, Marie enviudó. El fallecimiento de su esposo provocó su primer acto de rebeldía pública al negarse a tomar el apelativo de “viuda de Aubray”.

EN PARIS

Libre de cualquier otra atadura y, con el firme propósito de darle a su hijo la educación que ella no había recibido, viajó a París. Llevó una existencia burguesa que le permitió no sólo instruir a su hijo, sino colmar sus inquietudes y formarse culturalmente. Decidida a empezar una nueva vida, Marie cambió su nombre por el de Olympe, en homenaje a su madre y, con idea de ennoblecer sus orígenes, añadió un “de” a su apellido, que transformó en Gouges. Emprendió entonces una carrera literaria y, valiéndose del renombre de su supuesto padre biológico, el poeta Jean-Jacques Lefranc, consiguió que se le abriesen las puertas de los salones literarios parisinos, donde conoció a la élite intelectual del siglo de oro francés.

En París se enamora de un oficial de marina llamado Jacques Bietrix De Roziere, propietario de la Compañía Real de transportes militares, quien le pide respetuosamente su mano. Fiel a sus principios, y pese a la insistencia de su familia, Olympe se la niega, lo cual no quita que para que vivan maritalmente hasta la Revolución y que tengan una hija, Julie, que murió a corta edad.

ESCRITORA Y POLÍTICA

Escribió varias obras de teatro y montó una compañía teatral itinerante que recorría la región de París, sin que sus ingresos le permitieran mantenerse. Pero rápidamente sus obras empezaron a ser representadas en teatros de toda Francia. Su obra más conocida, L’esclavage des noirs, fue publicada en 1792, pero fue inscrita en el repertorio de la Comédie-Française en 1785 bajo el título de Zamore et Mirza, ou l’heureux naufrage. Esta obra atrevida pretendía llamar la atención sobre la condición de los esclavos negros, pero Olympe tuvo que enfrentarse con la desaprobación de los actores de la Comédie Française. Ésta dependía económicamente de la Corte de Versalles donde muchas familias nobles se habían enriquecido con la trata de esclavos. Por otro lado, el comercio con las colonias de ultramar representaba entonces el 50% del comercio exterior del país. Olympe fue encarcelada en la Bastilla por medio de una lettre de cachet, pero fue liberada al poco tiempo gracias a la intervención de sus amigos.

Con la Revolución, su obra pudo por fin ser representada en la Comédie Française. A pesar de las presiones y amenazas del lobby colonial, todavía muy influyente, Olympe de Gouges mantuvo una intensa actividad a favor de la abolición de la esclavitud. En 1788 publicó el ensayo Réflexions sur les hommes nègres que le abrió las puertas del "Club des amis des noirs" del que fue miembro. En 1790 escribió otra obra sobre el mismo tema, Le marché des Noirs. Los principales dirigentes del movimiento abolicionista, el abate Grégoire y el diputado girondino Brissot, dejaron constancia en sus escritos de la admiración que sentían por Olympe de Gouges.

En 1788, el Journal général de France publicó dos de sus folletos políticos, tratando uno de ellos de su proyecto de impuesto patriótico que desarrollará más tarde en su famosaLettre au Peuple. El segundo dibujaba un amplio programa de reformas sociales. Estos escritos fueron seguidos de folletos que dirigía periódicamente a los representantes de las tres primeras legislaturas de la Revolución, a los Clubes patrióticos y a diversas personalidades como Mirabeau, La Fayette y Necker a los que admiraba. Se calcula que fueron cerca de 30 panfletos. Fundó varias Sociedades Fraternas para ambos sexos.

Sus trabajos fueron profundamente feministas y revolucionarios. Defendió la igualdad entre el hombre y la mujer en todos los aspectos de la vida pública y privada, incluyendo la igualdad con el hombre en el derecho a voto, en el acceso al trabajo público, a hablar en público de temas políticos, a acceder a la vida política, a poseer y controlar propiedades, a formar parte del ejército; incluso a la igualdad fiscal así como el derecho a la educación y a la igualdad de poder en el ámbito familiar y eclesiástico.

Se dirigió a la reina María Antonieta para que protegiera "su sexo", que decía desgraciado, y redactó la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana en 1791, en la cual afirmaba la igualdad de los derechos de ambos sexos. Asimismo realizó planteamientos sobre la supresión del matrimonio y la instauración del divorcio, la idea de un contrato anual renovable firmado entre concubinos y militó por el reconocimiento paterno de los niños nacidos fuera de matrimonio. Fue también una precursora de la protección de la infancia y a los desfavorecidos, al concebir en grandes líneas, un sistema de protección materno-infantil (creación de maternidades) y recomendar la creación de talleres nacionales para los parados y de hogares para mendigos.

Mujer apasionada y temperamental, apoyó en un principio la monarquía constitucional, pero se adhirió rápidamente a la causa republicana y se opuso a la condena a muerte de Luis XVI. Tomó partido por los Girondinos, la facción más moderada de la Revolución, y advirtió sobre los riesgos de dictadura criticando duramente la política de Robespierre y Marat. Denunció también la creación del Comité de Salvación Pública.

DETENCIÓN

Su defensa de los Girondinos, después de que éstos fueran eliminados de la escena política, le valió ser detenida bajo la acusación de ser la autora de un cartel a favor de éstos. El 6 de agosto de 1793, comparece ante un tribunal revolucionario. Su temeridad se manifiesta entonces de forma estremecedora. En vísperas de una ejecución que hubiera podido evitar, se las toma con Robespierre con una violencia inusitada en la Revolución. La recluyen en la abadía de Saint-Germain-des-Prés, donde le niegan la cura de una llaga infectada en la rodilla, así como la publicación de un panfleto en el que denunciaba las condiciones infrahumanas que regían en la prisión.

Poco después, enferma por culpa de la herida infectada, fue transferida a una enfermería carcelaria. Para que su detención le fuera más soportable, empeñó sus joyas en el Monte de Piedad consiguiendo así que se la trasladara a una pensión burguesa, donde se recluía a los detenidos de la alta sociedad y donde tuvo, aparentemente, una aventura con uno de los presos. Olympe de Gouges reclamó sin descanso que se la juzgara para poder defenderse de las acusaciones que pesaban sobre ella, y evitar así el expeditivo tribunal revolucionario. Con este fin, compuso dos carteles que logró sacar de su lugar de reclusión y que tuvieron una amplia difusión, "Olympe de Gouges en el Tribunal revolucionario" y "Una patriota perseguida". Fueron sus últimos textos.

EJECUCIÓN

El 2 de noviembre de 1793, cuarenta y ocho horas después de que fueran ejecutados sus amigos girondinos, Olympe es llevada ante el tribunal. No acepta abogados porque"sabe muy bien defenderse sola ". Proclama que "si las mujeres pueden subir al cadalso, también deberían subir a una tribuna". Condenada a muerte por haber defendido un estado federado, de acuerdo con los principios girondinos, se declara embarazada. Los médicos consultados se mostraron incapaces de pronunciarse, pero Fouquier decidió que no había embarazo. La sentencia era ejecutable y la condenada aprovechó sus últimos momentos en escribir una carta a su hijo, la cual fue interceptada.

Fue guillotinada al día siguiente. Según la declaración de un inspector de la policía y el periódico Le Journal del editor Perlet, entre otros testimonios, Olympe de Gouges subió al cadalso con valor y dignidad, contrariamente a lo que relataron en el siglo XIX el hijo del verdugo Henri Sanson y algunos historiadores como Jules Michelet. Ella exclamó, antes de que la hoja cayese sobre su cabeza:"Enfants de la Patrie vous vengerez ma mort".Tenía entonces cuarenta y cinco años. Su único hijo, Pierre Aubry, a fin de librarse de la guillotina, renegó públicamente de ella y de sus teorías pocos días después de su ejecución.