Existen ya abundantes publicaciones científicas e informes técnicos[1] que muestran que esta forma de entender y practicar la educación obligatoria, pos-obligatoria y universitaria, tiene efectos muy positivos en los jóvenes puesto que les ayuda a mejorar su desempeño académico, reducir la tasa de abandono, y aumentar sus habilidades sociales y competencias profesionales en el caso de estudiantes preuniversitarios y universitarios.
También existen evidencias sobre los beneficios que este tipo de proyectos y programas tiene sobre el clima de los centros escolares e instituciones que los adoptan y ponen en marcha. Y evidentemente, también las comunidades se benefician al aumentar la estructura organizativa y la participación social de sus conciudadanos. Aunque ya comienzan a extenderse este tipo de proyectos en nuestro país, aún no disponemos de suficientes investigaciones evaluadoras sobre el impacto de los mismos en los distintos agentes y comunidades involucradas.
BENEFICIOS PARA LAS COMUNIDADES
BENEFICIOS PARA LOS CENTROS EDUCATIVOS
BENEFICIOS PARA LA UNIVERSIDAD
[1] Center for Community Health and Evaluation (2009). The Legacy of Partnership. The California Endowment.