CINQUENA OBRA

Estás ahí para ponerte manos a la obra…

Protagonista…; la luz.

Objetos que evocan recuerdos…

Isabel Quintanilla. Habitación de costura, 1974.

La protagonista, por encima de todo, es la luz. Eso es lo que queda claro cuando se observa cualquier obra de Isabel. No hay nada que se escape a su influjo. Es ella, haciendo foco sobre el elemento que menos lo esperes, la que puede hacer grande detalles y elementos que en la obra de otros resultarían totalmente superfluos o, incluso, innecesarios. He ahí ese vaso de duralex o esas granadas ante las que nos podríamos pasar horas, mirándolas, descubriendo cada uno de los pequeños reflejos que la incidencia de la luz causa en la geografía de sus superficies.

Pero Isabel no es solo una pintora de detalles. Estos son solo el primer paso para captar la esencia, la atmósfera de los espacios que aun vacíos, están improntados por las personas que los habitan. No se las ve, pero se sabe que están ahí, que acaban de salir o que quizás entren en cualquier momento y se pongan manos a la obra, de manera probablemente automática porque hay cosas que se hacen con los ojos cerrados de tantas y tantas veces que se han realizado con anterioridad, como es el hacer una llamada de teléfono o las tareas de costura.

Mirar al exterior exige de humildad interior, el hombre interviene sobre el ahí fuera dándole forma, pero la naturaleza manda mucho más en él. Ella es la que decide cuando se ve y cuando no, cuando hay sol y cuando hay luna, con el consiguiente efecto no solo sobre lo que vemos, sino también, sobre como lo hemos de mirar para captar qué es igual y qué es diferente. De nuestra mano queda el adaptarnos a ello para hacer de ambas facetas ese único lugar que habitamos.