Las madres Panda tardan 135 días en alumbrar una camada de dos, a lo máximo tres, ositos Panda. Con tan poca descendencia, cualquier miembro del reino animal se esforzaría por sacar adelante a sus retoños. Pero no la madre osa. Ella selecciona al osezno que mejor le cae para su críanza, y abandona al resto a su suerte. En este caso suerte significa muerte.
El bichito en cuestión nace ciego y no puede caminar hasta los 75 días de edad, ideal para sobrevivir a los depredadores.
No podemos culpar al bebé-Panda de ser débil. Pero sí podemos culpar a su madre de abandonarle durante tres o cuatro horas para atender a su propia alimentación (¿recuerdan los 40 kilos de bambú?). ¿Y donde está el padre mientras tanto?
Independientemente de la suerte del neonato, la osa Panda no tendrá otra camada hasta transcurridos al menos dos años.
Y, ¿ aún les parece raro que los osos Panda estén al borde de la desaparición?