El presente libro, titulado «La insurrección de Arequipa de junio de 1950», de don Guillermo W. Coloma Elías, contiene toda la documentación referente a ese hecho histórico que perteneciera a este destacado personaje del Sur del Perú.
La obra se inicia con el discurso que el Sr. Coloma, como máxima autoridad de la provincia de Islay (Capítulo I), pronunciara el 6 de enero de 1950, con motivo del septuagésimo noveno aniversario de la fundación del puerto de Mollendo. En éste elogiaba al gobierno de don Manuel A. Odría, Presidente de la Junta Militar de Gobierno, por haber aprobado realizar una serie de obras públicas que iban a modernizar a ese puerto, recordando que la primera piedra de éstas fue puesta en una ceremonia especial realizada el 27 de octubre de 1949, siendo padrino el Sr. Presidente, representado por el Subprefecto Sr. Coloma.
En el capítulo II se ofrece toda la información periodística sobre ese aniversario mollendino y se describe el nutrido programa elaborado para celebrar la fiesta y la ceremonia central, presidida por el Subprefecto Sr. Coloma, en la que se entonó por primera vez el Himno a Mollendo, compuesto por fray Carlos Caselli, incluyéndose la letra original de éste.
Además, en los capítulo III, IV y V, se presenta una serie de documentos referentes a la fundación de tres instituciones mollendinas muy importantes, siendo Subprefecto don Guillermo W. Coloma Elías. Son éstas, el Círculo Mollendo de Arequipa, y el Rotary Club y el Club de Leones de Mollendo.
El Círculo Mollendo de Arequipa fue fundado el 31 de agosto de 1949, e instalado, en solemne ceremonia, el 14 de enero de 1950. Los primeros Presidente y Vicepresidente Honorarios fueron don Alfredo H. Roberts Valcárcel y don Gustavo Coloma Elías (hermano de don Guillermo W. Coloma Elías).
Además, en el capítulo IV se ofrece toda la información sobre la fundación del Rotary Club de Mollendo, que tuvo lugar el 12 de diciembre de 1949, y la ceremonia de su «instalación», con la recepción de su Carta Constitutiva, el 23 de julio de 1950. Uno de los fundadores fue don Alberto Gygax Coloma (sobrino carnal de don Guillermo W. y don Gustavo Coloma Elías).El Rotary Club de Mollendo donó a la ciudad portuaria un gran parque infantil, que debe haber sido el más moderno y completo de todo el Perú, inaugurado el 23 de julio de 1950. El padrino fue el Prefecto de Arequipa, representado por el Subprefecto de Islay, don Guillermo W. Coloma Elías.
Y en el capítulo V, se presenta lo referente a la fundación del Club de Leones de Mollendo (26 de noviembre de 1949), siendo su primer Presidente, don J. Oswaldo Cornejo del Carpio (casado con doña Olga Coloma Polar, sobrina carnal de don Guillermo W. y don Gustavo Coloma Elías, e hija de don Ernesto Coloma Elías).El 10 de marzo de 1950, el Presidente del Club, Dr. Cornejo del Carpio, remitió un documento dirigido al General don Manuel A. Odría, Presidente de la Junta Militar de Gobierno, solicitándole se construyera una autopista de Arequipa a Mollendo.
Por último, en el capítulo VI, ofrecemos toda la información sobre la donación que hizo en 1950, don Marcelo Díaz Muñiz (antiguo propietario de «El Porteño»), al Concejo Provincial de Islay, de su importante y casi completa colección de dicho periódico, con el fin de que se conservara como un patrimonio histórico del puerto. Suponemos que esa valiosísima colección debe encontrarse guardada en alguno de los depósitos de la Municipalidad mollendina, ya que no puede haberse perdido.
En los capítulos VII a X se transcribe la valiosa documentación referente a la insurrección de Arequipa, de junio de 1950, que perteneciera a don Guillermo W. Coloma Elías, quien, como la mayoría de ciudadanos del Perú, apoyó al Gobierno del General Odría. También respaldaron al Gobierno, su hermano don Gustavo Coloma Elías, Gerente del Banco de Crédito, en Arequipa, y el Dr. Sixto Chaves y Murillo, Jefe de la Sanidad Militar de Arequipa, hermano político de su hermano don Carlos Humberto Coloma Elías.
Esta documentación ha sido transcrita literalmente, como todos los documentos que contiene este libro, a diferencia de otras compilaciones que no tienen esa característica. Además, al indicarse rigurosamente el nombre del periódico o revista, su número, fecha y página, se ofrece, por primera vez, una colección de gran valor sobre ese infausto hecho histórico.
Es necesario recordar, en primer lugar, cuál era el ambiente político de Arequipa y de todo el Perú, en esa época, y para ello debemos referirnos al Frente Democrático Nacional, que triunfó en las elecciones generales de 1945, llevando a la Presidencia de la República a don José Luis Bustamante y Rivero. Don Jorge del Prado, líder comunista peruano en sus obras «40 años de lucha. Partido Comunista Peruano 1928-1968» (Lima, Ediciones «Unidad», 1968, pp. 27-32), y «El Partido Comunista y la Revolución Peruana» (Lima, Editora Unidad S. A., 1973, pp. 29-34), afirma que en la formación del Frente Democrático Nacional, intervino el Partido Comunista Peruano, junto con el Apra, el Partido Descentralista y algunos personajes. Todos estos documentos se encuentran reproducidos en el Apéndice de este libro.
El gobierno del Presidente Bustamante no fue acertado en cuanto a política económica, por la imposición ideológica del partido que había llegado al poder. Se produjo, entonces, un desabastecimiento casi total de alimentos, combustibles y todo tipo de bienes, y por ello el malestar de la población era cada vez mayor. Además del desastre económico producido por ese régimen, los asesinatos políticos y el levantamiento del 3 de octubre de 1948, nuestra Patria se encontraba en una peligrosísima situación de inseguridad y desgobierno. Esta gravísima situación no podía continuar, y por ello, ese régimen fue derrocado el 27 de octubre de 1948, por el General don Manuel A. Odría; cambio de gobierno, que, por las razones expuestas, contó con un amplísimo respaldo popular.
Es muy grave lo que declara don Jorge del Prado, líder comunista, en sus obras mencionadas (ambas contienen un texto similar), al referirse a la «Insurrección popular de junio de 1950», afirmando que «Bajo la dirección de los comunistas, de la Federación Departamental de Trabajadores y de la Federación de Estudiantes, el pueblo arequipeño respondió a la imposición electoral de la candidatura de Odría y a la masacre (sic) de los alumnos del Colegio Nacional, tomando las armas y forzando al Ejército y a la Policía a replegarse a sus cuarteles». Agrega, además, que «Ante estos hechos, se formó un Comité obrero-estudiantil, se declaró la huelga general, se ocuparon los locales de la Municipalidad, la Universidad, el Colegio Nacional, el aeropuerto, las entradas a los caminos interurbanos, las imprentas, etc. El Comité de la Liga Democrática convocó a cabildo abierto y allí se eligió un gobierno popular provisional (sic), con participación de comunistas, organizándose la milicia popular».
Este político comunista afirma también que «La ciudad permaneció durante 5 días en poder del pueblo. En la lucha armada (sic) éste fue derrotado debido a las vacilaciones de los elementos burgueses y pequeño burgueses del Comité Popular. Pero la huelga general, comandada por los comunistas, terminó por convertir esa derrota en victoria, logrando, a los cinco días, que se levantara la pena de muerte contra los dirigentes de la insurrección, que se pusiera en libertad a los presos político-sociales de Arequipa, que se indemnizara a los familiares de las víctimas, que se destituyera al Prefecto masacrador, y al cabo de unas semanas, se realizara el Congreso de Unificación de la Federación de Trabajadores de Arequipa y el Primer Congreso Regional de Trabajadores del Sur, en los cuales se aprobó exigir la derogatoria de la Ley de Seguridad y luchar por la amnistía general».
Por su parte, don Víctor Villanueva, destacado investigador y autor de libros sobre la historia del aprismo (véase el presente libro), recuerda que «En los primeros días de enero de 1950 se convocó a elecciones generales (…). El 15 de mayo [de 1950] el dictador (sic) aceptó postular su candidatura, en vista de las ‘manifestaciones espontáneas de todas las circunscripciones del país…’, declarando: ‘Yo estaré en el llano el 1° de junio, antes de inscribir mi candidatura’. Las elecciones se realizarían un mes después (…). El Jurado Nacional de Elecciones inscribió la candidatura del dictador (sic) el 5 de junio [de 1950]» (Apéndice).
Afirma Villanueva que «Los amigos de Montagne y enemigos del dictador (sic), crearon la Liga Nacional Democrática, formada por un Partido Social Republicano, un Movimiento Popular Democrático y un Movimiento del Sur, partido y movimientos inexistentes en realidad, que solamente servían para cubrir al partido aprista, cuyo pacto con Montagne (sic) fue denunciado por la revista ‘Etcétera’ en el mes de mayo». Además, agrega que «El 11 de junio [de 1950] el Jurado Nacional de Elecciones declaró sin lugar la solicitud de inscripción de la fórmula de Montagne, ‘porque usó las mismas listas que las que presentó la UR’ [Unión Revolucionaria], además, 1,740 adherentes pertenecientes al partido aprista…, adhesiones que por emanar de miembros de un partido de organización internacional, declarado fuera de la ley, no pueden sustentar… la inscripción de ninguna candidatura’. De las 22,000 firmas que figuraban en la solicitud de inscripción de Montagne, fueron rechazadas 10,000, por dichas y otras razones, quedando solo 12,000, cantidad insuficiente para la inscripción».
Villanueva recuerda que «Tres días después [el 13 de junio de 1950] se producían sangrientos sucesos en Arequipa. Es posible que los estudiantes del Colegio Nacional de Arequipa fueran utilizados como inconscientes agentes provocadores. Una huelga en dicho colegio, quizá si estimulada por el Apra y tratada intemperantemente por la autoridad política, ocasionó la muerte de un estudiante y algunos heridos». Además, «los sindicatos decretaron la huelga general, las clásicas barricadas surgieron como por encanto». «La torpeza de las ‘fuerzas del orden’ agudizó el enfrentamiento. El pueblo se armó atacando a la policía. Los tiroteos duraron tres días».
Y «El Prefecto fue cambiado de inmediato. Lo reemplazó provisionalmente un comandante que, ante una comisión que fue donde él para arreglar las cosas, exigió «rendición incondicional». Los tiroteos continuaron. Llegó de Lima el general Ruiz Bravo, que transó, ofreciendo entregar los cadáveres de los masacrados (sic) para que fueran enterrados por sus familiares, asegurando que no habría represalias a cambio del levantamiento de la huelga. Como la ciudad estuvo durante tres días en manos del pueblo, sin autoridades, se organizó un ‘Comité Cívico’, presidido por el doctor Mostajo». Concluye este autor diciendo que «Tal vez ésta fue una de las razones para que se responsabilizara al general Montagne de los sucesos de Arequipa. Fue detenido, al igual que Mostajo y Luis A. Flores, de la U. R. [partido fascista Unión Revolucionaria]».Por último, «Es indudable que, con pacto o sin él, Montagne tuvo el respaldo electoral aprista. En la prisión, los líderes no pudieron negarlo, ante el emplazamiento que les hicieron [a] los miembros del CR [Comando Revolucionario aprista]. Se limitaron a considerar tal apoyo como una ‘táctica política encaminada a obtener la legalidad y salir de la prisión’».
No debemos olvidar que el Presidente don Manuel A. Odría contaba con un amplísimo apoyo popular en todo el país y era prácticamente imposible, en ese entonces, que prosperara un intento de sedición contra su gobierno. Porque, además de ser Odría el gestor de un gran desarrollo económico y del bienestar general del Perú, revolucionó la educación nacional y construyó muchísimas obras públicas, principalmente en Lima, Arequipa, el Cuzco y Tacna (véase «Las grandes obras públicas realizadas por el Presidente don Manuel A. Odría», de don Guillermo W. Coloma Elías).
La insurrección de Arequipa tuvo su inició el martes 13 de junio de 1950, al llevarse a cabo una huelga de los alumnos del Colegio Nacional de la Independencia Americana (Capítulo VII). Don Víctor Villanueva, como ya lo hemos visto, afirma que «Es posible que los estudiantes del Colegio Nacional de Arequipa fueran utilizados como inconscientes agentes provocadores. Una huelga en dicho colegio, quizá si estimulada por el Apra y tratada intemperantemente por la autoridad política, ocasionó la muerte de un estudiante y algunos heridos».
Se produjo, entonces, una insurrección en la ciudad, e inclusive, entre los sediciosos, hubo varios francotiradores que disparaban sus armas casi en forma permanente. Ellos estaban ubicados en algunos techos de casonas y edificios y en otros lugares de la ciudad. El Dr. Mostajo dice que ni la Liga, ni el Apra ni el Comunismo tuvieron nada que ver con esta insurrección (Capítulo IX), pero afirma que «Eso no significa que en el curso de los sucesos (...) hubiese exaltados que fuesen más allá del límite, ya en la Radios, que, a consecuencia de los mismos tiroteos, no pudieron ser controladas, o ya en las arengas obreras, que muchas veces se confundían con las de otros oradores».
El miércoles 14 de junio de 1950, a las 2 de la tarde, se reunió un grupo de ciudadanos, en el local de la Municipalidad, para deliberar sobre la situación existente en la ciudad. En la Cámara de Comercio de Arequipa (Capítulo VII) se informó que a esta reunión «concurrieron numerosas personas, en representación de las principales instituciones de Arequipa, (…) personeros de los Bancos, de la Beneficencia Pública, de la Sociedad Agrícola, de la Asociación Farmacéutica, de la Asociación de Impresores, de la Asociación de Criadores de Lanares, de clubes sociales, además de los delegados de las instituciones de trabajadores y estudiantes, y de otras personas». Asimismo, el Dr. Mostajo testificó (Capítulo IX) que en la mencionada reunión se estableció una Junta Institucional, que él presidió, la cual «no lo fue de Gobierno Nacional, sino de Gobierno local, y la eligieron representantes de todas las instituciones oficiales y de las principales asociaciones y los Gerentes de los Bancos [don Gustavo Coloma Elías, del Banco de Crédito; don Luis Llosa García, del Banco Agrícola], reunidos en Cabildo Abierto».
La Comisión nombrada por la Junta Institucional de Gobierno Local, unas horas después se reunió con el Prefecto don Daniel Meza Cuadra (Capítulo VII). La Comisión mencionada logró convencer al Coronel Meza Cuadra de que renunciara a la Prefectura, información que aparece en notas periodísticas que se transcriben en este libro. En dicha renuncia el Prefecto manifiesta que «atendiendo a la solicitud de la Junta de Gobierno Local, hago renuncia del Comando político y en consecuencia entrego la Prefectura de Departamento al Dr. Francisco Mostajo» (Capítulo VIII).
En un penoso incidente ocurrido en la Plaza Mayor, ese día miércoles 14 de junio, en la tarde, perdieron la vida don Arturo Villegas Romero y don Carlos Bellido Gutheridge (Capítulo VII), que habían sido enviados como «parlamentarios» por el comité popular, para reunirse con el Comando Militar. En una revista cuya información se transcribe en este libro, se informa al respecto, señalando que ellos «confundieron la ruta a seguir, conforme estaba establecida, o que la acción de los francotiradores reanudó el tiroteo, en el momento mismo en que salían los parlamentarios, confundiendo a los soldados que no respetaron entonces la tregua». Agregan que creer «Eso es más leal (sic) y más digno. Lo que corresponde y merece nuestro pueblo y nuestro Ejército, que nunca matan por la espalda y a traición».
El jueves 15 de junio de 1950 se constituye una Comisión Conciliadora, que se entrevistó con el Prefecto ese mismo día, aprobándose acuerdos que fueron comunicados inmediatamente por la radio (Capítulo VII). En la prensa limeña (Toda la información periodística mencionada en estas notas se encuentra en este libro, con todas sus referencias completas), se informa que a esa reunión asistieron «el Alcalde de la ciudad, el Presidente de la Corte Superior, representantes de la Banca [don Gustavo Coloma Elías y don Luis Llosa García], el Comercio y la industria y elementos destacados de la población, a fin de cambiar ideas en orden al restablecimiento de las actividades, tomándose importantes acuerdos».
Al día siguiente, viernes 16 de junio de 1950, se lleva a cabo una sesión extraordinaria de la Cámara de Comercio de Arequipa, para tratar sobre los hechos ocurridos en la Ciudad Blanca (Capítulo VII). A ésta «Fueron especialmente invitados los señores Gustavo Coloma y Luis Llosa García, en representación de los Bancos». Además, la Comisión Conciliadora se reunió con el nuevo Prefecto, General Alejandro Ruiz Bravo, tal como lo informara la prensa, llegándose a una serie de acuerdos. Esta Comisión también acordó con los dirigentes sindicales el levantamiento de la huelga, ese día viernes 16, al medio día (Capítulo VIII). También se informa que el Comando Supremo Sindical de Obreros y Empleados de Arequipa levantó el paro general, el 16 de junio «desde la media noche» (Capítulo VIII). Además, ese día llegaron a Lima los cadáveres de dos oficiales y seis soldados, muertos en la insurrección de Arequipa (Capítulo VII).
El sábado 17 de junio de 1950 se llevó a cabo el sepelio de los muertos civiles en el cementerio de Arequipa (Capítulo VIII). Además, en la prensa se registra que «el sábado funcionaron, en parte, el comercio y varias empresas industriales», debido a que en la reunión del día anterior «no alcanzaron a estar presentes algunos de los dirigentes laboristas» (Capítulo IX). Y el lunes 19 de junio de 1950, tal como lo informara el diario mencionado, Arequipa recobró la normalidad, desenvolviéndose «normalmente todas las actividades» comerciales e industriales, «quedando, consecuentemente, suspendida la paralización general».
Don Guillermo W. Coloma Elías (Arequipa, 1884 – Mollendo, 1955) fue hijo de don Cayetano Coloma y Valencia (Oficial del Ejército de Reserva de Arequipa en la Guerra del Pacífico) y de doña Rosario Elías y Rivera. Casó en Mollendo con doña Esther Gygax y González, hija de don Adolfo Gygax, Cónsul del Imperio Alemán en Islay y Mollendo y de doña Fortunata González y Ponce de León.
Se desempeñó como Gobernador de la Plaza de Mollendo desde el 31 de mayo de 1935 hasta 15 de marzo de 1946, y del 17 de octubre de 1947 hasta su fallecimiento (27 de julio de 1955), en los gobiernos de los Presidentes don Oscar R. Benavides, don Manuel Prado y Ugarteche, don José Luis Bustamante y Rivero y don Manuel A. Odría. Debido a esa razón es que se hizo cargo de la Subprefectura de la provincia de Islay en varios periodos.
Sus hermanos fueron don Carlos Humberto Coloma Elías (casado con doña Néstora Chaves y Murillo, hermana del ilustre médico arequipeño Dr. Sixto Chaves y Murillo, Miembro Honorario de la Academia Peruana de Cirugía, casado con doña Catalina López de Romaña y Castresana), don Ernesto Coloma Elías (casado con doña María Polar y Ugarte; fue Gobernador de Mollendo del 3 de marzo de 1964 al 4 de septiembre de 1969, y del 15 de febrero al 12 de abril de 1972), don Gustavo Coloma Elías (casado con doña María Pardo Moller) y don Julio Héctor Coloma Elías (que falleció joven).
Fueron sus hermanas, doña Elvira Coloma Elías (casada con don Luis Alberto Barreda y Zegarra), doña Rosaura Coloma Elías (casada con don J. Ernesto Gygax y González), doña Emma Coloma Elías (casada con don Marcelino J. Nieves y Pino) y doña Eva Coloma Elías (casada con don Jesús Gutiérrez Medina, hermano del notable jurista arequipeño Dr. César Gutiérrez Medina, Decano del Colegio de Abogados de Arequipa).
Este libro es el vigésimo sexto volumen de la Colección de Documentos Históricos de Mollendo y la provincia de Islay, y consta de diez capítulos y un apéndice. El primer capítulo se refiere al discurso del Subprefecto don Guillermo W. Coloma Elías en la ceremonia conmemorativa por el septuagésimo noveno aniversario de la fundación del puerto de Mollendo; el segundo, a las celebraciones por dicho aniversario; el tercero, a la inauguración del Círculo Mollendo de Arequipa; el cuarto, a la fundación del Rotary Club de Mollendo; el quinto, a la fundación del Club de Leones de Mollendo; y el sexto, a la donación realizada por la empresa periodística «El Porteño» al Concejo Provincial de Islay.
El capítulo séptimo trata sobre el inicio de la insurrección de Arequipa, de junio de 1950; el octavo, al fin de dicha insurrección; el noveno, a la labor del Dr. Mostajo en la pacificación de Arequipa; y el décimo, al retorno a la paz y la normalidad, en la Ciudad Blanca. Como apéndice ofrecemos documentación muy poco conocida sobre la intervención del Partido Comunista Peruano en la insurrección de Arequipa de 1950, según testimonio del jefe de dicho partido, y la participación del partido aprista en dicha rebelión. Asimismo, presentamos a los lectores un índice onomástico y toponímico que facilitará sus consultas.
Hace cincuenta y ocho años que tuvo lugar la rebelión de Arequipa, iniciada como una huelga de los alumnos del Colegio Nacional de la Independencia Americana y, por la falta absoluta de tino de las autoridades competentes, convertida en una insurrección que afectó gravemente a la Ciudad Blanca. Afortunadamente, retornó la paz y se reestableció la normalidad, tal vez por el gran arraigo popular que tenía el General don Manuel A. Odría, en Arequipa y en todo el resto del Perú.
Como lo expresara don Guillermo W. Coloma Elías en su discurso en la ceremonia por el septuagésimo noveno aniversario de la fundación de Mollendo, «Nuestro Gobierno, señores, a quien tengo el honor de representar en este momento, ha manifestado su decisión de lograr, por fin, el gran desarrollo del Perú», y por ello, en todo el país «se valora la gran obra constructiva que lleva a cabo nuestro Gobierno, en la ejecución de un importante plan vial, obras de saneamiento urbano, nuevas irrigaciones, hospitales y locales escolares».
Lima, 13 de junio de 2008.
Estos libros son indispensables
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