Introducción
Desde tiempos muy remotos el hombre sintió la necesidad de contar sus rebaños, hacer trueques, realizar intercambios comerciales, llevar un calendario que les permitiera saber cuál era la mejor época para la siembra y cuándo debían recogerla. Había que contar los días y para ello utilizaban números naturales, el hombre ha sentido el deseo de contar antes, incluso, que el de escribir, pero la utilización de los sistemas actuales de cálculo, incluyendo el cero, es relativamente reciente. A partir de ahí, se ve obligado a contar. Y es precisamente eso lo que viene haciendo desde tiempos inmemoriales con el fin de adaptarse al medio, aprovechar las oportunidades de su entorno, evitar amenazas y transmitir bienes a otros miembros de la especie.
Cuando los hombres empezaron a contar usaron los dedos, guijarros, marcas en bastones, nudos en una cuerda y algunas otras formas para ir pasando de un número al siguiente. A medida que la cantidad crece se hace necesario un sistema de representación más práctico.
En diferentes partes del mundo y en distintas épocas se llegó a la misma solución, cuando se alcanza un determinado número se hace una marca distinta que los representa a todos ellos. Este número es la base. Se sigue añadiendo unidades hasta que se vuelve a alcanzar por segunda vez el número anterior y se añade otra marca de la segunda clase . Cuando se alcanza un número determinado (que puede ser diferente del anterior constituyendo la base auxiliar) de estas unidades de segundo orden, las decenas en caso de base 10, se añade una de tercer orden y así sucesivamente.
Desde hace 5000 años la gran mayoría de las civilizaciones han contado en unidades, decenas, centenas, millares etc. es decir de la misma forma que seguimos haciéndolo hoy. Sin embargo la forma de escribir los números ha sido muy diversa y muchos pueblos han visto impedido su avance científico por no disponer de un sistema eficaz que permitiese el cálculo.