PRESENTACIÓN

Durante años, se ha subestimado la posibilidad de que las personas con Discapacidad Intelectual y del Desarrollo (PDID) presenten trastornos psicopatológicos y/o conductas que nos preocupan. Esta falta de reconocimiento proviene tanto de profesionales como de gestores sanitarios, quienes consideraban estas afecciones menos debilitantes que la propia discapacidad intelectual o simplemente como una consecuencia inevitable de la misma. Esta coexistencia de discapacidad intelectual y del desarrollo y enfermedad mental ha sido generalmente ignorada, infra diagnosticada y, por ende, no tratada adecuadamente. Reiss (1982) describió este fenómeno como “diagnóstico eclipsado”, refiriéndose a cómo las alteraciones de conducta atribuidas a la discapacidad intelectual pueden enmascarar un proceso psiquiátrico subyacente.

Es crucial destacar que la mayoría de las personas con ambos diagnósticos rara vez son evaluadas correctamente ni reciben la atención adecuada en los servicios de salud mental y otros dispositivos socio-sanitarios. Estos servicios carecen tanto de los recursos necesarios como de profesionales con la preparación y formación adecuadas. La falta de conocimientos y experiencia de los psiquiatras, psicólogos, pedagogos y neurólogos ha sido uno de los principales obstáculos hasta hoy.

Para una persona con discapacidad intelectual y del desarrollo, la coexistencia de un trastorno mental adicional puede requerir una atención más intensa y mayores necesidades de apoyo, afectando gravemente su calidad de vida si no se diagnostican y tratan eficazmente sus problemas psicopatológicos y alteraciones del comportamiento.

Observaciones clínicas indican un aumento en la incidencia de patologías psiquiátricas en personas con discapacidad intelectual, con estudios que muestran una prevalencia entre dos y cuatro veces mayor en comparación con la población general.

Existe una evidente carencia de formación especializada en este ámbito, a pesar de la clara importancia y alcance del problema. Las organizaciones que prestan servicios a estas personas están colaborando con la administración regional y nacional para desarrollar estrategias de capacitación y formación del personal en las redes de atención. Sin embargo, estas estrategias suelen ser acciones formativas aisladas, limitadas a la escuela de ciencias de la salud y administración pública, sin permitir una profundización de calidad en este ámbito.

Por ello, es imperativo en nuestro país y nuestra comunidad, al igual que se está promoviendo en otras universidades españolas, la creación de un Máster Universitario que complemente la formación necesaria para una adecuada atención a este colectivo.