SAN GERÓNIMO, PATRÓN DE ESTEPA
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BREVE HISTORIA DE ESTEP
En la sierra sur de la provincia de Sevilla, en la falda norte del CERRO SAN CRISTÓBAL de la sierra EL BECERRERO, se asienta el pueblo de Estepa (Sevilla), actualmente tiene unos 11960 habitantes y una extensión de 190 Km. Cuadrados y se encuentra casi equidistante de Sevilla, Córdoba y Málaga. Por esta ciudad han desfilado casi todas las civilizaciones de la Antigüedad, como lo demuestra los distintos hallazgos arqueológicos aparecidos tanto en la población actual como en las proximidades de la misma, y cuya historia se remonta a:
La Astapa púnica fue destruida por Roma en el año 208 a. c. Los Astapeños, estepeños de nuestros días tienen nombre inmortal en la historia del patriotismo y del valor humano. Durante las luchas sangrientas entre cartagineses y romanos, tomó partido de los primeros. Sitiada por las legiones latinas sus habitantes hicieron prodigios de valor, y desconfiando de obtener una capitulación honrosa, emularon el heroísmo saguntino, amontonaron en la plaza pública las cosas más preciosas, les prendieron fuego y se arrojaron a las llamas. En su lugar se levantó Ostippo. Pero el odio al romano continuó en la comarca durante muchos años. Seguramente por ello surgieron los salteadores de caminos, más bien de calzadas romanas, y del primero que se tiene noticia fue de un tal Coracotta, que llegó a ser indultado por el propio César ante la imposibilidad de ser capturado.
También en época árabe, entonces se llamaba Istabba, existieron salteadores; algunos tan importantes como Aliatar, yerno del mismo Boabdil. La ciudad se conocerá con el nombre de Estepa cuando Fernando III la conquista en 1240. Se incorpora así a la corona de Castilla y se erige en frontera cristiana con el reino de Granada. En 1261, Alfonso X el Sabio la entrega a la Orden de Santiago, en cuyo poder permanecerá hasta bien entrado el siglo XVI.
En el siglo XVI, Felipe II, vende la villa a los CENTURION ORIGINARIOS de Génova (Italia) que fueron los primeros marqueses de Estepa, los que impulsan la economía local y la población alcanza su mayor esplendor artístico y monumental durante los siglos XVII y XVIII. En esa época se reforma el antiguo Alcázar y se levantan numerosos conventos, palacios e iglesias que conformarán la atractiva fisonomía de la ciudad actual.
Cuna de conquistadores como JUAN TORRES DE VERA Y ARAGON, fundador de la actual ciudad Argentina de CORRIENTES en 1.588, estando Estepa hermanada con dicha ciudad, desde el año 1.988.
Estepa fue declarada ciudad por Real Decreto de 20 de abril de 1886, bajo el reinado de doña María Cristina de Borbón. Con esta declaración, la reina regente manifestaba su reconocimiento al municipio por su progreso en la agricultura, su constante aumento en número de habitantes y su fiel adhesión a la monarquía constitucional.
A partir de ese decreto, el tratamiento de la ciudad de Estepa y de su Ayuntamiento sería de ilustrísimo.
Los principales sectores económicos de la localidad son la agricultura, la ganadería y la industria confitera. La arquitectura religiosa de esta ciudad monumental presenta diversos estilos. La iglesia de Santa María se alza en la cumbre de la localidad. Conserva restos medievales recientemente restaurados.
El convento de San Francisco muestra la decoración dieciochesca y en el retablo mayor del de Santa Clara se conjuga los estilos platerescos y barrocos. Ambos conventos se levantaron por orden de Juan Bautista Centurión y aún recortan sus siluetas en las alturas estepeñas.
En la iglesia de los Remedios se conserva un notable retablo mayor del maestro astigitano Cerreño y relieves de temas evangélicos en el camarín.
Entre el caserío de Estepa destaca la esbelta torre de la Victoria, erigida en el año 1790. Contiene cinco cuerpos y un capitel labrado, y se considera el monumento histórico-artístico más representativo de la ciudad.
También debe visitarse la iglesia del Carmen, con una atractiva portada labrada en mármoles policromos. Muestra una exuberancia barroca muy cercana a los modos cordobeses.
Entre los edificios civiles más interesantes de la ciudad hay que citar el palacio de los marqueses de Cerverales. Su fachada barroca aparece decorada con columnas salomónicas y sirenas. El recinto amurallado y la torre del Homenaje del antiguo Alcázar son vestigios de la Estepa medieval. El ambiente del mediveo también permanece en su casco antiguo, uno de los mejor conservados de la provincia de Sevilla. Los museos estepeños de Historia Local y del Mantecado informan tanto del devenir de la ciudad, como de la dilatada historia dulcera que tanta fama le ha proporcionado.
Estepa se alza en un cerro situado casi en el extremo este de la provincia de Sevilla, a medio camino de Málaga. Desde el municipio se divisa el valle del río Yeguas, que se une al Genil ya en el límite provincial.
En el siglo XV, con la progresiva pérdida del carácter militar por la desaparición del peligro exterior, la población comienza a crecer extramuros, ocupando la falda norte del cerro, en las inmediaciones de la Puerta de la Coracha. Es la única área posible de expansión, porque hacia el sur y hacia el este la imposibilitan las fuertes pendientes y los molestos vientos. En el siglo XVI, el recinto fortificado de la colina se reserva para el palacio de los marqueses (el antiguo alcázar) y para la iglesia de Santa María. En la zona extramuros, se formaliza un eje urbano que sigue el camino de Sevilla (la calle Veracruz) conduciendo a la Puerta de la Coracha. En la falda inmediata a ésta surgen la Plaza Vieja y la calle San Juan, como prolongación de la calle Veracruz hacia el este. A finales de siglo, el núcleo llega por el oeste más allá de la iglesia de los Remedios y por el este hasta el barrio de Santa Ana.
Durante el siglo XVII, la parte baja del núcleo sigue creciendo, al tiempo que la colina se va vaciando de contenido residencial. El desarrollo sigue marcado por la topografía, surgiendo una nueva calle sensiblemente paralela a la anterior, adaptada a una curva de nivel más baja y partiendo del mismo punto de origen, la iglesia de los Remedios. La nueva calle se denomina Mesones (más adelante Roberto Osborne), ocupando una posición central en ella la iglesia del Carmen. El espacio ocupado por el núcleo urbano a finales del siglo XVIII es el mismo que a finales del XVI, pero es ahora cuando se colmata de edificaciones. El proceso de crecimiento a lo largo de diferentes curvas de nivel origina en ese momento un núcleo de morfología lineal con manzanas alargadas, en el que las calles transversales siguen las líneas de máxima pendiente y salvan los desniveles mediante escalinatas. A mediados del siglo XVIII, se abandona el palacio, lo que precipita la degradación de las escasas edificaciones residenciales existentes en el cerro.
Durante el siglo XIX, se rompe el desarrollo lineal en sentido este-oeste y surgen manzanas alargadas en dirección norte-sur, que parten de la Plaza del Carmen (que constituye el espacio urbano central) y se prolongan hasta la carretera Sevilla-Málaga. Estepa presenta en ese momento una forma aproximadamente triangular. Después de la Guerra Civil, el número de habitantes se estabiliza, a pesar de lo cual la localidad ha continuado su desarrollo, colmatando los espacios vacíos existentes entre el borde del centro histórico y la travesía, creando nuevos asentamientos industriales y residenciales en el llano (al norte de la carretera) y situando las industrias y talleres más molestos en el ángulo sureste, a espaldas del cerro.
Estepa es declarada en 1.965 Conjunto Histórico Artístico, destacando entre sus edificaciones de interés el Convento de Santa Clara (siglo XVII), la Iglesia Parroquial de Santa María de la Asunción (siglo XVII), la Torre del Homenaje y el propio recinto amurallado, el Convento de San Francisco (siglos XVII-XVIII), las iglesias de San Sebastián (siglo XVI), del Carmen (siglo XVII) y de Nuestra Señora de los Remedios, la Casa-Palacio de los Marqueses de Cerverales (siglo XVIII) y la Torre de la Victoria.