Nerón 37 – 68 d.C. (Emperador 54 – 68 d.C.)
Nerón estaba más interesado en el arte y los entretenimientos sexuales que en gobernar y, para empezar, tuvo la sensatez de poner a Roma en manos de los confiables consejeros Séneca y Burro.
Pero pronto las cosas empeoraron. Luego de haber dormido con su madre, la hizo asesinar por conspirar contra él. Se permitía el pasatiempo vulgar de la actuación y las carreras de carrozas, e hizo asesinar a su esposa para poder casarse con su amante Popea (a quien más tarde mató a patadas, estando ella embarazada).
Su impopularidad lo llevó a ser erróneamente culpado por el Gran Incendio de Roma del año 64 d.C. Típicamente, Nerón le echó la culpa a los cristianos, que eran una secta religiosa menor, poco popular. Hizo matar a miles de ellos, tanto en el Coliseo como sumergiéndolos en alquitrán y usándolos como velas humanas.
Con la corriente firmemente en su contra y una plaga de conspiraciones para deponerlo, finalmente Nerón se suicidó a la edad de 30 años.